De conquista social a botín
“La Seguridad Social, con el Seguro Familiar de Salud (SFS) como uno de sus soportes fundamentales, ha pasado de conquista social de los trabajadores y sus familias a fuente de lucro para unos pocos. No hay otra forma de explicar el hecho de que en el año 2013 los copagos ilegales por servicios médicos casi triplicaron el monto de los aportes obligatorios hechos por los afiliados al SFS”. “Entre los copagos, el regateo de procedimientos clínicos que sí están cubiertos, la elusión y la evasión han disminuido sustancialmente el alcance de los beneficios que la seguridad social debe brindar a los asegurados. A esto se suma el hecho de que a más de una década de entrar en vigencia, no está habilitado a plenitud el servicio de atención primaria, que debió empezar a operar simultáneamente con el SFS. Hay que rescatar la esencia de esta conquista social de la familia dominicana”. En el 2007, el Poder Ejecutivo autorizó el inicio del Seguro Familiar de Salud (SFS) del Régimen Contributivo, ignorando las reformas que la propia Ley establece como condición sine que non para elevar la calidad, la sostenibilidad y la universalidad del nuevo sistema. Para tomar esta errónea decisión, fue necesario mantener y multiplicar los copagos de las viejas igualas y seguros médicos, como la forma más fácil de financiar las ineficiencias de un viejo modelo puramente curativo y el caos que tradicionalmente ha reinado en el Sector. En la medida en que se va agravando la crisis del viejo modelo, los copagos ilegales se multiplicado, llegando a montos multimillonarios, sin precedentes y sin ningún límite a la vista. Estamos pagando un costo social altísimo por la contra reforma. Este costosísimo desorden es lo que ha llevado al editorialista de HOY, a crecientes sectores de la opinión pública y a la mayoría de los afiliados, a señalar que el SDSS ha degenerado “de una conquista social a un botín” de los grupos de presión. Crece la sensación de que el Estado, contrario a las leyes 42-02 y 87-01, acepta y fomenta que la salud sea reducida a una mercancía o servicio más, dejando que los intereses particulares la encarezcan, a expensas del exiguo presupuesto familiar. En esencia, estamos frente a un creciente secuestro y privatización de la seguridad social, que cada día la alejan más del sueño de muchos de convertirla realmente en la transformación social más trascendente, después de la Constitución de la República. La reducción del gasto de bolsillo, un objetivo clave de la Ley, no sólo requiere del cambio del modelo de atención, sino además de una creciente responsabilidad de las autoridades para garantizar que la población sea, real y efectivamente, el principal beneficiario del nuevo sistema. Es tiempo ya de que el Poder Ejecutivo y las autoridades competentes del sector, coloquen a la salud en el sitial que le corresponde como un derecho fundamental a la vida, impulsen las reformas pendientes y adopten decisiones que inclinen la balanza a favor de quienes la pagan, con muchos sacrificios, con la esperanza de recibir servicios oportunos y de calidad.

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