A Don Juan Jacobo de Lara

De la mano de Juan Jacobo de Lara, biógrafo de Don Pedro Henríquez Ureña,  una parte importante de la intelectualidad dominicana del siglo pasado,  pudo conocer del pensamiento y de la obra de este insigne Dominicano, quien a juicio de muchos, fue uno de los grandes humanistas de la América Hispana.

En los aprestos de la celebración de la Séptima edición de la Feria Internacional del Libro Dominico Hispano en la Ciudad de Orlando, al anunciar que la misma seria dedicada a Don Pedro, por mediación de mi amigo Don Ricardo de Lara, entramos  en contacto con Doña Ángela De Lara (hija de Don Jacobo), y con esta Dama, de trato afable y exquisito, residente en la ciudad de New York, repasamos con gran  deleite  la hoja de vida de su padre, a quien por intermedio de sus libros conocí, en mi temprana adolescencia.

Ante los nexos vinculantes entre Jacobo de Lara y Don Pedro Henríquez Ureña, consideramos oportuno que la Organización Latino Americana de Asistencia Social (OLAS), entidad que auspicia y organiza la Feria Internacional del Libro Dominico Hispano en la Ciudad de Orlando, en el marco de la misma, hiciera un reconocimiento póstumo a Don Jacobo de Lara, moción que fue sometida a la comisión ejecutiva, y aprobada a unanimidad.

Jacobo De Lara, nació en  la olímpica ciudad de la Vega, al norte de Republica Dominicana, un 24 de agosto del 1909, y  a temprana edad (19 años),  ingresó a la Universidad de Santo Domingo para estudiar Derecho, estudios que abandono para trasladarse a la ciudad de  New York, en donde se dedicó a enseñar español a domicilio.

En el 1940,  la universidad de Columbia lo incorporó como profesor de Cultura y Literatura Española e Hispanoamericana, en la cual permaneció  por 27 años.  En dicha universidad obtuvo título de Bachiller en Ciencias, un   Doctorado en Filosofía  y una Maestría  en Arte.

Entre su legado  histórico y literario,  se encuentran sus publicaciones en 10 tomos que comprenden las obras completas de Pedro Henríquez Ureña,  y 3 tomos con el título “Epistolario Intimo”, donde están las cartas cruzadas entre Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Reyes, así como “Sobre Pedro Henríquez Ureña y Otros Ensayos”,  Pedro Henríquez Ureña: Su vida y su obra”,  “Léxico y nomenclatura en documentos del Descubrimiento”

Don  Mariano Lebrón Saviñón,  nos dice que  Juan  Jacobo de Lara «Fue un devoto admirador de su magnífico compatriota»,  y muy pocos dominicanos,  conocieron  tan hondamente como él a Pedro Henríquez Ureña».

El día 06 de agosto de 1989 a la edad de 79 años  se extinguió su luz en Manhattan, New York.  Estimamos  justo,  este reconocimiento póstumo,  porque como  dijera Walt Whitman en uno de sus  poemas: «Los muertos,  en alguna parte están vivos, esperando de nosotros».

 of-am

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