The Tucano’s affaire
Por el título, cualquiera pudiera pensar que estamos hablando de un show de Broadway, la meca del tablado contemporáneo o mas bien “moderno”. Y en cierta forma, se puede inferir que todo este entramado ha sido concebido y puesto en escena desde las salas de producción del gran Teatro del Norte. Demos una miradita a lo que es el background de este montaje que tanto ha gustado en Santo Domingo y que tanta gente está dispuesta a mantenerlo en cartel (por lo menos hasta que se anuncie el espectáculo que habrá de sustituirlo). El origen de todo este embrollo se localiza en Brasil, un país emergente y en vías de desarrollo, donde la lucha electoral pone de frente a gente que comparten un mismo origen social y político, pero que las posibilidades de promoción social desde el poder los convierte (a ellos) en enemigos de urnas. La llegada de Lula Da Silva a la presidencia en 2003 trajo consigo algunas señales esperanzadoras, pero también puso al descubierto las interioridades de esa nueva clase gobernante y lo que podría ser una de sus características mas emblemáticas: la proclividad al dolo, al unto, a la corrupción. El combate de esa práctica tan intrínseca en el ser humano, distrajo considerablemente las iniciativas de Da Silva y de su pupila sucesora Dilma Rousseff, al punto de que los gobiernos de ambos se vieron envueltos en grandes escándalos. Cuando se hicieron públicas las acusaciones de corrupción contra funcionarios brasileños y se instrumentaron los correspondientes expedientes para sustentar los procesos judiciales, es cuando entra en acción el productor del norte, que siempre tiene la oportunidad de escalonar el asunto y darle otra dimensión a lo que quizás no sea tan importante; por lo menos a la luz de las prácticas comunes en Norteamérica. Los argumentos presentados por USA sobre los diferendos entre las compañías Embraer (de capital brasileño) y Boeing (de capital norteamericano), en relación con la venta de los ocho aviones EMB Súper Tucano (también conocidos como ALX o A-29) comprados por República Dominicana a la empresa brasileña, parecen mas bien políticos, que de carácter ético-profesional. Eso de que Embraer cotiza en la Bolsa de Valores de NY y por tanto, “debido a que este asunto es objeto de una investigación en curso en Brasil y en los EE.UU., la compañía no puede hacer más comentarios sobre aspectos del caso, incluso en relación con el procedimiento en Brasil, donde la Compañía no es parte en la investigación”, como dijo Embraer en una declaración por correo electrónico, es una hipocresía de parte de los brasileños, que saben perfectamente que el problema es que le ganaron un round a Boeing, usando las mismas artes comerciales que son normales en el Norte. Es como si dijéramos que “entre bomberos se han pisado las mangueras”; y hay que compensar a los dolidos socios. Se hace muy cuesta arriba pensar que el Coloso del Norte, esté realmente interesado en la transparencia de la negociación que Embraer hizo y que produjo el escándalo de los $93 millones que fueron pagados por el Estado dominicano, y de los cuales el 4% del total ($3.5 millones) se consigna como la comisión pagada a un senador dominicano para su aprobación. En el marco de las operaciones que “legalmente” se aceptan en USA, y que son conocidas como “lobby” -una de las carreras mas insignes y productivas- el 4% de comisión es una suma irrisoria. Es de todos conocido que ningún “lobbysta americano que se respete” moverá sus tentáculos para ganarse la chirlata de un 4%, en una operación de menos de $500 millones. Cuando se habla de promover un proyecto de $100 millones o menos, hay que pensar en por lo menos el 15%, para ser usados en el “cabildeo”, que es a fin de cuentas, lo mismo que “lobbying”. Luego de conocerse las denuncias iniciales de corrupción, surgió una organización llamada Fundación Primero Justicia -de factura criolla- que “sincerizó” un poco los números y llevó hasta el 14% (unos $13 millones) el monto de la