Preguntas sin respuestas

La Policía Nacional y la Procuraduría General de la República dieron el informe final sobre el caso en que resultó herido David Ortiz. Se trata de un informe que genera muchas interrogantes, por las contradicciones evidentes y por soslayar aspectos básicos en una investigación de esa índole.

          Al producirse el ataque  —con una herida que pudo provocarle la muerte al ídolo deportivo—  lo primero que tenía que preguntarse las autoridades es: ¿Quién puede estar detrás de este hecho? ¡Muy fácil! ¿Acaso David Ortiz no fue cercado y perseguido por individuos que conducían varios vehículos, donde el astro deportivo se abrió paso chocando y corriendo hasta protegerse en una gasolinera? En ese escenario entonces los persecutores deciden marcharse.

         Pero David Ortiz puso la denuncia ante el procurador general de la República. El procurador, que estuvo leyendo mediante teleprónter,  dice que investigó el acontecimiento. ¿Cuáles fueron los resultados?¿Dónde están los videos? ¿Los vehículos que participaron y sus respectivos números de placa? ¿Quiénes fueron detenidos y cuál fue el móvil de la persecución? ¡Nada! No dijo nada, a pesar de que en todos esos lugares hay cámaras y la investigación no era complicada.

          ¿Si el objetivo de ataque no era Ortiz Arias sino Sixto David Fernández, que en nada se parecen y de quien se supone distribuyeron su foto entre los sicarios, por qué escogen un centro nocturno lleno de personas y no optaron por su taller de mecánica,  que está en Villa Consuelo? ¿No era mucho más fácil atentar entrando o saliendo de su casa o en cualquier otro lugar?

          ¿Por qué el propio Ministerio Público, en medida de coerción dictada a uno de los involucrados, establece que los jóvenes duraron una semana persiguiendo al objetivo Américo David Ortiz Arias?

          ¿Por qué nunca se interrogó a la hermana de David Ortiz, la que, durante un incidente con una dama que vinculan sentimentalmente al Big Papi, le enrostró que ella es culpable del acontecimiento trágico? ¿Por qué tampoco se interrogó a esa señorita, que supuestamente había recibido una jeepeta de 87 mil dólares, había declarado que tenía una relación de siete años, aunque después dijo que “eran simples amigos”?

          ¿Cómo es posible que para una persona tan fácil de atacar como Sixto David Fernández, por las circunstancias descritas, Víctor Hugo Gómez Vásquez, supuesto autor intelectual, se tome largos ocho años (es decir, desde 2011 cuando Sixto lo denunció como narcotraficante, motivo por el cual fue apresado, hasta el 9 de junio de 2019, cuando se produce el hecho criminal en el Bar Dial) para un atentado que termina afectando a otra persona? Hay otras preguntas, pero es preferible esperar la versión de David Ortiz, su abogado o sus familiares, para entonces tener una idea acabada del motivo de la novela narrada por el director de la Policía, quien demostró ser un académico capaz, por lo menos en materia de investigación.

          Todo lo contrario del procurador, quien leyó un discurso ensayado, pero una vez se deshizo del teleprónter mostró apuros y molestias para responder las preguntas formuladas, sobre todo la que le hizo un periodista extranjero que ya tenía evidencias diferentes a las descritas en la conferencia de prensa.

          Una de las hipótesis formuladas desde el inicio de la supuesta investigación es la posibilidad de que a David Ortiz posiblemente no le interesa que salgan a relucir las reales causas del hecho que casi que le cuesta la vida, porque se conocerían infidelidades que la sociedad estadounidense condena y, peor aún, el deterioro de su relación matrimonial, deterioro que podría degenerar en un divorcio que obliga a partir en dos el patrimonio económico y la catástrofe que significa destruir un hogar con tres hijos.

          Además, la sociedad estadounidense se enteraría de muchos amigos de David, aunque él está comprobado que es un individuo limpio, son sujetos del bajo mundo y todas esas cosas podrían ser obstáculo para su ingreso al Salón de la Fama. De manera, que no se descarta que el tollo o embrollo anunciado por las autoridades cuente con la anuencia del mayor afectado, el cual dirá que el daño está hecho y no quiere más daños.

          Se trata de simples hipótesis sujetas a confirmación, por lo que la prudencia aconseja la espera. Podrían surgir nuevos datos que sí llevarían a una conclusión más valedera. Esperemos.

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