OPINION: Como descubrir fraudes impositivos en la RD

Durante 14 años, fui empleado del Impuesto Sobre Renta, la famosa Renta, de Republica Dominicana.    Fui entrenado por los mejores, Lic. Florencio Lorenzo Silva, maestro de muchos, EPD, Doña Patria Anzellotti de R, Luis E. Tonos, y muchos más.  Aprendí cómo se descubrían los fraudes y cómo lo hacían. Eso fue un proceso.

Hoy no veo nada nuevo, excepto la componenda de usar los créditos del Itebis.  En  1983, cuando comenzamos como parte del equipo técnico del Itebis, siendo profesor del Instituto de capacitación tributaria, notaba ese abuso muy incipiente o quizás no era dominado por los contadores. Hoy todos lo saben.

Miren cómo se hace la trampa:   Utilizar sociedades fantasmas y # de contribuyentes, NCF no autorizados (falsos) para simular costos y gastos con la intención de disminuir ilegalmente los impuestos a pagar (ITBIS e ISR).   Realizar compras e importación de materias primas con el fin de producir clandestinamente bebidas alcohólicas destiladas (ron, whisky, licores y vinos) para posterior venta y dejar de pagar el impuesto correspondiente (ISC).

Fui en Rentas Internas parte de equipo alcohol, tabaco y casinos y salí como encargado de patentes, cuando destituyen a Juan Echavarría, técnico amigo de Jorge Blanco, por muchos chismes.  Nunca fue sometido a justicia ni probados los cargos en su contra.

Ha llovido mucho desde allá, pero la esencia sigue.  Presentar reportes y declaraciones juradas sustentando compras ficticias y adquirir bienes provenientes de actividades ilícitas, es algo cultural y poco sancionado en Quisqueya.

Planifiqué como Enc. de programación del ISR, junto a Tonos, un plan de auditorías masivas cortas, solo revisar pocas cuentas del contribuyente, pero no se ejecutó pues preferían las auditorias exhaustivas. Recuerdo pasarse 5 meses en una Industria;  eso implica un alto costo fiscal con poco rendimiento, por la amistad que se hacía en cinco meses con funcionarios de empresas intervenidas, pero yo era un empleado y los jefes de inspección y estudios técnicos imponían su criterio, y yo obedecía.   O me iba, o acataba.  Preferí renunciar aceptar traslado al  equipo itebis y me fui con ese mismo mes con  Echavarría, quien me postuló como su subdirector, pero eso no cuajó con Jorge Blanco, no tenía padrinos en palacio.

Volviendo al tema, la estafa al Estado estaba de tal manera planificada que cuando las no integradas oficinas de tributación interna, tres  recaudadoras muy separadas, descubrían las operaciones coligadas en el conjunto económico de un evasor, éstas eran trasladadas de inmediato a otra de las empresas del Grupo, y así lo informaban a algunas de las empresas con las que sí realizaban operaciones legítimas, señalando que la nueva empresa “es parte de nuestro grupo empresarial y la estaremos utilizando para nuevas órdenes de compra”, rezaba su comunicado.

Hoy, el actual director Lic. Magín, del DGII, saca la artillería y se empieza a respetar en tribunales y fiscalía a la tributación interna.   Lo admiro, aunque no pasará del 2020. La política, señores, no hay continuidad con un plan.

No es cierto que canceló 300 empleados, pero remeneó la mata.

Creo que  BanCentral, DGII y Tesorería- Contraloría deberían ser independientes de movimientos por designaciones políticas.

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