Atontamiento electoral

 

 

En tiempo de campaña son muy tradicionales los subterfugios que se utilizan con la intención de desconectar la inteligencia de nuestro pueblo.

 

Nuevamente nos encontramos en esta ocasión con  un intento de llevar a los electores a un atontamiento presuntuoso.

 

Hasta el campesino del más recóndito lugar del país conoce que las encuestas sobre preferencias electorales realizadas por teléfonos son excluyentes y deficientes.

 

En el presente proceso electoral, al igual que en el pasado, un grupo de “empresarios” ha gastado pólvora en garzas contratando a la firma norteamericana Zogby Analytics, la cual recientemente publicó los “resultados” de una encuesta telefónica sobre intención de voto.

 

Evidentemente se ha recurrido a la Zogby para tratar de contrarrestar los resultados de las últimas encuestas de Greenberg-Diario Libre y Gallup-Hoy, en las cuales se advierte que Danilo Medina ha superado el 60% de la intención de voto de los consultados.

 

Nuestros ciudadanos más simples pueden desvelarles a los ejecutivos de la Zogby y a los “empresarios” que la contrataron, los peligros que supone una predicción electoral sobre la base de consultas por la vía telefónica.

 

Pese a que la cobertura telefónica ha crecido mucho, las encuestas realizadas por esa vía presentan un sesgo  derivado de la desconsideración de los hogares sin ese servicio y de personas sin celulares.

 

La telefonía móvil ha ido sustituyendo a la fija, pero las tres principales compañías telefónicas tienen torres de celulares y  sólo un diez porciento de nuestro país está cubierto por señal.

 

Las encuestas telefónicas tienen una sobre-representación, además de que la representatividad de la muestra puede estar afectada por la calidad de los listados que se utilizan.

 

En virtud de que no existen guías de teléfonos móviles, se fabrican listados de números usando el marcado al azar mediante generación aleatoria.

 

Esos listados de ninguna manera cumplen con  los requisitos que debe tener una muestra de la población a consultar para que la predicción.

 

Las consultas telefónicas no tiene el  aval técnico-científico que debe caracterizar a esas mediciones, toda vez que esos sondeos también carecen de un  nivel de confianza.

 

Nos referimos a una muestra que represente de manera genuina al universo social, en sus características de edad, sexo,  posición económica y  que además también tenga una estratificación geográfica.

 

Los sondeos telefónicos no toman en consideración el alto número de abonados de las compañías telefónicas que cuelga el teléfono y no responde. Las empresas que se dedican a realizar encuestas por teléfono no ofrecen detalles acerca de la magnitud de las llamadas que son rechazadas.

 

Ese rechazo afecta la representatividad de la muestra y está bien claro el hecho de que los resultados de un sondeo por teléfono  no serían los mismos si los que cuelgan hubieran expresado su candidato preferido.

En fin, las encuestas hechas por llamadas telefónicas de ninguna manera pueden hacer una predicción electoral que proyecte la opinión de toda la población, pues en la misma la exclusión es significativa.

jpm

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