Democracia y biotecnología

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LA AUTORA es abogada. Reside en Italia.

Las sociedades viven evolucionando constantemente, se crean soluciones para algunos problemas y surgen otros. En la actualidad podría ser objeto de preocupación la posible parte negativa del avance de la tecnología, la biotecnología y el poder de los grandes grupos económicos que la manejan.  Problemas como la Privacy, la seguridad cibernética y el mal uso de la biotecnología, hacen más apremiante la necesidad de reforzar en el ámbito jurídico la ética empresarial y seguir creando leyes que, como la creada contra los fraudes informáticos, responden a riesgos del mundo moderno.

Por otra parte, es importante comenzar a observar las posibles consecuencias de un mal uso de descubrimientos recientes en el ámbito de la biotecnología. Se habla de grandes progresos en sectores como la Ingeniería Genética, la medicina regenerativa y la nanotecnología. Según el autor Israelita Yuval Noah Harari en su obra “Homo Deus. Breve historia del futuro”, en un futuro cercano será posible crear censores que viajen a través de los vasos sanguíneos del cuerpo humano para identificar enfermedades y matar elementos patógenos y células cancerosas.

El autor israelita también menciona los avances en el ámbito de la Bioquímica humana. “En los laboratorios de investigación científica los expertos están trabajando por un sistema más sofisticado de intervenir en la bioquímica humana con el envío de estímulos eléctricos dirigidos a puntos apropiados  en el cerebro”.

El militar Pedro Baños, en su libro “El Dominio Mental”, señala que el prestigioso neurocientifico Rafael Yuste, insiste en advertir sobre la amenaza a nuestra privacidad mental con los avances de la neurotecnologia, por su capacidad para leer la actividad cerebral de una persona y alterar su comportamiento. Si existiera realmente esta posibilidad, sería una invasión a la intimidad más sagrada del ser humano, e per ende, una violación de un derecho fundamental del hombre, que debe ser tutelado.

Imaginemos, como señala el autor libanes naturalizado Estadunidense, Nassin Nicholas Taleb, en su obra “El Cisne Negro”, (en otro contexto de ideas), que un virus entré en nuestro cerebro y no nos permita ver ciertos objetos en un determinado espacio. Esto podría hasta destruir la vida de un individuo en determinadas circunstancias o crearle una grave crisis existencial.  Claro, estamos entrando en la fantaciencia, pero si esto fuera cierto el Estado tiene el deber de buscar mecanismos y leyes que puedan proteger al individuo de un ataque que podría ser injusto y, en ciertas situaciones de peligro, una amenaza para la integridad humana y para la sociedad misma.

Si todo lo anteriormente señalado fuera cierto, el Estado debe evaluar hasta que punto esto puede ser dañino para el individuo.  Y porque debe hacerlo?,  porque algo que pueda afectar nuestras capacidades sin ningún objetivo terapéutico son contrarias a la salud y al respeto  de la dignidad humana (art.5 de la Constitución), al derecho a la vida y a  la libertad del hombre, derecho que existe en todas las constituciones de países con sistemas de gobierno democráticos.

La democracia dominicana está fundada en ciertos principios que son claramente establecidos por la Constitución en su Art.2; “La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, de quien emanan todos los poderes ejercidos por sus representantes”. Somos una democracia representativa. Los que nos gobiernan, en fin, cada uno de los servidores públicos, debe tener como objetivo primordial trabajar para los ciudadanos, no para intereses de grupos de poder si estos son contrarios a los intereses de la nación y a principios establecidos en nuestro ordenamiento jurídico.

En el libro “Compendio di Diritto Costituzionale” del jurista italiano Federico del Giudice, XIX Edic. 2015, cita a Giancarlo Rolla, experto en la materia de Derecho Constitucional, quien afirma que “El mundo actual ha vivido, y todavía vive, un progreso tecnológico e biotecnológico que la historia de la humanidad no ha conocido nunca y que podría afectar negativamente estos derechos”. La democracia es un tesoro que hay que cuidar.

Como sabemos, a pesar de todo el avance científico que ha vivido la humanidad, el ser humano en su esencia no ha cambiado tanto en estos últimos dos mil años.  La pulsión de potencia, de prevalecer, la avidez que nos viene de nuestros ancestros y sus instintos de sobrevivencia todavía existe.  Intereses espurios y perversidad…pueden revolotear escondidos en callejones oscuros como en grandes mansiones.

Como decía Voltaire, hay cosas que no podemos evitar, y es más aconsejable vivir atento a su propio jardín; sin embargo, como la historia lo demuestra, en esta indiferencia, pueden surgir inundaciones en otros lugares que inunden nuestro propio jardín.  Cosas que nos pueden afectar en nuestra propia piel y que son evitables. Porque, como sabemos bien, no hay nada más real que aquello que se siente sobre la propia carne.

La democracia es un tesoro que hay que cuidar, y ésta se cuida reclamando, legislando y haciendo cumplir las normas que defienden los principios basilares de nuestra constitución.  Y es el deber del Estado defendernos de todo lo que atente o pueda atentar contra esos principios  y demas normas de nuestro ordenamiento.  El avance biotecnológico es positivo, pero hay que estar atentos a los fines para los cuales se crea o como pueden ser utilizados en malas manos. Es nuestro derecho legitimo.

jpm-am

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AuroraJano
AuroraJano
5 meses hace

muy buena respuesta, humberto. hay instrumentos juridicos nacionales e internacionales con los que se puede defender esa soberania en el ambito de la diplomacia.

Humberto C
Humberto C
5 meses hace

esta es una realidad prácticamente indetenible indira. en la rep. dominicana estamos lejos de estos avances tecnológicos. para poder votar leyes que nos protejan lo primero que demos lograr es un mayor grado de soberanía.