OPINION: El Vehículo de la reelección: de inconducta a norma

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El autor es educador, reside en Villa Vásquez

Cuando se cierran los ciclos políticos y se transita en el sendero de la democracia, la reelección, según considero, es el único obstáculo que frena el desarrollo de los pueblos. Bajo el alegato de que los programas de gobierno quedan inconclusos se instrumenta una eufonía (disfrazada) donde se vende la percepción de que se trata del bienestar de la colectividad y no de la ambición de una pequeña cúpula que regenta el Estado.

Aunque no gocé de la oportunidad de vivir la época Balaguerista –producto de mi corta edad-  (los 12 y 10 años) mediante de la lectura e interpelación de los polos de esa época, manifiesto mi parecer sobre que se debe impedir por todas las vías que cualquier gobernante se establezca en el poder por más de 8 años. Al emitir este criterio se activan los áulicos que son participes de otro periodo para el actual mandatario Danilo Medina.

La perpetuación en el mando estatal es vista como algo común en nuestra media isla, cuando en otros tiempos y en otros escenarios era vista como la inconducta fruto de la ambición desmedida de un hombre y su claque. Creo que no está sujeta a interpretación (la reelección) toda constituyente es clara y especifica desde donde hasta cuando puede mantenerse en el poder un hombre en un gobierno.

Leonel Fernández Reyna ha gobernado por doce (12) años la nación y desea volver por otros cuatro (4) y posiblemente ocho (8) más. En tal sentido resulta imprudente, que esa facción, llame ambicioso al Presidente Medina. ¡Creo que ambos lo son! Pero Fernández más que Medina a raíz de que quiere impedir lo mismo que él ya optó, o sea tres (3) periodos.

Lo ideal es que se fortalezca nuestra institucionalidad hasta el grado que ni siquiera pase por la mente del gobernante modificar la Carta Sustantiva, para optar por otro periodo al frente del gobierno. Lo idílico para los que gozan de las mieles del poder es mantener el mismo, a toda costa, en razón de que están estimulados por su capacidad de elevar sus patrimonios de forma exorbitante a través del Estado como instrumento.

Los componentes

Todo proyecto reeleccionista, ambicioso y clientelar, necesita dos cajas de resonancia. Las plataformas argumentales traslaticias requieren de un poder electoral al servicio del amo de turno en el gobierno y poderes judiciales que validen, bajo el espectro de la interpretación, los deseos del administrador de la cosa pública.

Ese mismo esquema se ha utilizado en países como Honduras y Nicaragua (ambos sumergidos en crisis institucionales, económicas y sociales espantosas). Las Altas Cortes o Tribunales Supremos son electos bajo los acuerdos que garantizan niveles de impunidad, ante la salida del poder de presidentes y funcionarios cercanos, o con el objetivo de emitir sentencias favorables a las intenciones de perpetuarse en una determinada practica mal sana, como es el caso de la reelección.

Los planes perpetuadores del poder terminan mal por una razón elemental y es que la concepción del orden político no estriba en base a los intereses de la colectividad sino de un pequeño grupo, que no representa los anhelos y propósitos de los que menos pueden. Sólo se responde a las argucias que no conocen límites a la hora de depredar el dinero que pagan los ciudadanos de impuestos.

A propósito

En otro orden quiero expresar mi solidaridad con un destacado colega comunicador – Julio Molina-  víctima de una agresión verbal, impronunciable de parte del Senador Heinz Vieluf Cabrera (Provincia Montecristi). Debo decir que no me sorprende dicha actitud ya que el dinero no otorga abolengo social.

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