supuesta indelicadeza, haciéndola mas creíble. Esta fundación inclusive hasta distribuyó -de manera muy antojadiza por cierto- el dinero que el “hombre del maletín” supuestamente puso en movimiento para la aprobación de la ley en cuestión. Con estos nuevos valores, la comedia tiene mas sentido, y desde luego, la fundación de marras corrige un entuerto que había pasado desapercibido para el guionista original: cuando se acusa a un coronel activo y a un senador -desconocido por cierto este último- de ser los responsables del dolo, se dejaba fuera del expediente el objetivo principal, que era el presidente de turno. Ciertamente, yo creo que la corrupción ha estado presente en la vida republicana nuestra desde 1844. Pero de ahí a acusar a diestra y siniestra en general, esparciendo lodo sobre todo el mundo, como que resulta venal y avieso. Si se publica el nombre del coronel supuestamente implicado, ¿por qué no hacer lo mismo con el senador? Y ¿cómo se explica la inclusión del nombre del presidente de turno, si temen decir el nombre del senador? Es evidente que Primero Justicia sirve a los intereses de la compañía Boeing, al tiempo que poniendo el nombre del Presidente en escena, se presta a la campaña de difamación, que es en última instancia la verdadera finalidad local de todo este montaje mediático y politiquero. “Miente, miente, miente que algo quedará”, proclamaba el tristemente célebre Joseph Goebbels en su funesta máxima y parece que tiene seguidores en nuestro país. Tan solo esperamos que aparezcan las pruebas para tan temerarias acusaciones. Ya con estos hechos sobre la mesa es que me permito hacer las siguientes puntualizaciones sobre este extraño caso, que muy bien recuerda los famosos “Escrúpulos de María Gargajos” del imaginario español: · Los norteamericanos son los últimos con derecho a hablar de corrupción relacionada con el “cabildeo” de leyes y favores, dado que el “lobby’s man” es una figura tan legal como antigua en los mas de 200 años de edad esta nación · La gleba política dominicana, que no está interesada en el real combate de la corrupción, simplemente se ha sumado a esta campaña “made in USA”, porque lo que persigue es invalidar a uno de los competidores presidenciales · Las diferencias entre Boeing y Embraer, son de carácter exclusivamente comercial, ya que sus relaciones inter empresariales son muy cordiales y de cooperación mutua y · En lugar de criticar a Embraer, los dominicanos deberíamos profundizar en sus diferencias con Boeing, a fin de sacar provecho de sus contradicciones y forzar en el futuro, al financiamiento -tal y como lo hizo el Banco de Desarrollo de Brasil- que es lo que al final marcó la diferencia y posibilitó el cierre de la operación. Finalmente y para abotonar este asunto, vale reflexionar sobre quien pudiera ganar y quien pudiera perder, en esta suerte de sainete que se ha montado alrededor de los aviones Súper Tucano, de fabricación brasileña. La oposición que quiere sacar al PLD del poder, debe tener muy en cuenta que eliminar a uno de los candidatos gobiernistas para favorecer a otro, no es una apuesta confiable, pues fortalece al otro, y lo blinda, electoralmente hablando. Viendo las cosas desde el lado del Gobierno, ninguno de los dos bandos en pugna debe satanizar al otro, porque sus respectivas ofertas electorales han de apoyarse en las acciones que desde el Gobierno, haya tomado su contrincante. Digo, si es que no triunfa la sensatez -como hasta ahora ha acontecido- y se impone el tradicional acuerdo morado. Aunque bien pudiera interpretarse, que este impasse de los aviones Tucano, aireado por los reyes del Norte para detener, o por lo menos desacelerar el avance de los capitales emergentes en el área de financiamiento internacional, tendrá implicaciones en las elecciones de 2016. Estoy casi convencido de que la oposición, fiel a su espíritu secesionista, no interpretará ni el momento ni las implicaciones y como de costumbre, “huirá de la vaca, para alcanzar el toro”.