Relaciones EE.UU-Cuba, tensión entre Rusia y Occidente y el El, estremecieron 2014
La Habana, 30 dic(PL).- El comienzo de una nueva era en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, la creciente tensión entre Rusia y Occidente y la aparición en el Levante del Estado Islámico (EI), son algunas de las noticias que estremecieron a la opinión pública mundial en el año que culmina.
El pasado 17 de diciembre los presidentes cubano, Raúl Castro, y estadounidense, Barack Obama, anunciaron el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones, luego de 50 años de ruptura.
Obama informó, además, la liberación de los tres antiterroristas cubanos presos en cárceles norteamericanas -Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Gerardo Hernández- y que utilizaría sus facultades ejecutivas con el objetivo de incrementar el intercambio comercial y flexibilizar los permisos de viajes de los ciudadanos de su país a la Isla.
En esa ocasión, Raúl Castro reiteró la voluntad de dialogar con la nación norteña en un clima de respeto, comunicó la decisión de liberar al agente norteamericano Alan Gross y precisó que aún queda por resolver lo principal: el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba que provoca enormes daños humanos y económicos a la isla.
Con estas noticias, entre otras, concluyó un año cargado de hechos relevantes para la vida cultural, política y económica de los pueblos del orbe.
Para Washington, el 2014 estuvo marcado por las protestas raciales en la ciudad de Ferguson, Misuri, luego de la muerte del afronorteamericano Michael Brown, el 9 de agosto, a manos de la policía blanco.
Por otro lado, la victoria de los republicanos en el Congreso fue, segun algunos analistas, un duro golpe para la administración de Obama, quien deberá ejecutar sus planes de política interna y externa con la mayor bancada republicana desde 1928: 54 de los 100 asientos en el Senado y 247 de 435 en la Cámara de Representantes.
En el mundo árabe se registró el estremecimiento causado por la ofensiva del EI en Siria e Iraq, la cual sirvió de pretexto a Washington para lanzar uan nueva ofensica militar (aérea) en la región con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), con muy escasos resultados hasta el momento.
En medio de estos acontecimientos, la reincorporación de Crimea a territorio ruso y la guerra entre el gobierno ucraniano y las repúblicas autoproclamadas de Donetsk y Lagansk llevaron las relaciones entre Washington y Moscú a su punto más bajo desde la caída de la Unión Soviética.
La alianza occidental encabezada por Washington decidió sancionar económicamente a Rusia y apostar tropas cerca de sus fronteras, medidas que provocaron complicaciones a la economía de la nación euroasiática.
Las sanciones contra Rusia tienen mayores repercusiones en un contexto en el cual la economía mundial aún no ha sobrepasado completamente los efectos de la crisis desatada en 2008 y cuando el precio del barril ha descendido hasta los 60 dólares.
La disminución en los precios del petróleo, en parte debida a la introduccion principalmente por Estados Unidos del método de extraccion conocido como fracking,a decir del presidente venezolano, Nicolás Maduro, tiene como objetivo «golpear» las economías de Rusia, Irán y especialmente Venezuela.
Este hecho se suma a las protestas de la derecha opositora de Venezuela, que entre febrero y junio del año 2014, dejaron un saldo de 43 muertos y 800 heridos en el país sudamericano, como parte de los planes que pretenden sembrar la anarquía con el respaldo de Washington.
Otro hecho que conmocionó a la región fue la desaparición, el pasado 26 de septiembre, de 43 normalistas de la escuela rural de Ayotzinapa, en el estado de Guerrero, México, el cual puso al descubierto el lado más sórdido de la violencia y el crimen organizado.
Por su parte, Argentina prosiguió su lucha contra las maniobras usureras de los fondos buitre, que intentan socavar la soberanía política y financiera del país.
A pesar de esta ofensiva contra los gobiernos progresistas del continente, durante las elecciones de este año las fuerzas democráticas volvieron a imponerse en los comicios, con las victorias de Dilma Roussef (Brasil), Tabaré Vazquez (Uruguay), Michelle Bachelet (Chile), Evo Morales (Bolivia) y Salvador Sánchez Cerén (El Salvador).
En Costa Rica, por primera vez se impuso un gobierno de centro-izquierda, con la figura de Luis Guillermo Solís, al tiempo que el gobierno de derecha del empresario Ricardo Martinelli llegó a su fin en Panamá, con la victoria de Juan Carlos Varela, líder de la coalición de centro integrada por el Partido Panameñista y el Partido Popular.
A su vez, en Nicaragua para el gobierno del presidente Daniel Ortega representó un gran logro político el comienzo de la construcción del Gran Canal Interoceánico en Nicaragua, por el cual se prevé el tránsito de más de cinco mil barcos anuales.
