Un Dios desconocido

Hay dos maneras de explicar la existencia de un Dios, o dioses: la que indica que el hombre inventa su Dios, o dioses, como una forma de explicar, lo que no puede justificar; esto es causa de la impotencia del hombre. Y la otra, que todo lo que existe es producto de un Dios, o dioses, quien, o quienes dieron origen a las cosas. Estas dos maneras, son las que han tomado ocasión en la mente del ser humano, para la creencia en un Dios, o dioses.

El apóstol Pablo, estando en la cuna del conocimiento, en Atenas, capital de Grecia, hizo una importante declaración, la cual nos sirve de explicación sobre Dios, y los dioses: «Entonces Pablo, puesto en pie en medio del areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos; porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio» Hc. 17:22, 23.

Algunos escritores, han querido igualar al Dios de los hebreos, con los dioses inventados por el hombre. Y Pablo hizo la diferencia, cuando dijo: «Siendo, pues, linajes de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres» Hc. 17:29.

Pablo escribiendo a los corintios, dijo: «Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él» I Co. 8:5, 6.

El continente Americano, fue  influenciado en la creencia en Dios, por los colonizadores. Los europeos, al descubrir éstas hermosas y bendecidas tierras, trajeron con ellos sus creencias. América Latina, fue influenciada por los católicos romanos, mientras que Estados Unidos y Canadá, en el norte de América, por los protestantes. De ahí que, el Dios de los hebreos (Abraham, Isaac, Jacob) y Padre de Jesucristo, ha tenido tanto arraigo en éstos lugares.

A pesar, de ser un Dios universal, cuyo nombre «YHVH,» «YO SOY EL QUE SOY» Ex. 3:14., aún no es conocido entre las generaciones últimas, que ocupan estas tierras. Ha habido un descenso en la fe en Dios,  no como un retroceso de volver a las creencias de los dioses de los habitantes antes del descubrimiento, sino que el surgimiento del desarrollo intelectual, han llevado a tomar otro camino: Un mundo secular sin Dios.

El hombre «cree en Dios», sin realmente creer. De ahí que,  hay una fe, sin Dios. El desconocimiento de quien es Dios, y de lo que Dios dice, ha empujado al hombre a reclamar derechos que Dios no ha dado, pero a la vez, a corromperse sobre la base de que no tendrá que dar cuenta a Dios. No es necesario de un fanatismo religioso, pero tampoco, de una religión intelectual o teórica. Es incuestionable la existencia de un Dios Creador y Sustentador de todas las cosas que existen, por lo que, se debe diafanizar y cristianizar nuestra creencia.

Las iglesias siguen predicando a un Dios desconocido, a quien quieren dar a conocer, pero hay que cambiar de método, pues ahora ante el crecimiento del secularismo, no se puede volver al escolasticismo, pero sí, a explicar correctamente la Biblia, que es la literatura cristiana autorizada por Dios. Mientras el hombre no conozca a Dios, andará por senderos de tinieblas.

Pablo escribió a Tito, sobre los cretenses: «Profesan conocer a Dios, pero con los hechos lo niegan, siendo abominables y rebeldes, reprobados en cuanto a toda buena obra» Tit. 1:16. Esto es lo mismo que está sucediendo en el continente americano, adicción a algunas sustancias, femenicidios, corrupción, impunidad, desintegración social, discriminación racial, explotación del hombre por el hombre, entre otros comportamientos incorrectos.

El Dios verdadero, Padre de Jesucristo, y fundamento del amor cristiano, nos espera en ese retorno hacía él. Y, debemos aclamar a Dios, como Jesucristo su Hijo nos enseñara , en la oración modelo, que digamos: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo,, así también en la tierra»… Mt. 6:9, 10.

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David
David
7 Años hace

sinceramente no entiendo el mensaje, la existencia de dios ( sr. ministro) no debería ser tema de razonamiento ambiguo. con nombre o sin nombre, dios es dios y el es celoso,amoroso y justo.