Reelección…? A mérito de qué

En un país en que no hay institucionalidad y predomina la corrupción y la impunidad es difícil aceptar como bueno y válido el resultado de las encuestas que miden posiciones de los actores del sistema en las diferentes variables, por tal razón se hace difícil considerar que el presidente Danilo Medina tenga realmente una aprobación de 85% en el renglón más alto y un 65% en el más bajo.

Hay muchas variables de analizar la actualidad social de cada país, pudiendo usar como parámetros la percepción, que es algo muy subjetivo; los números suministrados por las mismas instituciones de servicios públicos y las estadísticas científicas, que es algo muy inestable y que va a depender del enfoque a medir y la opinión de los medios que es aún más desmeritada a razón de los más de mil millones de pesos que cada mes malgasta el gobierno para pagar dichos medios y sus comunicadores que hacen de sicarios de la palabra y bocinas propagandísticas.

A pesar de todo ese entramado de manipulación dirigido por el gobierno y los diferentes actores de los poderes públicos y privados. En cualquiera de las metodologías científicas aplicadas, los últimos estudios realizados por las organizaciones encargadas de producir estadísticas mundiales que nos incluyen, el Estado dominicano ocupa los primeros puestos cuando se trata de resultados negativos y los últimos lugares cuando se trata de resultados positivos.

Algunos ejemplos para ilustrar mejor de la cruda realidad que vive la República Dominicana:

La ONG Alemana Transparencia Internacional (TI) coloca al país entre los últimos lugares de 177 países en cuando a transparencia y ética en la administración pública, a causa de los grandes niveles de corrupción e impunidad.

De igual manera la República Dominicana se sitúa en el primer lugar o principal país de la lista negativa o menos confiable para invertir, fuente: Revista Forbes que cita a Jon Hall, de FM Global, debido a los riesgos de infraestructuras y débiles construcciones que violan los códigos o protocolos de seguridad, haciéndonos vulnerables para huracanes y terremotos. Además de la baja capacidad para manejar desastres naturales y combatir incendios.

Por otro lado está nuestra debilidad en la seguridad jurídica, ya que el sistema judicial es cuestionable y está corrompido al igual que el resto de las instituciones públicas que tienen que validar certificados oficiales para cualquier tipo de formalización de empresa o negocio.

A todo esto se suma la incapacidad del Estado para suplir servicios básicos de calidad, cabe decir que en 171 años de historia republicana, no hay un solo de los servicios públicos o necesidades básicas que funcione adecuadamente y con calidad. Solo mencionar que aumenta el deterioro de los sistemas: de electricidad, de suministro de agua potable, de seguridad ciudadana, de transporte público, de ordenamiento vial, de drenaje y alcantarillado; de recogida de basura, de protección ambiental, de salud pública, de educación integral, de oportunidad laboral y desarrollo de talento; de deporte y cultura; de facilidad de viviendas, de alimentos asequibles, entre otros renglones que complementan estas necesidades básicas y que también están ausentes o con mucha deficiencia, y son imprescindibles para la calidad de vida de los habitantes.

Es evidente que el Estado dominicano vive un círculo vicioso de atraso y fracaso en comparación con los avances de la humanidad debido a incapacidad, ineficiencia, irresponsabilidad de las autoridades, la burocracia, el robo público y la corrupción administrativa.

Los resultados negativos que deja cada año la inversión de más de 600 mil millones de pesos, o 15 mil millones de dólares, pagados por los contribuyentes  y que no vemos resultado alguno a valorar. Aparte se le suman los prestamos internos y externos, (deuda que se ha duplicado en la ultima década) y de las donaciones y ayudas internacionales; nos muestran que estamos exentos de planificación y gerencia en la administración pública. Desaprovechándose la oportunidad de invertirse adecuadamente para suplir necesidades básicas y demandas pendientes desde el nacimiento de la República.

No podemos olvidar que pagamos la energía más cara e ineficiente de América Latina, pagamos el servicio de internet más caro,  somos el segundo país con más víctimas por accidente de tránsito de la región y el primero en desorden vial; tenemos la mayor taza de adolescentes embarazadas, el peor sistema educativo, aumenta la pobreza crónica o extrema y la clase media es cada vez menor. Cabe sumarle el aumento de las manifestaciones de violencia con sus nuevos tipos del sicariato, cobijadas por la sombrilla del crimen organizado y el narcotráfico; que preña la política y la economía.

Para poner la tapa al pomo, es necesario mencionar que en estos casi tres años de gobierno del “tan valorado” presidente Danilo Medica se han destapado grandes escándalos que muestran indiferencia, irresponsabilidad, cobardía, falta de patriotismo, falta de autoridad, complicidad y corrupción. Citamos: Quirinazo, Dicanazo, Tucanazo, Estafa a tres mil Familias por el Banco Peravia, invasión de ilegales y criminales internacionales con la complicidad de las autoridades; Caso Félix Bautista, Caso Díaz Rúa, Caso Euclides Gutiérrez, Caso Vincho Castillo, entre otros no menos relevantes.

La encrucijada política en que nos encontramos, de elegir el mal menor, el menos malo en percepción o apariencia. Destaca la ausencia de una oposición militante, creíble y no comprometida con la maquinaria corruptora que encabezan y manejan Danilo Medina y Leonel Fernández. La instauración de una seudo democracia política integrada por asaltantes del erario comprometidos en su mayoría y patrocinados por el narco.

La ausencia de líderes como sustitutos lógicos del caudillismo histórico, representados por figuras y figurines que medran en la actividad política obteniendo grandes beneficios de la teta nacional, viviendo de los apellidos y el mercado político partidista.

El hecho de que haya elecciones y se ejerza libremente el derecho a votar, no significa que el pueblo elija, sino que se lo arrea como borregos a escoger entre la carpeta de opciones que el status quo y el conservadurismo nacional impone.

La población está adormecida y atontada, sin participación consciente ni conocimiento de la grave realidad nacional.

Los candidatos van tras ellos como asaltantes de caminos, como forajidos del viejo oeste para cambiarle su voto por espejitos y pica pollos.

El panorama es deprimente porque la falsa democracia nuestra o estafa de democracia no funciona y ni siquiera podemos parir como nación a un Chávez, un Evo Morales o un Rafael Correa Explota la inexplicable burbuja de popularidad mediática de D y el adormecimiento colectivo.

El ciudadano presidente dominicano tiene cara de bobo y le ha puesto un bobo a la nación entera. La pretendida reelección puede ser una bomba de humo para distraer, embobar con el fin de negociar curules o posiciones y luego servir de peldaño y comodín para que vuelva Leonel, “El Exterminador”. Este pretendido Buda iluminado, con vocación y presunción mesiánica, el predestinado de Villa Juana, íntimo de los bacanales del narco patrocinador, que lo ha corrompido todo.

En conclusión, con todo Estado en crisis: los sistemas de educación, de salud, de justicia, de seguridad y defensa; deporte y cultura; electoral, político-partidista, de seguridad social, de medio ambiente, económico, y de toda la administración pública en general presentando números en negativo… Con éste panorama…

“A mérito de qué… la Reelección…?”

¡Despertemos!

Dios les bendiga hoy y siempre

Infoseguridad007@gmail.com

@Jttaveras

 

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