Ritualidad de la muerte
Hacen aproximadamente entre 230 mil a 130 mil años que los seres humanos comenzaron a enterrar sus muertos. Los primeros homínidos en hacerlo fueron los Homo Neanderthalensis u Hombres de Neanderthal, que adquirieron ese nombre porque los primeros de su tipo fueron encontrados en el valle de Neander en Alemania en 1856 y designados así en 1863 por el geólogo e investigador inglés William King.
Los neandertales hacían los enterramientos en un marco ceremonial. Esa ritualidad de la muerte, con matices simbólicos particulares, ha continuado hasta hoy. La sepultura o las expresiones de duelo, por ejemplo, siguen estando precedidas de elementos ceremoniales conforme los perfiles religiosos del país, región o cultura.
Con el enterramiento de los muertos, los deudos envían una señal de valoración de la vida, de afecto y presumen una garantía de paz, tranquilidad y una “morada eterna” para el fallecido. Esto encierra un gran simbolismo, porque el lugar escogido para la sepultura –el cementerio- se convierte en el espacio obligado para el rencuentro emocional de los vivos (familiares o allegados) con el/la caído/a o ido/a a destiempo.
Estudios científicos revelan que la visita periódica al espacio donde yace un familiar cercano sepultado produce un “acercamiento” y/o “comunicación” de gran impacto psicológico. Este efecto no se trata de una pose estéril o de apología religiosa, sino un momento de mucha espiritualidad y calado emocional.
Por el alto valor y significado que entrañan para los vivos los cementerios, es penoso observar las pésimas condiciones de nuestros “camposantos” y la ineptitud e incapacidad de nuestros Ayuntamientos para remediar una cuestión que no implica invertir todo el patrimonio o presupuesto municipal.
Nuestros cementerios se encuentran en deplorable situación. Resulta reprochable e injustificable ese desdén de los cabildos de todo el país con los espacios de los difuntos.
La nuestra es una sociedad que maltrata y agrede a los vivos…. y aún muertos continúa atropellándolos.
jpm