Ahora le toca a San Cristóbal
San Cristóbal es la
única región del interior que su alma parece vivir en la Capital, si vivir es
compartir y hacer de esa gran urbe el centro de sus principales actividades. A
veces nuestra ciudad semeja ser otro de los barrios periféricos de Santo
Domingo.
La historia recuerda
cómo en el origen pertenecimos al Distrito Nacional, éramos una Común
dependiente de esa jurisdicción y aún elevada a la categoría de provincia,
durante decenas de años ha sido difícil romper los lazos con ese padre de
antaño, que sin querer extiende su dominio más allá de sus límites.
El que sale del
Distrito Nacional llega a San Cristóbal sin advertir que a sus espaldas quedó
el Malecón, solo la triste sequedad del río Nigua nos despierta del ensueño de
la capital. Para algunos, al degustar los pasteles en hoja terminan cambiando
los canales capitalinos y adentrándose en las calles de una ciudad donde el
fantasma del Dictador deambula no solo por las noches.
El eco necio de un
“Viva Trujillo” nos recuerda que tras la muerte del tirano la urbe quedó en
espera de un redentor que le dé identidad propia y reivindique el destino de
esta comunidad, que marcha con lentitud hacia un extraño progreso o parece no
concluir su largo calvario.
Bartolomé Colón fue el
fundador de San Cristóbal, se dice que atraído por las famosas minas enterradas
en el subsuelo de su espacio vital, lo que nunca pensó Bartolomé fue en la
naturaleza y en la forma de esas minas. Hoy esas riquezas no están sembradas en
sus tierras sino en su inmenso patrimonio humano, que está a la espera de otro nuevo descubridor que sea capaz de
transformar a San Cristóbal al nivel de su potencialidad.
La nostalgia de un
pasado que no termina de pasar debe quedar olvidada, porque ni la Fábrica de
Vidrio, La Armería, Miss América y mucho menos la licorera La Altagracia
resucitarán como en otra época. El deber es impulsar nuevas formas de empleos.
Este y otros retos
están inscritos en la agenda de un solo de sus políticos. Quizás sea para su
pueblo la mina de capacidad, experiencia estatal y talento de liderazgo de
mayor valor. Explotar con provecho este recurso oriundo de nuestra patria chica
es una oportunidad. Es decir, un “ahora es”. Y si es ahora, no debe existir
postergación por ningún tipo de miedo. Por tal razón, sin temor, “ahora le toca
a San Cristóbal”.
Y esta oportunidad
tiene una dimensión en el tiempo y en el lugar en que conviven los Sancristobalenses
o sancristoberos, todos los sectores sociales y profesionales están convocados
ante el gran desafío nacional que significa gritar con intensidad para que se
escuche en el país entero la frase, “ahora le toca a San Cristóbal”.
No hay después, es
ahora la oportunidad para elevar hasta las alturas del Palacio Nacional a uno
de nuestros hijos más meritorios: Juan Temistocles Montás Domínguez –Temo-. Como
el sol ilumina los senderos de nuestros pasos por la vida, la consigna enrumba el
camin «todos a acompañar al candidato de nuestro pueblo en su
trayectoria hacia el poder, porque “ahora le toca a San Cristóbal”.