Hacia un Registro Civil 2.0 (OPINION)
La audiencia pública realizada por la Junta Central Electoral (JCE) para conocer observaciones al borrador del reglamento de la Ley 4-23 abre un espacio valioso de participación ciudadana, pero también nos recuerda la magnitud del desafío institucional que enfrentamos: transformar, desde sus cimientos, el sistema de registro civil en la República Dominicana.
La Ley 4-23, aprobada en 2023, representa un esfuerzo por modernizar el marco jurídico que rige los actos del estado civil. Sin embargo, su verdadero impacto dependerá de la calidad de su reglamentación y de la capacidad institucional para traducir la norma en derechos garantizados. No basta con tener una ley bien escrita; hace falta un reglamento que cierre brechas y corrija inercias.
Distante de la realidad
El actual borrador plantea avances importantes, pero aún se percibe distante de la realidad cotidiana de quienes enfrentan, por ejemplo, la corrección de un error en un acta, la inscripción de un nacimiento en zonas rurales o la búsqueda de un servicio oportuno y digno. Es necesario que el reglamento incorpore principios de trazabilidad, plazos obligatorios, simplificación de trámites y una profunda vocación por la atención ciudadana.
Es importante destacar que la Ley 4-23 fue concebida para modernizar y humanizar los servicios vinculados al estado civil de las personas. No se trata de un simple ajuste normativo, sino de una oportunidad real para garantizar el derecho a la identidad, eliminar trámites engorrosos, y devolver confianza a un sistema históricamente percibido como lento.
La digitalización debe ser parte central del proceso, pero acompañada de políticas de inclusión que eviten que la tecnología se convierta en una nueva barrera. Igualmente, urge articular el sistema registral con otras instituciones del Estado, para evitar duplicidades y brindar respuestas más coherentes y eficientes.
Estamos ante una oportunidad histórica. La reglamentación de la Ley 4-23 no debe verse como un trámite administrativo, sino como una herramienta para garantizar que ningún dominicano o dominicana quede sin identidad, sin nombre y sin derechos. Esa debe ser la meta de este Registro Civil 2.0 que esperamos construir.
jpm-am
Sin una auditoría forense exautiva al registro civil Dominicano, antes de renovar la cédula, sería el inicio de la desaparición de la RD como nación. Es de vida o muerte para la existencia de RD.El registro civil está contaminado, lleno de declaraciones fraudulentas.La invasión por medio del vientre haitiano es el arma de destrucción más eficaz para desaparecer la RD.¡URGENTE! Auditoría forense exautiva al registro civil Dominicano.
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Presidente de la junta a limpiar esos padrones hay usurpación de nombre y apellidos que cayeron en mano de inecrupuloso en complicidad con algunos oficiales civiles y hay miles de haitianos con cédula fraudulenta y esos oficiales deben ser investigado y castigados con cárcel antes de poner a funcionar la nueva cédula digital debe pasar por un colador estamos a tiempo a que exigir acta de los padres y cédula para comprobar legalidad del documento
Ante de emitir la nueva cédula los padrones civiles deben ser despurado hay que estar claro que miles de haitianos tienen cédula fraudulenta y eso hay que aclararlo hay que exigir que todos el que expida una cédula debe de llevar las actas de sus padres fotocopia de su cédula para comprobar la veracidad de ese documento en los gobiernos del PLD se expidieron miles de cédula fraudulenta con intención de poner a los haitianos a votar y no se pudo
eso es asi en los 20 años de los come solos hay muchos haitianos grajosos con cedula.
Surgen también inquietudes con eso de corregir «errores» debido al hecho de que hay malos dominicanos en complicidad con sectores haitianos (ONGs) que buscan darle legalidad a nacionales de Haití por esa vía y más cuando supuestamente la empresa ganadora es propiedad de Gilbert Bigio el haitiano poderoso aliado a este gobierno.