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Un Canciller parta la historia
EL AUTOR es periodista. Reside en San Salvador.
En la sociedad dominicana, hasta el momento de su designación como Canciller de la República, el nombre de Andrés Navarro era desconocido.
También era desconocida por el pueblo dominicano, lo que había sido por tradición su política exterior que solo saltaba a la luz pública cuando ocurría un evento o hecho trascendente en el que el gobierno se veía en la necesidad de sobresalir.
Generalmente, se aplicaba una política exterior de corroboro con la nación eje del continente y cuando no, a la defensiva y de silencio vergonzante ante las abrumadoras críticas internas al precario quehacer consular que afectaba naturalmente, el quehacer diplomático cuasi general.
Esa realidad de la otrora política exterior era sustentada por una pésima gestión administrativa que hizo una cultura la inasistencia dotacional logística que le sirviera de soporte a la eficiencia y a la dignidad nacional representada por cada uno de los integrantes de las diferentes misiones.
Es que aquella política de corroboro y, por qué no, de hacer turismo diplomático, en la mayoría de los casos, también tenía su esencia en la inexistencia de una política de impulso de la producción y la productividad para la competitividad que pusiera en manos de nuestros agentes, una gama de productos nacionales que exhibir y promover.
Los principios del Neoliberalismo convirtieron a nuestra amada República Dominicana en una sociedad de servicios, en donde el aparato productivo quedó a la deriva y, hasta un segmento fundamental de esa misma economía de servicios como el turismo, no fue debidamente asistido pese a su enorme demanda de bienes.
Tuvo el Presidente Danilo Medina que ubicar al turismo como eje fundamental de su gestión de gobierno, a partir de la idea de que era transversal a lo poco que había sobrevivido del aparato productivo nacional.
Al plantear la estrategia de procurar llevar al país 10 millones de visitantes, precisó que, estos, unidos al mercado consumidor nacional, junto al haitiano y el tradicional de los demás mercados exteriores, obligaban al gobierno a reactivar la producción criolla.
Ahí vimos aparecer la política de rescate a los diferentes segmentos de productores agropecuarios, vía el crédito directo, y a justo coste del dinero.
Vimos que en vez del 240 por ciento, a los productores nacionales ahora se les ha estado prestando por debajo del 10 ciento y esta política, naturalmente, terminaría abasteciendo a los hoteles donde se alojan los turistas, abasteciendo al mercado dominicano y al haitiano, al tiempo que se hacía urgente salir en procura de mercados que ya no eran, ni son, los tradicionales.
Ahí, entró al terreno a jugar un bateador emergente, desconocido entonces por el pueblo y la fanaticada dominicana, ahí se estrenó Andrés Navarro pegando cuadrangular, con lo que fue el primer Foro de la Diplomacia Dominicana, encabezado por el Presidente de la República, en enero 2015.
Durante tres días, todos nuestros embajadores y cónsules acreditados en el exterior, conjuntamente con todo el staff de nuestra cancillería, tuvo la oportunidad de recibir orientaciones actualizadas para el ejercicio de sus funciones e interactuar con Ministros y funcionarios de primer nivel del Gobierno.
Dijo el propio Canciller que fue precisamente el Foro el escenario idóneo para la presentación del Plan Estratégico de la Nueva Política de Relaciones Exteriores de la República Dominicana. Este documento constituye un punto de inflexión en la trayectoria del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Su aporte principal se fundamenta en establecer una unidad de criterios para la acción exterior, dotando de coherencia y cohesión a nuestro Servicio Exterior. Al mismo tiempo constituye un ente facilitador del desarrollo de las políticas sectoriales del país. En ningún escenario promovemos colisiones ni solapamientos. Muy por el contrario, ofrecemos un servicio transversal a todas las instancias públicas y privadas, en sus requerimientos de relaciones con el contexto internacional.
A partir de esos criterios, en alianza sincera con el grueso de los ministerios y, fundamentalmente, con el Secretario de Estado y Director del CEI-RD, doctor Elain García, el aún joven Canciller dominicano motivó, con el apoyo del eficiente personal del ministerio, la ejecución desde las diferentes embajadas y consulados diseminados en el geoide, la nueva política exterior criolla, fundamentada en la promoción y mercadeo de los más de tres mil productos que hoy se pueden adquirir en la patria de Duarte, Sánchez, Mella y Luperón. Fundamentada en la difusión de las leyes que incentivan la inversión extranjera en nuestra patria, en la decisión de promover la cooperación y la integración entre las naciones latinoamericanas y caribeñas, al tiempo de continuar aliado al ministerio de turismo, ayudando a promover los fascinantes y atractivos destinos que exhiben a la tierra dominicana, como el líder en ese campo en esta región.
Fundamentada por igual, en asegurar la protección de los derechos de la población dominicana en el exterior, fomentando su vinculación con los procesos de desarrollo económico, social, político y cultural, a través del fortalecimiento de los servicios consulares y la implementación de programas de asistencia humanitaria, protección legal y migratoria.
Esa nueva visión de la política exterior nativa, procura asimismo, importantizar la difusión de conocimientos sobre política exterior y relaciones internacionales en la República Dominicana.
Contempla también, modernizar la arquitectura institucional, su marco jurídico, ya que la Ley Orgánica que creó la entonces Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores data del año 1964 y actualizar la plataforma tecnológica, al tiempo de crear un sistema de gestión por resultados.
De ahí que, perdida en lontananzas la vieja política exterior de corroboro, desaparecida la ineficiencia administrativa que demoraba el soporte dotacional e incentivaba la simple protocolaridad y la destreza de la etiqueta en muchos casos, el papel y la imagen del servicio exterior hoy, se los ve remozados, como se aprecia remozada la Cancillería, con un gobierno, una política exterior de comercio proactivo, de apoyo a las exportaciones, aliados a los productores nacionales, y un Ministro para historia, Andrés Navarro.
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