La historia al revés
Ese artículo fue escrito hace 50 años, tres antes de que Bosch renunciara de ese partido bajo el alegato de que había cumplido su misión histórica, para fundar unos meses después al Partido de la Liberación Dominicana (PLD) con la encomienda de completar la obra inconclusa de Duarte.
En ese periplo por Estados Unidos, Pena Gómez visitó varios estados de la Unión Americana e interactuó con senadores y representantes del Congreso, la mayoría del Partido Demócrata, quienes quedaron impresionados por las cualidades políticas de joven y fogoso líder, lo mismo que él con sus anfitriones.
Lo que digo quedó demostrado cuando ya fundado el PLD, Bosch visitó Vietnam, Cambodia y China, Cuba y Chile, cuyas fotos con jefes de Estado, presidentes y líderes de esas naciones fueron reproducidas en carteles con la expresión: «Estos son nuestros amigos”, en obvia respuesta a los amigos que alardeaba Peña Gómez.
Las contradicciones entre el maestro y el discípulo fueron esencialmente ideológicas y, por su naturaleza, irreconciliables, a pesar de que Bosch llegó a escribir de puño y letra que una agresión contra Peña Gómez, aun fuera con el pétalo de una rosa, surtiría para el como una daga a su corazón.
En ese momento históricamente determinado, el doctor Peña Gómez creía que aquí se podía replicar un régimen político social similar al prevaleciente en Europa, en tanto Bosch sostenía que eso era imposible porque la estratificación social dominicana no era ni por asomo la del viejo continente.
La literatura política del lider perredeista se sostuvo mayormente en sus relaciones con los “liberales de Washington”, con el liderazgo europeo y con sobresalientes líderes y dirigentes de la izquierda democrática de América Latina.
Bosch, en cambio, diseñó un partido político cuyo objetivo estratégico era el de la liberación nacional, que conllevaba una alta dosis anti imperialista, lo que pudo explicar en varios libros, como “Pentagonismo sustituto del Imperialismo”, “Crisis de la Democracia de América en República Dominicana” y “Composición Social Dominicana, entre otros.
La salida de Bosch del PRD no correspondió a ningún episodio coyuntural, sino a una razón histórica e ideológica que ha servido de luz y ejemplo para todo el liderazgo latinoamericano, que una vez confundió la liberación nacional con el nacionalismo ortodoxo.
Corresponde a la historia colocar a Bosch y a Pena Gómez en sus correspondientes peldaños, en la seguridad de que ambos habitaran compartimientos contiguos porque pretendieron lo mejor para su pueblo, aunque por caminos distintos.
Cuando el tempestuoso océano del tiempo se apacigüe, cronistas e historiadores tendrán la difícil encomienda de identificar “las irreconciliables diferencias o contradicciones” entre Danilo Medina y Leonel Fernández, que amenazan con tirar por la borda todo el discipulado del maestro.

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