Nuestra Señora de la Altagracia: ¡te amamos!
Los dominicanos somos alegres y llenos de esperanza porque sentimos el amor y la protección de Dios, que se manifiesta de la forma más tierna bajo el cobijo del manto de Nuestra Señora de la Altagracia.
Desde el inicio del año, nos esforzamos por demostrarle a Ella cuánto la queremos y veneramos. Lo hacemos con entusiasmo, imitando a su Hijo, nuestro Señor, quien la respetaba, amaba y cuidaba hasta su último suspiro, entregándola a Juan, su fiel discípulo.
Ella, en esta bellísima advocación, viene acompañada de la Sagrada Familia (Jesús y San José), queriéndonos enseñar que la familia es el centro de la sociedad, que la adoración a Jesús debe ser nuestra principal misión, y que la presencia del padre, encarnada en San José como buen custodio, es vital para una vida armónica en el plan de Dios.
No solo es reconocida como nuestra madre espiritual, sino también como un símbolo de amor, fe y unidad, representando el amor incondicional de Dios hacia sus hijos. Su humildad y disposición para aceptar el plan divino son ejemplos que todos debemos seguir. Nos consta, a través de numerosos testimonios, que constantemente intercede por nuestras necesidades.
María de la Altagracia, madre y maestra de la vida, nos enseña a estar abiertos a la voluntad de Dios, a permanecer humildes y a mostrar compasión hacia los demás.
Nuestra veneración hacia Ella culminó en su Coronación Canónica, realizada gracias a la mediación de Monseñor Nouel a través del Papa Benedicto XV y ejecutada por Pío XI el 15 de agosto de 1922. Para este gran acontecimiento, fue nombrado como delegado apostólico extraordinario el Cardenal Sebastián De Vasconcellos.
Es importante resaltar que, como parte de esta celebración, se construyó su templo, la Iglesia de la Altagracia en la ciudad colonial, actualmente elevada a la categoría de Santuario. Es significativo recordar que los restos de Monseñor Adolfo Alejandro Nouel yacen en la capilla del Santísimo, por su voluntad expresa. Siendo Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, le correspondía descansar en la Catedral, pero prefirió que sus restos estuvieran en el templo dedicado a la Madre.
No podemos dejar de mencionar la gran celebración del centenario de su coronación canónica, que se conmemoró durante todo un año, el Jubilar Altagraciano (2022), coordinado por una Comisión encomendada por la Conferencia del Episcopado Dominicano a Su Excelencia el muy querido Monseñor José Dolores Grullón.
Actividades
Este intenso calendario de actividades incluyó la Bendición del Santísimo, acompañada de su sagrada imagen por aire, mar y tierra. Los frutos espirituales de esta celebración son incuantificables, así como la construcción del templo en Hoyoncito, lugar donde se constató la entrega de la imagen al Sr. Trejo para su hija. Se eligió el 20 de enero para su inauguración y bendición, vísperas de su fiesta.
El templo de Hoyoncito formará parte del circuito «Camino de la Altagracia», que irá desde el Santuario Nacional Santo Cristo de los Milagros en Bayaguana, seguido del Templo a María de la Altagracia en Hoyoncito, y culminará en la Basílica de Higüey.
Es bien sabido que el 21 de enero, fecha de celebración inamovible en el calendario nacional, habrá misas en su honor en todas las parroquias y santuarios del país, incluidos los señalados (Basílica de Higüey y Santuario de la Altagracia).
Extendemos nuestras más cálidas felicitaciones a todos los devotos de la Altagracia en el mundo. Que puedan sentir su cercanía en cada paso de sus vidas, su amor inagotable y su constante protección. Que cada día sea una oportunidad para vivir en amor, unidad y santidad. ¡Feliz día, mes y eternidad, queridísima Virgen de la Altagracia, nuestra Reina y Soberana!
jpm-am
Los cantos que el pueblo sabe, entona y canta con criolla devoción, deben ser parte de las celebraciones altagracianas, no música que el pueblo no siente ni entiende.
Vamos a amar a Jesus, su hijo, quien realmente fue quien dio su vida por nosotros para librarnos de la muerte eterna y es quien intercede por nosotros ante el Padre y No ella, la cual ni oye, ni ve , ni entiende y solo està muerta esperando ser levantada cuando vuelva Cristo al igual que nosotros
VIEJA CÜLO SARNOSO