Acuerdo escolar
La educación dominicana desde básica hasta pre-universitaria necesita una modificación a fondo. Hay que re-escribir la mayoría de los textos, adecuarlos a los nuevos tiempos, y los que no sirven, tirarlos a la cesta de los papeles. Si hacemos un análisis a fondo de las calificaciones de los nuevos profesionales, llegaremos a la conclusión de que la etapa fundamental de la enseñanza es un fracaso.
No solo es la edificación de escuelas y nuevas aulas, se necesita más. Hay recursos para contratar a más profesores, pero la mayoría de los aspirantes son rechazados por no tener la exigida preparación. Fallan los aspirantes a profesores, pero así mismo sus instructores tienen que ser colocados en la pica de la reprobación.
Cuando existe un estudiante malo, hay que buscar inmediatamente a su profesor. Casi siempre cuando el muchacho falla y no entiende la clase, el profesor es malo, no conoce a fondo su materia y está incapacitado para impartirla, o en caso contrario, carece de la empatía para darse cuenta de cualquier requiebro de personalidad y actitud del muchacho.
Tengo esperanzas en la mejoría de la educación dominicana. Se que esos cambios se tienen que dar, pero haciendo una revisión de los programas de estudios, y sacando a las editoras del negocio de lanzar libros todos los años, a pesar de que hay circulares del Consejo Nacional de Educación que fijan la utilidad de esos textos por tres años.
En estos días se firmó un acuerdo entre el Ministerio de Educación y la Iglesia Católica para que los colegios religiosos que así lo deseen pasen a integrar un programa especial. El mismo consiste en que los colegios facilitarán sus locales para dar clase en forma gratuita a los estudiantes, pero el pago de los profesores, los empleados y los gastos administrativos, corresponderán al sector oficial. Para los maestros será un gran paso de seguridad social.
En el gobierno los maestros tienen mejores salarios que en el sector privado. Además, hay un buen seguro, facilidades de vacaciones pagas, y pasan a ser miembros de la Asociación Dominicana de Profesores que puede significar la inmovilidad de por vida, hasta conseguir una pensión.
Aplaudo este acuerdo, pero tengo algunas preguntas que merecen una respuesta. La mayor parte de mi educación básica y de bachillerato la forme en colegios evangélicos, y sé la disciplina en todos los aspectos y rigurosidad con el programa de estudios que allí se cumple. Los evangélicos no están en este acuerdo, y ojala y puedan llegar a una integración con el Ministerio de Educación.
Solo tengo una inquietud y es que el desorden que en ocasiones prima en el sector público arrope a los colegios católicos de estricta disciplina hasta el día de hoy. Tengo la inquietud si los maestros que ahora dejan de trabajar y ser pagos por el sector privado, no se van a tornar tan levantiscos y huelgarios como sus nuevos compañeros de la ADP. Solo el tiempo dirá los resultados de este acuerdo, pero hoy lo saludo y creo será de gran provecho para la educación nacional.