¡Acorralamiento!

Haciendo un somero análisis de los primeros cuarentiocho meses del gobierno del Licenciado Danilo Medina, hemos notado un constante hostigamiento por parte de algunos estamentos políticos y sociales de nuestro país. Lo peor, que no vienen solamente de los sectores que lo adversan, sino también de algunos que dicen ser sus amigos y aliados. Comencemos con la Barrick Gold, amarrado con un contrato donde el Estado no recibiría ningún beneficio sino a partir del 2016, o sea, no se captarían recursos a lo largo de los cuatro años del gobierno que recién comenzaba. El gobierno se inauguró, encontrando un déficit fiscal, todavía no establecido o por lo menos no divulgado y con el presupuesto del 2013 casi agotado en muchas de las dependencias gubernamentales, además del compromiso de dedicar el 4% a la educación. Esto ultimo, ya con el nuevo presupuesto y casi un año después, no acababa de arrancar, al punto, que hubo la necesidad de sustituir a la Ministra de Educación. Con la renegociación del Contrato de la Barrick Gold y la construcción de nuevas escuelas, se dinamizó la economía y le permitió al gobierno invertir en el campo y crear micro empresas y con ello nuevos empleos, lo cual le permitió un pequeño respiro. Pero, de repente, llega La ley 168-13 exigiéndole al mandatario resolver de inmediato, un problema que, por irresponsabilidad de todos los gobiernos anteriores, se venia arrastrando desde el año 1929. Extranjeros y malos dominicanos por igual, acusaron al país de xenófobo. De ser el apartheid del Caribe. De negarle la ciudadanía a extranjeros que residen de manera ilegal en nuestro territorio y convertirlos en apátridas. Querían obligar al Estado Dominicano a violar su propia Constitución. Una vez más se concilian intereses y se llega a una solución humanitaria y Salomónica. Tanto que es aplaudida hasta por los que le antagonizaban. El principio de regularización del problema energético con la construcción de dos plantas a carbón, no cayó muy bien entre los que se benefician del caos existente en ese sector y lograron que una corte ordenara la suspensión del proyecto. Algo totalmente insólito. Bahía de las Águilas, fue otra de las piedras puestas en el camino, la cual está felizmente en vías de solución. Como podemos ver en este sucinto recuento de hechos acaecidos en los últimos dos años, la constante es no dejar un momento donde el actual gobierno pueda trabajar con un poco de holgura, de relajamiento. Pero no todo se queda ahí. Los últimos acontecimientos desbordan toda lógica política. Habiendo en carpeta proyectos de leyes muchos más importantes, los Legisladores aprueban convertir Loma Miranda en parque nacional. ¿A qué Congreso de un partido en el poder, por demás mayoritario, se le ocurre declarar de urgencia una controvertida ley donde está envuelta una compañía multinacional, aprobarla en dos lecturas consecutivas e inmediatamente enviarla al ejecutivo para que el último día hábil para su promulgación u observación, coincida con la víspera de un evento internacional donde el gobierno tiene como invitados a potenciales inversionistas de más de 40 países? Si el Ejecutivo, contagiado con el populismo de los Senadores y Diputados hubiera aprobado esa ley, ¿Cual hubiera sido el mensaje enviado a esos inversionistas extranjeros que nos visitan? ¿Fue esa la intención? ¿O simplemente fue un gambito a futuro? Como en las próximas elecciones del 2016 vamos a elegir todo lo elegible en este país, es posible que ya se hayan dado los primeros movimientos y escaramuzas en este tablero de ajedrez político y estemos ante una invitación a tablas, o sea, dejar las cosas como están. Pues, en este juego, desde el peón hasta la dama, todos desean seguir jugando. Al único que se lo quieren impedir, es al Rey.

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