A prioris del conocimiento lingüístico

imagen
EL AUTOR es catedrático universitario. Reside en Santo Domingo.

Según el sitio web Significados.com (2015) el “a priori es una locución latina que en español significa “previo a”. (…) Hace referencia a un principio anterior de la experiencia, y se adquiere mediante la deducción” (…). Coherente con esta definición, también compartida en los contextos académicos, es posible afirmar que la lingüística contiene a prioris, conjunto amplio de conocimientos deducibles.

Por eso, tal vez no deberían ser objeto de discusión, entre los lingüistas actuales, cuestiones ya vistas desde la gramática griega de Dionisio de Tracia, desde el Renacimiento español –en versión de Juan Luis Vives– desde el método histórico-comparado de los siglos XVIII y XIX, hasta llegar a la tercera mitad del siglo XX con las corrientes estructuralistas saussureanas y chomskianas; así como con la aparición de las teorías del análisis del texto y la pragmática.

Un lingüista, por lo tanto, es aquel estudioso de esta prestigiosa ciencia social; un investigador que conoce el objeto lingüístico, sus aspectos, sus disciplinas, sus ramas y las unidades que la integran. Asimismo, compete al lingüista dar cuenta de cuáles unidades corresponden a la lengua y cuáles al discurso. Desde una perspectiva cosmológica, el lingüista puede mostrar cómo se aprende una lengua, y cómo no, etc.

Algunos ejemplos de a prioris del conocimiento lingüístico son los siguientes:

  1. La lengua es social.
  2. La lengua es un sistema de comunicación
  3. La lengua es doblemente articulada
  4. La lengua es un diasistema
  5. El signo lingüístico es una entidad psíquica de doble cara
  6. Los tres aspectos que conforman una lengua son: fónico, formal y sémico
  7. Significante/Significado son dualidad inseparables del signo
  8. El signo lingüístico es el verbal, la palabra.
  9. El habla es el uso o realización material que realiza un hablante de su lengua.
  10. Las unidades de la lengua no coinciden de forma obligada con las del habla.
  11. La descripción de la estructura del sistema, es oficio del lingüista, etc.

Los a prioris lingüísticos no deberían tergiversarse con palabrerías y circunloquios superfluos que no llegan a ninguna conclusión rigurosa. Todo lo contrario. Concierne a los profesores de lingüística crear condiciones favorables para que los alumnos se apropien de los conocimientos científicos sobre la lengua y las hablas, a través del estudio sistémico de sus fuentes primarias.

Ahora bien, hay aspectos en los que se admiten rigurosas reflexiones. Por ejemplo, de los principios estructuralistas contenidos en Saussure, vale afirmar que “la oposición” constituye el más importante para comprender el funcionamiento de la lengua. La mutabilidad y la inmutabilidad explican cómo es que las lenguas cambian, en sincronía, sin que ese cambio, dado en el habla, afecte al sistema.

La arbitrariedad del signo explica la relación inmotivada que existe entre la palabra y su referente (mujer, woman, femme, dona…) por lo que la sucesión de fonemas que constituye el significante de una palabra, no guardan ninguna relación intrínseca con el concepto que evoca, ni con su referente, etc.

La linealidad en términos horizontales establece las relaciones paradigmáticas, mientras los paradigmas se forman fuera del uso de los hablantes en orden vertical. Ninguno de estos principios, ni las relaciones asociativas y solidarias de las palabras, mantienen su vigencia como los principios de “oposición” y el de “valor semántico”. Ambos permiten definir las unidades en relación a otras, el primero en el sistema y el segundo en el habla.

Con todo, una reflexión de este tipo no trasciende a los a prioris, en tanto se realiza sobre la base de conocimientos ya dados desde la antigüedad clásica hasta muy adentrado al siglo XX. Que si el significante es el signo, o no; que si texto y discurso es lo mismo; que si describir, narrar, argumentar, comparar son actos de habla o estrategias; que si el acto de habla es sólo implícito, etc. son temas estériles y casi  innecesarios en nuestros días.

En un país en el que los estudios dialectológicos se vislumbran huérfanos, partiendo de la edad de los principales lingüistas dominicanos; y en un país en el que se requiere más que en cualquier otro tiempo, buenos lectores y analistas críticos de discursos, no se debería invertir tiempo en cuestiones sobre aspectos científicos dados de antemano.

La era del cibermundo ofrece una inigualable oportunidad de hurgar en el conocimiento científico, del pasado y del presente, a través del uso de la Tecnología del Aprendizaje y del Conocimiento (TAC); acceso como nunca antes con los cuáles podría ser posible producir hallazgos lingüísticos novedosos, más allá de la repetición tergiversada sobre la lengua y sus aspectos.

gerardoroaogando@gmail.com

JPM

Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
0 Comments
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios