¿Cómo te sientes?

            -¿Cómo te sientes?–, esa fue la pregunta que me hizo un viejo amigo cuando nos encontramos un día después de mucho tiempo sin vernos.

            Al oírlo, llegó a mi mente el poema de Freddy Miller, donde responde una pregunta bastante parecida con un: –“¿Qué cómo estoy?, ¿y cómo habría de estar? Como me ves, sencillamente”.

            No puedo negar que me sentí tentado a dar a mi amigo la misma respuesta dada por el poeta Freddy Miller, pero me contuve al pensar que quizá podía tomarla a mal, considerándola una respuesta descortés o un sustituto de un: Qué te importa.

            Y para no sentirme mal conmigo mismo, opté por pensar que el amigo no se refería a mi apariencia física, que estaba a la vista, sino a mi interioridad. Esto es, que lo que quería saber era si interiormente me sentía ser un adulto mayor, o un viejo, o lo que es lo mismo, un anciano.

            Desde luego que en ambas situaciones se tiene mucha edad, sin embargo, la forma en que se mira la vida y el porvenir parece ser lo que establece la diferencia. Un adulto mayor y un anciano sin duda sienten el peso de los años y por dicho peso, ambos tienen sus rodillas resentidas y la espalda encorvada. Pero mientras el anciano mira su situación con pesar, el adulto mayor encuentra en ella una razón para bromear.

            Los muchos años causan deterioro en los tejidos y las células, pero no tienen por qué afectar el espíritu. El anciano se siente abatido y solo deja de quejarse del presente cuando se refugia en los recuerdos de su pasado. El adulto mayor, en cambio, al tiempo de manejar su presente se ocupa de trazar planes para el futuro. No le teme a los progresos de la tecnología y se muestra dispuesto a aprender para no permanecer al margen de los avances.

            Mientras el viejo o anciano excusa su falta de iniciativa para aprender nuevas cosas señalando que ya la mente no le sirve para nada, el adulto mayor se afana por indagar qué cosas nuevas puede aprender o se dispone a aprender cosas que pudiéndolas haber aprendido en su niñez o juventud no lo hizo; como montar bicicleta, usar patines, aprender a nadar y otras muchas más.

            El caso es que el adulto mayor procura llevar una vida activa y no se encierra en un cuarto o se sienta en una mecedora a ver pasar la gente, como hace el anciano. El adulto mayor siempre tiene cosas por hacer en el presente y proyecta acciones para el futuro. El anciano se la pasa rumiando el pasado en el presente y demuestra un miedo pavoroso al futuro. No tiene agenda porque no se siente en capacidad de emprender nada.

            Pueden tener las mismas arrugas, pero mientras las del anciano denotan frustración y amargura, las del adulto mayor son el resultado de sus sonrisas. Entretanto los ojos del anciano muestran cansancio, en los del adulto mayor se advierten sus esperanzas en el porvenir.

            No cabe duda, los años pasan y pesan cuando se pasa de los 60. Pero es uno quien decide la forma en que enfrenta la vida. Si con ilusiones o con pesadumbre, si rumiando los recuerdos o procurando experiencias nuevas. Si arrastrando los pesados años o disfrutando de su compañía.

Yo no sé cómo se sientan mis amigos contemporáneos, los que quedan, pero yo no me siento anciano, me siento un adulto mayor cargado de ilusiones y pretendo que siga siendo así, hasta que muera.

jpm-am

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Cuco
Cuco
1 Año hace

Somos de opinión,que las autoridades de nuestro país,las presentes y las futuras,deberían hacer esfuerzos en establecer en nuestros centros de enseñanzas,desde primaria hasta secundaria,con mucha prioridad,clases de desarrollo de Inteligencia Emocional,por maestros bien capacitados en la materia.
Esa iniciativa,le haría muy bien a nuestro país,en todos los sentidos.
Se sufre mucho por ignorancia,Millones piensan sufrir es virtud

Leandro
Leandro
1 Año hace

La mayoría de los viejos dicen: “yo me siento bien, el problema es pararme del asiento

Leandro
Leandro
1 Año hace

Lesale

Mónica
Mónica
1 Año hace

Es verdad Dr, que diferencia tan grande entre las dos situaciones, pero no solo es de los adultos o ancianos, también los jóvenes que aún con la juventud por delante se sientes viejos y cansados. Hay que tomar la vida con alegría, el solo hacer un chiste de como nos suenan los huesos al caminar ya es síntoma de que nuestro espíritu es grande. Yo solo espero que al ir pasando los años en mi cuerpo, mi espíritu se mantenga vivo y lleno de amor ❤️

Cuco
Cuco
1 Año hace

Le enviaré esté artículo a mi amigo Sostenes,se ha sentado a la orilla del camino,a leer libritos de Marcial la Fuente y escuchar en un radio grabadora Phillips,canciones de Leo Marini y Blanca Iris Villafañe .
– Sostenes avivate, sácale los pasitos a los setentas y ponte en los tiempos que contentan-,ponte en moda,con » una chapiadora». JJJJJJJJJJ