También fueron evidentes los avances hacia un acuerdo de paz definitivo entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC-EP a través de las negociaciones que continuaron durante todo el año en La Habana.
La reelección del presidente Juan Manuel Santos con un 50,95 por ciento de los votos, frente a su contrincante, ûscar Iván Zuluaga, infundió confianza en aquellos electores que optaron mayoritariamente por la propuesta de la paz para el 2015.
Brasil acogió la sexta cumbre de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica), entre el 14 y 16 de julio, y la Copa de Fútbol, hechos que aumentaron su prestigio a nivel internacional y dieron muestra, también, de los avances económicos y políticos de todo el continente.
En 2014 los gobiernos de la zona avanzaron en la integración regional, gracias a los acuerdos firmados en las cumbres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (enero, Cuba), la Unión de Naciones Suramericanas (diciembre, Ecuador) y la Comunidad de Estados del Caribe y la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ambas en diciembre en Cuba).
El estallido de la epidemia de ébola en África Occidental y la inmediata respuesta de Cuba con el envío de más de un centenar de médicos y personal de salud para su enfrentamiento también marcaron los últimos meses del año que termina.
Otros países vieron agrietarse sus proyectos de unidad nacional, como ocurrió en Gran Bretaña, donde el pueblo escocés fue a las urnas el 18 de septiembre a decidir si asumía las riendas de su destino o continuaba bajo el manto de la corona inglesa, opción que a la postre se impuso.
Del mismo modo, la región española de Cataluña registró en 2014 un reforzamiento del separatismo, cuyo mayor síntoma fue la consulta celebrada en octubre, sin los resultados esperados por los partidarios de la independencia.
La consulta ocurrió precisamente cuando el rey Juan Carlos I abdicaba en favor de su hijo, el nuevo monarca Felipe VI, en medio de una profunda crisis de legitimidad y rumores de corrupción.
Las protestas que recorrieron España son el resultado de una crisis que ha dejado 4,5 millones de parados y un nuevo actor en el escenario político de esa nación europea, el partido Podemos, fuerte candidato a ganar las elecciones en 2015, frente a los partidos tradicionales.
Los aires de cambio llegaron incluso a los límites del viejo continente, en Turquía, donde el pasado 10 de julio, el candidato del gobernante Partido de Justicia y Desarrollo, Recep Tayyip Erdogan, venció en las primeras elecciones realizadas por voto popular directo, nación que se debate entre el legado del liberalismo europeo y el despotismo asiático.
También en materia electoral fue reelecto el presidente argelino, Abdelaziz Bouteflika, mientras que en Túnez, Mohamed Beji Caid Essebsi, de 88 años, ganó los comicios presidenciales y confirmó el ocaso del otrora mayoritario partido islamista An Nahda.
En Egipto, Abdel Fattah al Sisi, exministro de Defensa y arquitecto de la defenestración del islamista Mohamed Morsi, el 3 de julio de 2013, fue elegido presidente por abrumadora mayoría frente a su único rival, el nasserista Hamdeen Sabahi en junio pasado.
Ese mismo mes, las elecciones legislativas libias, convocadas para dirimir la pugna entre diputados islamistas y laicos, desembocó en un nuevo conflicto: los primeros aprobaron un gabinete de manera fraudulenta y los segundos se refugiaron en la ciudad nororiental de Matrouh.
Pronto el influyente general retirado Jalifa Haftar se sumó al gobierno laico del primer ministro Abdallah al Thinni y prometió liberar a Libia de la «escoria islamista».
Israel continuó la promoción de la violencia en la región del Levante, al lanzar en julio una nueva agresión militar contra Gaza con el objetivo evidente de lograr la fractura del acuerdo de reconciliación interpalestino firmado en abril entre Hamas y Al Fatah.
Durante los 50 días de bombardeos murieron más de dos mil civiles palestinos y otros 11 mil sufrieron heridas o quedaron lisiados de por vida.
Un hecho positivo -en medio de un panorama de guerras- fue la retirada de los últimos efectivos de la OTAN en Afganistán, aunque este suceso incrementó la beligerancia de la insurgencia interna.
Para otras zonas del continente asiático el suceso de mayor relevancia fue la desaparición del vuelo 370 de Malaisya Airlines, operado por un avión Boeing 777 con 239 personas a bordo, el 8 de marzo, hecho que aún se mantiene bajo una nube de misterio.
Otro aparato de la misma aerolínea con 298 personas cayó en suelo ucraniano el 17 de julio, cuando un misil dirigido desde la zona donde guerreaban separatistas y partidarios del gobierno de Kiev, interceptó el vuelo en su ruta de Ámsterdam a Kuala Lumpur.
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