¿Por qué perdió Marisol Alcántara?
La respuesta dependerá de a quién se le haga la pregunta; y desde luego que, habrá múltiples opiniones, pero, hay alguien hacia donde apuntará el dedo índice de una buena parte de los dominicanos: Adriano Espaillat, nuestro Representante en Washington.
Probablemente, 18,964 ciudadanos (los votos que sacó Marisol) acusarán al ex Senador Estatal de “traición”, y se le sumarán miles de dominicanos y latinos que, aun y cuando no votaron en las elecciones primarias pasadas, entienden que él fue el causante de la derrota de todos; y digo “de todos”, porque el entusiasmo por la muchacha sanjuanera era tal, que la euforia se desbordó por todo Inwood, Washington Heights y mas allá.
Sin embargo, estas acusaciones no son absolutamente ciertas y lucen ser un tanto injustas, porque son muy emocionales. Se basan en la percepción que tiene la comunidad de que Adriano es un tipo “intratable”, que no saluda a nadie a menos que esté en campaña. Y desde luego, a las bravuconadas y los insultos de sus acólitos contra Marisol; y de él mismo, que trató el tema con tanta ironía y sarcasmo, que la gente pudo “leer entre las líneas” de su discurso, una gran carga de hipocresía.
En realidad, Marisol no perdió simplemente porque Adriano la traicionara. Pues, aunque él deseaba fervientemente que su antigua aliada y pupila cayera ante el afroamericano -porque su “dominicanidad” es solamente una pantalla que siempre ha usado a conveniencia- si es evidente, que él lo disfrutó al máximo. Pero es incorrecto culparlo de la derrota de forma exclusiva. Él no tiene las fuerzas para tanto, pero si pactó para evitar tener que ir a las primarias.
El triunfo de Jackson -uno de los peores candidatos de la comunidad afroamericana- se debió a una combinación de factores múltiples, que, si se analizan con detalle, arrojarán verdades de solidez tal, que mortificarán a vencedores y derrotados. Porque hay sombras en el accionar de los equipos de campaña de unos y otros, que ensombrecen las escasas luces que por momento destellaron en sus firmamentos particulares.
Antes de compartir mis pareceres (siempre personales, como debe ser) he de “legalizar” mi derecho a opinar sobre los acontecimientos, con una aclaración que puede ser o no oportuna, pero que si es absolutamente cierta y sincera: “yo soy uno de los perdedores, porque mas que apoyar a Marisol, me opuse, me opongo y probablemente me opondré a los manejos políticos del representante Adriano Espaillat, por eso escribo; y hasta me mudé -electoralmente hablando- de su distrito, para no tener nada que ver nada con sus victorias o derrotas”
Hago esta precisión, porque no quiero malos entendidos. Yo no estoy buscando arreglo de ningún tipo con Adriano Espaillat o su equipo. Yo soy y seré un simple “consumidor” de ese producto que se llama “política local” y, por tanto, critico y apoyo lo que tengo que criticar; y por eso apoyé y probablemente apoyaré a Marisol en el futuro. Porque ella no termina su carrera con esta batalla. Que lo sepa todo el mundo: Marisol Alcántara no está liquidada.
Y lo primero que debo decir es que la hija de doña Mendita, de Pajonal, en Las Matas de Farfán, es una aguerrida luchadora, que hizo el crossover en esta nación de oportunidades. Creció y se formó en Maryland y siempre ha estado al lado de las mejores causas. Este segundo round en su lucha por los derechos de la mujer dominicana, debe dejarle una gran enseñanza: las victorias primeras, siempre han de fortalecer la humildad, no la soberbia.
Lo segundo, los equipos técnicos de campaña, no deben ser improvisados. Suponer que se ganaba la contienda con 15 mil votos, solo demostró un grave desconocimiento de la movilidad social de esta especial ciudad que es Nueva York. Ella finalmente obtuvo cerca de 20 mil votos y perdió y su oponente Jackson alcanzó 27,598 votos, una inmerecida y nunca antes lograda cifra record, para unas primarias del distrito 31 al Senado de NYS.
Solamente para comparación: Marisol obtuvo -y perdió- mas votos de los que Adriano sacó -y ganó- en el momento de mayor esplendor, en su paso por las primarias de ese distrito. De esta realidad se infiere que recibió mas apoyo del que Adriano haya recibido jamás en ese distrito o en cualquier otra elección primaria de Nueva York. Y si su equipo suponía que ella ganaba con 15 mil votos, evidentemente que desconocen la realidad demográfica de este distrito.
Su mayor acierto quizás, fue pactar con Ydanis Rodríguez el manejo de su campaña en la recta final, porque eso le agregaba la pericia de ganador que tiene el concejal. Pero creo que, al momento de su llegada, ya todo estaba consumado. Ya la decisión de la “maquinaria demócrata”, tan hipócrita como indolente, había dispuesto cercenar las cabezas de todos los senadores que se sublevaron en Albany, en búsqueda de la porción del presupuesto estatal que, les permitiera invertir en sus comunidades.
Adriano solo fue el brazo ejecutor de la parte mas odiosa del plan de los pseudoliberales demócratas, la que tuvo que ver con esa sucia campaña contra la senadora y que procuró dividir el voto dominicanista, para facilitar el triunfo del afroamericano.
Un amigo del alma, me hizo algunas precisiones, que bien pudieran servir a Marisol para el futuro. Sostiene el dilecto amigo que, ella cometió errores de manejo y que no se dejó asesorar, para salir de la crisis en que se había metido con su levantisca posición en el Senado. Si bien es cierto que yo acepto algunos de los críticos señalamientos que él me hizo, no dejo de entender que los movimientos de la senadora redundaron en beneficio de la comunidad que ella representa.
Lo interesante será, entender la tendencia que estos resultados nos marcan. Es evidente que el vecindario está cambiando y que los dominicanos ya no jugamos el papel protagónico de antaño creímos jugar. Como también es evidente que el representante Espaillat tendrá que enfrentarse en el año 2020 a un oponente en las elecciones primarias. Para cuando eso suceda, ojalá que todavía conserve esa “capacidad de maniobra” que exhibe hoy día; porque serán sus aliados “no dominicanos” actuales, quienes lo enfrentarán para entonces.
Los mismos dominicanos que hoy él ayudó a derrotar -exceptuando a quién estas líneas escribe, porque no vive en su distrito- seguro que estarán prestos a votar por él, cuando un afroamericano o judío lo desafíe en septiembre del 2020. Su problema será convencer a sus constituyentes de esa especial manera que él tiene de interpretar la dominicanidad. Porque el “síndrome de Marisol y su derrota” cabalgará en la imaginación de esta comunidad por muchos años.
Con este trabajo, pretendo dar inicio a la discusión de nuestra participación política en Nueva York y ojalá que los “gurúes” se animen a participar de manera pública. Es posible que en el transcurso entendamos las razones de los tantos fracasos de nuestros líderes locales.
¡Vivimos, seguiremos disparando!
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