Trump y El Capitoliazo
Por qué Donald Trump habría tomado la sin igual actitud de alterarlo todo a última hora, con El Capitoliazo?. Calculó la posibilidad de salvarse en el juicio político que se aproxima?. Quería cerrar su ciclo con su figura colocada en lo más alto del acontecer noticioso, y no dejar la imagen de hombre finalmente debilitado?.
Estas y otras tantas interrogantes quedarán sin respuesta certera, hasta que el tiempo se encargue de revelarnos el verdadero propósito de tan raro, y no menos abominable evento, protagonizado por miles de sus seguidores el pasado 6 de enero, en el Capitolio. Acto que colocara el último clavo en su ataúd.
Más allá de una actitud arrogante, prepotente y caudillista, y a pesar de haber matizado su gobierno con pinceladas aislacionistas, Donald Trump mantuvo una alta popularidad durante sus controversiales cuatro años de gestión. Incluso, a pesar de un manejo de la COVID 19, marcado por una cuestionable e inaceptable ligereza.
Arriesgar un futuro promisorio con más de 74 millones de votantes que intentaron reelegirlo, no parece ser el móvil del atípico expresidente. Donald Trump, hombre gigante de estatura y no menos, en popularidad, rompió el record con una votación jamás vista en USA, en un presidente buscando la reelección, no obstante, ostenta otro récord: el de ser el único presidente en la historia de USA, enjuiciado dos veces. Con una votación en su contra de 223 congresistas, entre los que figuran 213 demócratas y 10 republicanos; la congresista Nancy Pelosi cerró la enconada sesión, trazando el camino hacia un juicio que desde ya, marca la historia estadounidense.
Todo el mal que pueda acarrearle una condena en términos materiales al exmandatario, es insignificante, pues su vida ha transcurrido entre privilegios y fortuna. Lo que está verdaderamente en juego y sí es transcendente, es el posible impedimento a su candidatura en el 2024, toda vez que el juicio demuestre culpabilidad.
Con una votación fuera de lo común, un país dividido y una radicalización de sus simpatizantes, Trump había logrado convertirse en una verdadera amenaza de cara al 2024. Pero su irracionalidad o como señaláramos en principio, su posible estrategia, lo llevaron a incitar a sus seguidores a dar una demostración de fuerza, que puso en riesgo la seguridad nacional y laceró la imagen internacional de lo Estados Unidos.
La indignación hizo estragos entre sus propios funcionarios, varios de los cuales presentaron inmediata renuncia, condenando los hechos. Igual actitud asumieron pesarosamente varios miembros del Partido Republicano, mismo que pudo haberlo respaldado en una próxima oportunidad, si surgía como era de esperarse, la brecha para volver tras la Casa Blanca.
No se sabe con certeza si el juicio podrá desterrar para siempre a Donald Trump, del mundo político, lo que si es bien sabido, que con el aluvión de demandas y acusaciones que se le viene encima, le será muy difícil recomponer su imagen y aspirar al próximo período. Pesaría sobre él la corresponsabilidad de cinco muertos como saldo de la invasión al Capitolio, la acusación de incitar al terrorismo, poner en peligro la vida de varios congresistas. Pesaría incluso, el calendario, pues al final de este cuatrienio, Trump estaría cerca de convertirse en un octogenario.
Podríamos rezar y pedir que “San Ramón lo saque con bien”, pero hay un problema: dicen que también el santo está indignado.
se le olvido mencionar los miles de muertos por el virus.el cual no le hizo caso.diciendo que era una gripe comun.era enemigo de usar mascarrilla y sus seguidores lo seguian en esto tambien. propagandode mas el virus..quiso ser un medico. dando estupidas recetas, dos murieon por seguir su famosa receta.todo un dios arrogante y fatuo e imbecil.y asi tiene seguidores. el dios blanco bajado del monte olimpo. a dirigir ovejas descarriadas.
excelente artí****. no solo eres duro componiendo canciones.