“Solo un milagro”: análisis político

 

 

Tengo la humana sensación de que si en este mismo instante en que escribo este artículo se celebraran elecciones presidenciales –limpias- la derrota del PLD sería vergonzante. El desplome del gobierno del partido morado es increíble. No es casual que en unranking internacional que midió la popularidad de los mandatarios latinoamericanos, el presidente nuestro descendió estrepitosamente del primer lugar a uno de los más bajos.

 

Resulta innegable que la clase media dominicana se ha virado en abierto rechazo al mandato del partido de la estrella amarilla. Y el rechazo tiene profundas raíces y motivos, que se resumen en dos palabras: corrupción e impunidad. Evidentemente que si el gobierno no advierte qué está sucediendo en el país, el tiempo corriendo en su contra se transformará en una guillotina.

 

La llaga del oficialismo aumenta como un “nacío ciego”, pues ahora comenzaron los barrios populares –Capotillo- a marchar de verde y si ese proceso continúa las puertas para un nuevo regreso en 2020 se les cerrarán con fuertes petillos al partido de Leonel y Danilo.

 

La gente se “jartó”. Pero nadie ignora que una clase media descontenta es señal de cambio. No solo aquí, también en cualquier parte del mundo. No olvidemos que la revolución francesa, la rusa y la cubana, fueron movimientos sociales de la clase media. En ese ámbito, es penoso que algunos altos funcionarios vean en los movimientos de la clase media dominicana un peligro para la estabilidad del país, quizás por eso buscaron en los fondos públicos la estabilidad económica de ellos y sus descendientes.

 

Muchos manifiestan con espíritu crítico que la caída de la popularidad de este gobierno es tan impactante, que si no fuera por las -ya opacas- “Visitas Sorpresas”, existe la impresión de que no hay gobierno. Otros llegan más lejos: “esta  administración en muchos aspectos depende de las bocinas. Ellas, al margen de su desprestigio, parecen sostener la pírrica imagen de este régimen. Con la agravante de que esas voces ni ellas mismas se creen”.

 

¿Hay espacio y tiempo para cambiar?

 

Al parecer es sumamente difícil. Valorando negativamente el hecho de que cada día Danilo y Leonel suelen caminar de espaldas, como alejándose uno del otro con rapidez. No es un chisme que los dos grupos en que está dividido el PLD amontonan rencores y odios de uno y otro lado. Los críticos subrayan que la destitución de Diandino Peña ha sido un trago amargo preparado para el paladar de Leonel. Cuya memoria no logra olvidar el agrio del “quirinazo” y lo acre de la reelección que en 2016 le impidió ser candidato.

 

Muchos piensan al presenciar los últimos eventos en contra de personas y manifestantes, que los peledeístas están cavando su tumba y comprándose las telas para sus mortajas, porque disque el olor a muerte tupe el olfato de los morados. Quizás por eso, en una muestra de desesperación el “Señor del anillo” dijo con palabras amenazantes: “O jugamos todos o se rompe la baraja”.

 

No faltan quienes ven algunos puntos a favor del PLD. Uno de ellos es la compra del PRD y parte del PRSC. Últimamente también han hecho claudicar con favores a un ex presidente famoso por ser atípico.  Este ahora aborrece las marchas. Otro punto es la fortuna de sus dirigentes, y como el dinero lo puede todo…. Sin embargo, en círculos de opinión llegan a afirmar de manera irónica que, “solo un milagro pudiera salvar al PLD de una derrota!”.

 

La tabla de salvación no se aprecia a la vista, mientras el mal tiempo presagia tormenta. Leyendo la lista de sus encumbrados dirigentes, muy pocos no están tildados de corruptos. Y sus dos más altos líderes viven a la suerte de lo que pase con el escándalo de la Odebrect. El PLD no advierte que en América Latina hay un antes y un después del lío de Odebrect. Porque esa ola corruptiva terminará arrastrando a muchos malos gobiernos de la región.

 

Ante esas perspectivas y de cara al mal tiempo del gobierno peledeísta, se repite el eco de la exclamación:”¡solo un milagro pudiera salvar al PLD de una derrota!”. ¿Cuál pudiera ser ese milagro? Se piensa en que ese partido tiene que retomar el pensamiento político de su líder creador, y orientar el gobierno en la línea de esa plataforma teórica. ¡Bueno! Eso sería un suicidio para muchos de sus multimillonarios dirigentes, que ya forman parte de una clase…y las clases no se suicidan.

 

Un cambio total de rumbo

 

Mirando al interior de la casa morada, reconociendo el desorden en la organización, se conjetura en el sentido de que únicamente una transformación de la cabeza a los pies tendría la fuerza para frenar su derrumbe. Y ese cambio significa un giro de 180 grados. Sería como, para dar un ejemplo de combate a la corrupción, trancar en las cárceles a más del cincuenta por ciento de su Comité Político, porque sus fortunas son insostenibles de frente a un fiscal que cuestione su procedencia legal o moral.

 

Otra posibilidad podría ser estructurar un gabinete con figuras de prestigio y pulcritud incuestionable y dotar a toda la administración pública de un sistema de filtros que haga imposible el saqueo de los fonos del Estado. A esto sumemos un sistema de justicia realmente imparcial. Una Policía y un Ministerio Público que hagan de la corrupción y la impunidad cosas del pasado. Además de crear un efectivo programa de seguridad ciudadana. También en el aspecto social y económico, se deben transformar los ministerios que tienen esa responsabilidad para que funcionen satisfaciendo esos requerimientos.

 

Por lo expresado se nota que, las intenciones que animan estas ideas implican que solo un milagro pudiera hacer cambiar de rumbo al gobierno. Mas los milagros no acontecen con facilidad. Pero la fe es lo último que se pierde. La cúpula morada tiene la oportunidad de arrodillarse en los bancos de la iglesia (como hacen otros feligreses) a rezar para que ocurra ese milagro salvador de la pérdida de su poder.

 

No obstante, son tantos los que imploran por una y otras razones para que suceda un milagro que lo saque de sus extremas dificultades, que a veces la posibilidad de que este milagro ocurra es un billete de lotería.  Por lo tanto, el gobierno luce preso, igual que el título de la película: “Atrapado y sin salida”.

 

El oficialismo  está obligado a tomar otro rumbo en dirección de los caminos del pueblo. De lo contrario, con el paso del tiempo y con el crecimiento de las marchas verdes, ni un milagro lo podría salvar de una derrota.

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