Cosmolingüística en “Aprende español” de Lidia García y Zobeida Sánchez

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EL AUTOR es catedrático universitario. Reside en Santo Domingo.

El lingüista francés, Emile Benveniste, en el primer volumen de su famosa obra, Problemas de Lingüística General, afirma que “la lengua es el significante de la cultura”. Esta aserción parte de las teorías del signo de Ferdinand de Saussure recogidas en el Curso de Lingüística general.

En esta obra inaugural de la lingüística, no sólo se afirma que la lengua sea forma, sino además sustancia. Por ello, el aporte de Saussure va más allá de limitar la lengua a las formas. Saussure otorga tanto valor al significado, que sostiene que la relación entre éste y su significante es inseparable.

En tal sentido, una lengua no se reduce ni debe ser reducida a formas. Aunque la lengua nadie la habla, sino dialectos de ella, tanto significante como significado constituyen el signo lingüístico. No obstante, sería una quimera pretender que significado y significante sean dualidades exclusivas de las emisiones, estricto sensu, lingüísticas.

Para Charles Sanders Peirce tanto significado como significantes constituyen el representamen de todo signo semiológico, verbal y no verbal. Esta idea se desglosa en las diez clasificaciones que propone en su libro La ciencia de la semiótica.

El representamen constituye el signo-significante directo que refiere a un objeto-significado para un sujeto interpretante. Esta trilogía compuesta por primeridad-segundidad-terceridad está presente en diferentes signos artificiales de la cultura.

Los íconos, los índices y los símbolos son formas expresivas de significados, verbigracia. Es por eso que la enseñanza de un nuevo idioma implica el abordaje teórico y pragmático del lenguaje, entendido como el universo de los universos comunicativos, amén de como capacidad únicamente humana que permite el habla.

Tanto las teorizaciones de Saussure como las de Peirce resultan de mucho interés para aprender una lengua, ya que tal empresa implica la adquisición de nuevas maneras culturales de pensar y de expresar.

Por eso, cuando Emile Benveniste afirma que la lengua es el significante de la cultura, lo que expresa es justamente la imposibilidad de separar el sistema lingüístico de la tradición –historia, prácticas, y creaciones sociales– de sus hablantes.

Precisamente, no es posible alcanzar el dominio pleno de una lengua sin sumergirse en la cultura del grupo que la habla. Enseñar lengua, entonces, conlleva la enseñanza de los significantes y significados verbales y no verbales construidos por los grupos culturales de hablantes.

El libro que me honro en presentar se enmarca dentro de la tricotomía: lenguaje-semiótica-cultura. Por la dimensión trascendente de las estrategias contenidas en sus páginas es posible afirmar que las autoras se enmarcan dentro de la transteoría “cosmolingüística” del lenguaje y sus universos comunicativos.

Las maestras Lidia García y Zobeida Sánchez me han pedido que lea y redacte el prólogo de su primer texto con fines didácticos, Aprende español. Me he sentido halagado por el hecho de que ellas me hayan elegido. Son maestras de larga data como docentes de idiomas, incluyendo español para extranjeros, en la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

El libro es un recurso didáctico, un sucinto y sustancioso manual dirigido al aprendizaje del español como segunda lengua. Por eso, acepto con humildad la invitación porque creo que su aporte viene a enriquecer un área de las humanidades descuidada en nuestra media isla y que desde las escuelas de idiomas y de letras se puede retomar con eficacia.

El contenido del libro satisface, mutatis mutandis, las teorías semiolingüísticas expuestas en líneas precedentes. Cada acápite está compuesto por textos verbales y no verbales como objeto de análisis. Es un manual de fácil manejo que sienta las bases para que futuros investigadores y docentes sigan publicando recursos en esta línea, no como objeto de mercantilización, sino como productos didácticos acorde a los fines existenciales de la universidad.

Felicito, particularmente, la adecuada selección de símbolos, índices e íconos de la cultura dominicana como contenido y, al propio tiempo, como estrategia de desarrollo de la competencia comunicativa de los estudiantes extranjeros de español. ¡Bienvenido sea este, su primer texto didáctico, estimadas colegas!

of-am

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