¡Cisne Negro, estocada al PRM!
En un principio, Miguel Vargas habló con sinceridad de la conformación de un frente opositor, y para arribar al mismo era lógico que proclamara que ese frente, por una serie de razones lo encabezara el PRD, procurando llegar con cierta holgura a la mesa de las negociaciones.
El agrupamiento de toda la oposición, era la única alternativa posible para un desempeño digno en las próximas elecciones. Así lo entendíamos todos, hasta que Luis Abinader logró ganar la convención interna del PRM.
A partir de ese momento los “asesores” de Luis, expresaron que el PRD estaba totalmente reducido y que Miguel Vargas tenía que plegarse a ellos pura y simplemente, porque Miguel, nada aportaba al flamante candidato “Modernista”.
El presidente del PRD resistió con estoicismo espartano, las maledicencias del grupo desertor. Se estima que fue muy generoso al guardar tan prolongado silencio. Los peremeistas entendían que Miguel Vargas estaba acorralado, atrapado y sin salida y que de manera genuflexa llegaría a ellos en procura de migajas.
Al anunciar el acuerdo político con el partido de gobierno, Miguel Vargas nos obliga a rememorar a Nassim Nicholas Taleb, autor del libro “cisne negro”, en cuyas páginas analiza los acontecimientos inesperados, aquellos que reúnen las características con el impacto de lo altamente improbable, y que agarró literalmente a los peremeistas “asando batatas”, propinándoles una estocada mortal. ¡No contaron con su astucia!
En su alocución dirigida al País, en la que anuncia un acuerdo sin precedentes en la historia política dominicana, su visión de futuro señala que han quedado atrás las divisiones del pasado y que estos tiempos imponen las coaliciones, que permitan unir fuerzas para el cambio verdadero, que a grito reclaman nuestros pueblos.
Sabiamente, Miguel Vargas, se coloca por encima del liderazgo común, al deponer por ahora sus aspiraciones presidenciales. Un pacto de doce puntos con el PLD en procura de un plan de nación, catapultan su liderazgo, permitiéndole al PRD conservar su cuota de poder y participar en un gobierno compartido, que le permitirá al partido de la esperanza nacional, renovar sus fuerzas y alzar el vuelo como el ave fénix.
Las elecciones del próximo año, es el debido proceso que exige el protocolo electoral del sistema democrático en que vivimos. No hay que tener espejuelos para ver desde ya, el arrollador triunfo de esta histórica coalición, que marcará un hito en la historia política de la república dominicana.