El liderazgo en la administración pública
La flexibilidad de una organización pública para adaptarse a cambios como la globalización, la competitividad, los requerimientos sociales, son algunos indicadores de que una nueva cultura está naciendo, por lo que dependerá en gran medida, de la capacidad de sus líderes, para gestionar adecuadamente el servicio que la administración pública está llamada a prestar a la sociedad.
Con los constantes cambios sociales, políticos y económicos, se hace necesaria una evolución de pensamiento en las instituciones del sector público, las cuales al fin y al cabo siempre tendrán como objetivo fundamental el servicio y la satisfacción de las necesidades de la población.
En nuestro país, se tiene una gran confusión sobre la noción de liderazgo; seguimos creyendo que los líderes son aquellos que están llamados a dar solución a todos nuestros problemas.
Sin embargo, una definición llana de líder pudiera ser: “aquella persona que tiene la capacidad de hacer que otras personas se comporten de una manera determinada para el logro de un resultado esperado de forma espontánea y libres de coerción”.
El liderazgo se traduce entonces en la capacidad que tiene una persona, en virtud de la jerarquía que ostenta en una organización, para lograr un alto grado de aceptación de los individuos que están vinculados con su desempeño, en vista de sus sólidos conocimientos, experiencias, habilidades, destrezas y sobre todo por la óptima relación interpersonal que es capaz de mantener.
A lo anteriormente señalado corresponde añadir, como una condición insoslayable que debe caracterizar a un buen líder, su óptimo desenvolvimiento moral y ético sujeto a toda prueba, durante su desempeño laboral.
En síntesis, el conjunto de atributos señalados habilitará al líder, ya sea directivo, supervisor, o persona alguna responsable de dirigir grupos humanos en el ámbito estatal, para asumir un protagonismo proactivo, que contribuya eficazmente al logro de los objetivos y metas.
Se ha de tener en cuenta el hecho de que el líder no es uno más dentro de la organización. Es el espejo, es el modelo, el referente de orden, cumplimiento, vocación, sapiencia, inteligencia, identidad, compromiso, moral y ética.
Tradicionalmente, los directivos en la Administración Pública han puesto en práctica un modelo de liderazgo basado en una autoridad que imparte órdenes, mando y
La administración pública moderna requiere de un nuevo paradigma de gestión y un liderazgo participativo que supere las funciones rígidas y los recursos precarios.
La función de los líderes en la administración pública moderna involucra a todos los elementos de la organización que intenta dejar atrás comportamientos adquiridos con el tiempo y que han hecho de las organizaciones públicas estamentos ineficientes, ineficaces, y que no cumplen cabalmente la misión y visión para las cuales han sido creadas.
Es necesario resaltar que para un líder en el sector público no son suficientes los conocimientos teóricos y prácticos, ni el poder jerárquico para tomar decisiones, sino que es realmente importante tener una gran capacidad de liderazgo, es decir, manejo y direccionamiento de grupos de personas, ya que su gran labor siempre irá enfocada hacia el trabajo en equipo.
Aún con adecuadas capacidades en materia de innovación y transferencia de conocimiento, y con buenas potencialidades para la decisión, si estas facultades no van acompañadas de las condiciones necesarias para la dirección de recursos humanos, tendrá serias dificultades para alcanzar las metas que deba cumplir.
jpm-am