La mujer en la política dominicana, un poder condicionado
La participación de la mujer, en la política dominicana, se ha caracterizado por ser una actividad condicionada, especialmente a factores que no lo determinan ni el azar, ni el destino. La mayoría de las mujeres que se han destacado en la política dominicana, son esposas, hijas, hermanas, amigas o relacionadas a las figuras o familias de poder, o a dirigentes políticos influyentes, de la República Dominicana.
No siempre se valora, la capacidad, el talento y la experiencia, en el quehacer político, a veces tiene más poder una secretaria allegada a un alto funcionario, que un dirigente o activista, con una larga hoja de servicio, a favor de su partido y de la gente que representa.
Es una necesidad lograr cambios en la mentalidad de quienes dirigen los partidos y las estructuras de poder.
Esta situación no le hace justicia a la mujer, que es la mayoría votante y que desde la colonización, viene luchando por el respeto a sus derechos esenciales y por su patria, como es el caso de la india nativa Anacaona, una representación de la mujer valiente, digna, indomable, ante el invasor español. Luego le siguen las mujeres de la independencia y de la restauración, cuyo arrojo, coraje y amor patriótico le ha ganado un lugar especial en la historia.
Las motivaciones de las mujeres para participar en la política son: luchar por la libertad y la democracia de su país, necesidad de trascender, ambiciones personales, promoción social, reconocimiento personal, mejorar sus condiciones de vida y la de sus semejantes, reclamos de derechos humanos y demanda colectivas, estas se hacen generalmente a través de partidos y de organizaciones civiles. Aunque en estos momentos hay un escenario poco motivador, para muchas mujeres dedicadas a las actividades políticas, en la República Dominicana, porque parece ser que “ no es quien tu eres, sino a quien tu conoces”.
Las mujeres de la diáspora, tienen una mínima representación del gobierno dominicano en el exterior, en embajadas y consulados. Todavía es una tarea pendiente reivindicar ese espacio, de reconocimiento y valoración de género, para hacernos visibles y ser modelo
a seguir. El liderazgo de la mujer es necesario, para el desarrollo potencial de las nuevas generaciones, cuando una mujer progresa, cambia su familia, cambia su entorno y la sociedad.
La mujer tiene que promover su desarrollo, evitar vivir en el caos de la violencia y la marginación, dejar atrás la herencia que mutila y anula sus iniciativas. Hoy día, hay una apertura que invita a la evolución social, a un despertar que nos hace pensar en posibilidades mayores. El empoderamiento en la toma de decisiones y en el cambio de actitud, es inspirador. Actualmente la mujer representa 64% de las matrículas de los estudiantes universitarios, en la República Dominicana. Su sentido de compromiso y superación, va a crear un impacto político, en la familia y en la sociedad. La mujer se está preparando emocional, social y académicamente, para ser dueña de su propia historia.

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