Siguen "picoteos" en el aeropuerto

SANTO DOMINGO.- Es en los aeropuertos donde cualquier extranjero que visita un país recibe la primera impresión del lugar al que ha llegado. Fácilmente puede percibir realidades del lugar como una especie de espejo, en el que incluso se reflejan comportamientos de la gente que le habitan. No importa que el aeropuerto sea supermoderno, dotado de las mejores instalaciones, con decoraciones hermosas, los visitantes captarán, sobre todo, como es la gente del lugar, si es educada, amable, tosca, maliciosa, odiosa y así por el estilo, en este primer contacto directo con autoridades, funcionarios o simples empleados del país que se visita ya sea por turismo, negocios, visitas a amigos y otros. Una primera impresión puede perdurar para siempre, por esto, es necesario escoger bien al personal que va a laborar en los aeropuertos, pues ellos son los encargados con su ética profesional de mostrar una imagen excelente de su país. Nuestro aeropuerto de Santo Domingo, “Internacional de Las Américas Dr. José Francisco Peña Gómez”, ha exhibido físicamente un aspecto muy bueno, incluso en la limpieza y ha mejorado en los servicios generales, pero todavía existen empleados que no están conscientes de sus responsabilidades, entre ellas mostrar al visitante un comportamiento digno. No es posible que a estas alturas todavía existan algunos que continúan descaradamente con el picoteo a los viajeros, una práctica que se usaba mucho en los tiempos de Joaquín Balaguer cuando era una verdadera tortura llegar al citado aeropuerto, pues los “inspectores de aduana” te obligaban abrir las maletas y luego pedían dinero. Los dominicanos acostumbrados a esa corrupción, siempre estaban pendientes traer en los bolsillos algunos dólares o pesos dominicanos, que pudieran saciar a los “inspectores”. Con la llegada de nuevos gobiernos, las cosas cambiaron, sobre todo con el PLD, que realmente modernizó y cambió todo el sistema del citado aeropuerto, incluyendo la eliminación del picoteo y adecentó el personal. Sin embargo, en las últimas veces que he viajado, me he encontrado con un par de vivos que piden dinero como en los tiempos de antaño, como la mujer encargada de verificar los números de las maletas, quien descaradamente les expresa a los que llegan al país, con cara de muerta de hambre: “¿Tienes un dinero que puedas darme, para yo comer?¨, que nos hace sentir vergüenza ajena, y que muestra a un país lleno de pordioseros.

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