Convención fecunda
Con la convención, el reloj del perredeismo histórico acaba de sonar la alarma de la realidad para que se repare en el tiempo perdido y aceptar que los miembros del PRD institucional, quieren a Miguel Vargas como su presidente y candidato a la presidencia de la república en el 2016. Por tanto, no hubo sorpresas en los resultados de la convención, fueron los esperados; sin embargo no faltan los sorprendidos, que recrean una aparición de la Virgen, en que unos caen de rodillas y otros dicen que es alucinación. Un sector de antiguos miembros del PRD, en una modalidad de equizofrenia, se colocan la máscara determinista de ser “mayoritario”, porque aunque Colón llegó en 1492, todavía existe gente que anda por esos lares, descubriendo a América; y hasta olvidando que Jesús, con sus doce apóstoles fue una pírrica minoría; y que hoy, casi la mitad de la población mundial es cristiana, igual no recuerdan que era mayoría la multitud vociferante, que condenó al redentor y salvó a Barrabás. Los autoproclamados “mayoritarios”, pasándose de contento, momentaneamente podrían movilizar a algunos incautos, porque como dice al puebl “todo el que se va morir se mejora”; así algunos aspirantes a posiciones al congreso y municipios, sucumbirán al sonido seductor que conduce a la fatalidad y al encanto atractivo del peligro. Pero los sensatos, más temprano que tarde, volverán a integrarse a su Alma Mater política, conscientes que en el PRD institucional, Miguel es quien reparte la mermelada de las candidaturas y se pondrán en fila, en procura de su cucharada; mientras los tercos, que continuen avinagrándose en su propia salmuera, le podría llegar el crujir de dientes al terminar con las manos vacías. Siempre, los estrafalarios de la democracia, cargados de eufemismos y metáforas, retuercen la verdad, vendiendo la idea de que la democracia se construye a base de populismo; prometiendo solución a todo, en orfandad de diálogo y reflexión. Las carencias del PRD para ganar elecciones no están en la falta de simpatías , aceptación popular y leltad; sino en la falta orden, coherencia y un capitán con brújula. Esto me recuerda a Doña Caró, que muy entrada en años y con limitaciones visuales, debía ser asistida para ir a ejercer el voto; y una vez allí en el colegio, le insistía repetidas veces a su acompañante “Ayúdame, que es por jacho que quiero votar, es por el jacho que voy a votar”, sin reparar en padrón, programa o candidatos, solo en su entrañable jacho. No es ocioso recordar, que cuando el PLD ganó las elecciones de 1996, su militancia y padrón, eran de apenas 13,000 miembros y mas truinfos no pueden haber logrado. Es evidente que un padrón real, sincero y eficiente; no debe ser de simples simpatizantes; pero si de militantes comprometidos de jornada completa y permanente. Si antiguos perredeistas ya militan en un nuevo partido, nadie entiende la pertinencia de que se ocupen en fiscalizar las actividades, padrón e interioridades del PRD, pues la única explicación seria que mentalmente moran en un cuadrado redondo, ocupándose de los asuntos ajenos. Quizás para confirmar que el absurdo y la estupidez son populares y no producen salpullido ni mal de orines. rubenpresbot@yahoo.com