Presiones inflacionarias (OPINION)

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EL AUTOR es administrador financiero, contralor general de la República. Reside en Santo Domingo.

Entre las secuelas que aún deja la pandemia Covid-19 se encuentra el aumento sostenido de los precios de los bienes y servicios a nivel global.

Esa secuela unida a la crisis de salubridad, baja producción, pérdida de empleos, poca oferta, bajas inversiones, aumento de la pobreza, entre otras, ha dado como resultado una baja en la calidad de la vida de los terrícolas.

La alimentación como base fundamental de la vida de los seres vivos, periódicamente se ve amenazada por la especulación, escasez y el alto costo de producir los bienes y servicios.

Hay un nivel de aumento de precio equitativo y justo que estimula al productor a realizar sus actividades productivas y que provoca que el consumidor se estimule adquirir los bienes y servicios ofertados.

Cuando ese nivel de precio es desproporcionado a los parámetros de los costos de producción, la cantidad ofertada o especulativa de los precios de los bienes y servicios se da un desequilibrio en la sana relación de la oferta y la demanda.

Factores que dan lugar a que el consumidor tienda a dejar de consumir los bienes y servicios que acostumbra adquirir.

El precio de un bien o servicio es la combinación de sus costos y el margen de utilidad esperada. Cuando el margen de ganancia es muy alto regularmente desestimula al consumidor a comprar dichos bienes y servicios.

Lo enfocado hasta ahora se refiere estrictamente al costo y al margen de utilidad del producto que constituye el precio del mismo y la especulación de este o volatilidad del costo de algunas materias primas e insumos que pasan a formar parte del producto o servicio.

La otra cara de la moneda se refiere a la parte monetaria, es decir, a la cantidad de dinero en mano del público que lleva a éste a tener mayor o menor poder de compra en el mercado.

Una mayor cantidad de dinero en mano del público da lugar a más presión inflacionaria ya que hay mayor demanda de bienes y servicios y por ende mayor producción.

Una menor cantidad de dinero en mano del público se traduce en menor poder de compra y menor estímulo para la producción.

Una vez logrado la normalidad económica a los fines de evitar niveles de precios por encima de lo normal, la banca central inmediatamente actúa a través de sus herramientas monetarias de mercado abierto a los fines de disminuir la cantidad de dinero en mano del público.

Como la banca central expandió su política monetaria en plena crisis sanitaria debido al Covid-19 con el propósito de estimular la economía, ahora busca disminuir tal cantidad de dinero en circulación a los fines de evitar que los precios continúen ascendiendo por la demanda que ahora se produce, por la baja oferta, mayor demanda y mayores niveles de circulantes, tanto por la expansión monetaria como por la flexibilización fiscal, para enfrentar la crisis financiera como secuela de la pandemia.

En ese sentido y como previsión de una mayor inflación de la que actualmente se experimenta en los mercados nacionales e internacionales, en algunos países la banca central anuncia disminuir o eliminar la adquisición de las deudas adquiridas y evitar adquirir nuevas.

Tal el caso, de la Reserva Federal de New York (Fed) o banca central de los Estados Unidos, que anuncia que a más tardar en el mes de marzo de 2022 dejará de adquirir nuevas deudas y disminuirá las ya adquiridas con el propósito de disminuir las presiones inflacionarias que de forma sostenida afectan los mercados de bienes y servicios de todo el mundo.

Lo propio ha hecho el Banco Central de la República Dominicana, que para disminuir la cantidad excesiva de masa monetaria ha aumentado su tasa de política monetaria o de referencia de 3% a 3.5%, la tasa overnight y la tasa Lombarda o Repos.

De manera que para el próximo año 2022, se prevén mayores expectativas de que los precios seguirán subiendo lo que implica que la banca central se vea en necesidad de aumentar los tipos de interés, disminuirá su política monetaria expansiva y la hacienda tendrá que disminuir su política de flexibilidad fiscal.

Así las cosas, en el ciclo económico recesivo se justifican una política monetaria y fiscal expansiva y flexible, respectivamente y en un ciclo de alta bonanza una política restrictiva.

Es oportuno aquí destacar que aparte de combatir la presión inflacionaria mediante políticas monetarias y fiscales se debe aumentar la producción local con menores componentes de materias primas e insumos importados ya que merodean las amenazas de mayores presiones inflacionarias a nivel mundial y por supuesto a nivel interno para el año 2022.

Finalmente, deseo a todos los lectores de esta columna y al resto del pueblo dominicano, felices fiestas navideñas.

felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com

JPM

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