Nueva York es la megaciudad que más energía consume del mundo
Liderados por ingenieros de la Universidad de Toronto (Canadá), un equipo internacional de investigadores examinó datos sobre el consumo de los recursos en las ciudades más grandes del planeta, como la quema de gas natural para calefacción, el uso de electricidad para el transporte público o la eliminación de residuos sólidos y aguas residuales.
Publicados esta semana en Proceedings of the National Academy of Sciences, los hallazgos podrían señalar el camino hacia estrategias para que las ciudades sean más limpias, más verdes y más sostenibles, o al menos, menos codiciosas.
27 megaciudades
Las megaciudades -áreas metropolitanas con poblaciones de más de 10 millones- continúan creciendo en tamaño e importancia económica. En 1970 sólo había ocho megaciudades en todo el mundo. Este número creció a 27 en 2010, y se espera que llegue a 37 en 2020. El área metropolitana de Toronto tiene 6 millones de habitantes, por lo que no se incluye en el estudio.
Estas áreas urbanas actualmente generan el 14,6 por ciento del PIB total del mundo, pero también consumen recursos de forma desproporcionada.
El estudio encontró que las megaciudades de hoy son el hogar de sólo el 6,7 por ciento de la población mundial, y sin embargo consumen el 9,3 por ciento de la electricidad y producen el 12,6 por ciento de los desechos.
De acuerdo con el profesor de ingeniería civil y ecólogo industrial Chris Kennedy, de la Universidad de Toronto, algunas ciudades son más culpables que otras. «La metrópoli de Nueva York tiene 12 millones menos de personas que Tokio, y sin embargo utiliza más energía: el equivalente a un superpetrolero de petróleo cada 1,5 días», señala, en la nota de prensa de la universidad. «Cuando lo vi, pensé que era simplemente increíble.»
Causas de las diferencias
Kennedy, también investigador principal en el Instituto de Ciudades Globales de la universidad, explica que algunas de las diferencias tienen que ver con la geografía: las megaciudades más frías como Moscú y Nueva York utilizan más combustible para la calefacción. Otro factor es la actividad económica.
«La gente rica consume más cosas y en última instancia tira más cosas», dice. El neoyorquino promedio utiliza 24 veces más energía que un ciudadano de Calcuta, y produce más de 15 veces más residuos sólidos.
Sin embargo, como puede verse comparando Nueva York y Tokio -dos megaciudades relativamente ricas en regiones templadas-la riqueza y la geografía no lo son todo. El diseño eficiente de Tokio y su vasta red de transporte público reduce su impacto ambiental, y demuestra que, en algunos casos, las políticas urbanas inteligentes pueden reducir el uso de recursos, incluso aunque suba el PIB y haya explosión demográfica.
Tokio también se ha ocupado de forma enérgica de las tuberías con fugas, una estrategia que ha reducido las pérdidas de agua al 3 por ciento, frente al más del 50 por ciento de fugas en ciudades como Río de Janeiro y Sao Paulo. «Son los lugares que realmente están faltos de agua, y sin embargo la están tirando», dice Kennedy.
En el estudio, Kennedy y su equipo exponen otras políticas exitosas:
-Moscú ha construido el mayor sistema de calefacción urbana del mundo, proporcionando calor y energía combinados a edificios que albergan a 12 millones de personas. El sistema está siendo más eficiente que el uso de sistemas separados para cada edificio.
-Seúl ha desarrollado un sistema de recuperación de aguas residuales utilizados para usos secundarios como inodoros, aumentando la eficiencia global del uso del agua.
-Londres ha sufrido un aumento de los costes de la electricidad y de los impuestos sobre la eliminación de residuos sólidos. Es la única megaciudad en la que el consumo de electricidad per cápita está disminuyendo incluso cuando el PIB sube.