Nombres que el tiempo quiere olvidar pero la historia lo impide (3)
Dr. Rogelio Lamarche Soto: Maestro de la Medicina Dominicana Rogelio Lamarche Soto nació el 25 de febrero de 1908 en la calle Sánchez #16 (hoy 116) en la ciudad de Santo Domingo. Hijo primogénito del matrimonio de Rogelio Lamarche Pérez y María Lorenza Soto.
A los 4 años de edad inició sus estudios en el Liceo Núñez de Cáceres, en el que realizó sus estudios primarios y secundarios comunes, pasando a la escuela normal superior de Santo Domingo, para terminar el bachillerato, graduándose de Bachiller en Ciencias Físicas y Naturales en 1925, a los 17 años de edad.
Ingresó a la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Santo Domingo, y mientras estudiaba la carrera impartía clases particulares, lo que le ayudó a costear sus estudios y a sostener su familia.
Fue un estudiante universitario brillante; año tras año ganaba el premio que otorgaba la Casa de España al mejor estudiante de cada curso. Se graduó de médico el 31 de julio de 1937 y realizó su práctica hospitalaria en el Hospital Nacional situado al lado de la Fortaleza Ozama.
En 1932, a los 24 años de edad y siendo aún estudiante de medicina, Rogelio Lamarche casó con María Elena Rey, con quien procreó cuatro hijos, Carlos (un reputado cardiólogo), Eduardo (un reconocido ingeniero), María Elena (bioanalista) e Ivelisse (técnica en máquinas IBM).
También, en 1932 fue nombrado maestro de la Escuela Primaria del Ejército Nacional, donde impartía las materias de Orientación Geográfica, Instrucción Cívica, Matemática Elemental y Español.

Desempeñó este magisterio hasta 1938, cuando ya era médico, pasó como profesor a la escuela normal de varones, en las asignaturas de Botánica, Zoología, Biología, Química Orgánica, Química Inorgánica, Economía Política y español.
En octubre de 1946 fue designado profesor de Fisiología de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Kingston. En la convicción académica de que “un profesor de ciencias básicas debía dedicarse exclusivamente a ellas y dejar la práctica profesional”, dejó definitivamente de ejercer su profesión médica para dedicarse a tiempo completo a la docencia.
En interés de mejorar su capacidad docente, en las vacaciones de verano de 1953,1954 y 1955 se trasladó a México para aprovechar los conocimientos y experiencia del conocido fisiólogo Arturo Rosenbluth. Por recomendaciones del doctor Rafael Bardales, técnico en educación de la UNESCO, fue invitado por el gobierno de Honduras (1953) a dictar una serie de conferencias sobre enseñanza de Ciencias Físicas y Naturales y Matemáticas.
En 1964 presentó una moción encaminada a reforzar los conocimientos básicos en la Facultad de Medicina, con la introducción en el Plan de Estudios de la Genética y la Bioestadística y señaló los dos candidatos a servir dichas cátedras, aunque estos se retiraron al producirse el Movimiento Renovador (1965) por lo que el profesor Lamarche Soto sirvió durante cuatro semestres las mismas.
A título interino también desempeñó la cátedra de Bioquímica. Tuvo una larga y fructífera carrera docente, a saber: Profesor de educación secundaria desde 1938 hasta 1946, en química, zoología, botánica y biología. Profesor titular de Fisiología, desde octubre de 1946. Director del Liceo de Educación Secundaria Santo Domingo, 1950-1955.
En la Universidad Autónoma de Santo Domingo llegó a ser Vicerrector académico, 1959-1960; director del Curso Preparatorio de la Facultad de Medicina, 1962; director del Departamento de Biología (1965-1970) y fue elevado a la categoría de Profesor Meritísimo en el año 1970.
Entre sus trabajos publicados figuran: Apuntaciones sobre metabolismo, Fisiología Renal, Apuntaciones sobre regulación Osmótica.
Dictó múltiples conferencias a nivel nacional e internacional y fue miembro de delegaciones en encuentros sobre educación y salud. De igual forma, recibió condecoraciones del gobierno dominicano y de gobiernos extranjeros. Se desempeñó como Secretario de Salud Pública y Previsión Social entre 1960-1961 y fue presidente del Consejo Nacional de Salud.
El doctor Rogelio Lamarche Soto falleció en la ciudad de Santo Domingo el 7 de noviembre de 1991, a los 83 años de edad.
jpm-am

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¡Sembremos de buenos ejemplos el país!
¡Sembremos de ejemplos el país!
Tú sabes lo triste de este artículo, es que una lumbrera que aporto tanto al país, con su conocimiento, valores y virtudes, la población no sabe del y de otros. Para combatir esta sociedad de antivalores, el gobierno debería empezar a nombrar calles con nombres de persona éticas, con valores, que son ejemplo de vida.
Yo no sé si hay una calle con el nombre del Dr. Rogelio Lamarche Soto, si la hay me declaro ignorante, pero tampoco existe una de un referente moral como el DR, Jorge Martinez Lavandier, por mencionar algunos. Pero los jodido políticos para congraciarse han llenado el país de puentes, escuelas,
calles edificios de nombre de Juan Bosch, Peña Gomez, Joaquín Balaguer entre otros, que aunque a ningunos de los tres se le vinculado en lo personal al enriquecimiento ilícito, creo que una calle, o un puente o un edificio estaría bueno, pero no, los limpia saco, han llenado el país repitiendo, como si no existieran más ilustres, con grandezas éticas y morales que lo merecieran y donde existan tarjas que revelen su historia y contribuciones.
Leer a este hombre es un deleite.
Muy remembranza apreciado Dótelo.
Sin dudas una estrella que brilla más allá de firmamento, su fallecimiento nos enseño a valorar en vida los aporte que realizó como educador.
GRACIAS!SABIA QUE YO NO ERA EL UNICO QUE LO SABIA:FUE GRANDE!SIGUE ALLA EN EL CIELO SIEMPRE APORTANDO TANTO!