No al muro de la muerte 

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EL AUTOR es escritor. Reside en Santo Domingo.

No le había prestado mucha atención a esta protesta. Primero desconocía la gravedad del problema;  y segundo, pensé que si la situación  era tan grave como lo denuncian los residentes de esa zona de Santo Domingo Este, unas autoridades que tuvieran el mínimo de sensibilidad iban a atender el reclamo de sus residentes como debe ser.

Incluso, el ruido que escuchaba me hacía pensar que había  un interés marcadamente político en los reclamos, por eso no le puse atención al tema. Además, la persistencia de esos reclamos que aparecen con mucha frecuencia en grupos de  pastores cristianos me pareció molestosa. ¿Es que no habrá otro problema en esta zona que los hermanos insisten tanto con este  llamado  de “No al muro de la muerte”?, preguntaba.

Sin embargo, mientras me desplazaba por la Avenida Rafael Fernández Domínguez  en mi vehículo, después de cruzar la Charles Gaulle, en dirección a la Avenida Hípica, a mi esposa le llamó la atención ese muro tan grueso, sólido  e infranqueable que partía la amplia Avenida en dos mitades. Comenzábamos a observar ambos que se trata de  una división grosera y a  todas luces irracional y sin ningún sentido vial, ni siquiera estético. Se trataba de un despropósito mayúsculo, espantoso y ofensivo, ajeno a todo criterio de integración y desplazamiento normal y dinámico. Un monstruoso obstáculo vial que agrede, afea, molesta, y sobre todo, pone en riesgo a conductores y a peatones.

Le dije a mi esposa, si yo hubiese sido el ministro de Obras Públicas y me muestran algo así, en ese mismo instante, detengo esta obra y ordeno de inmediato la demolición de lo realizado hasta aquí.  Este muro es un  monumento a la falta de planificación, a la improvisación, al afán de emprender obras sin tomar en cuenta las aspiraciones ni la dinámica de movilización  de los ciudadanos. Se puede decir que con la construcción, con la continuidad de ese muro se está imponiendo una decisión impopular y faraónica sobre la voluntad y el mejor desenvolvimiento de los ciudadanos de esta zona.

Ese muro,  ese monumento a la intolerancia, esa representación anti  democrática, esa  marca tan inútil como impopular,   contraria  a la convivencia, al respeto y al derecho,  debe comenzar a ser demolido. Los ciudadanos de Santo Domingo Este merecen  respeto. El “muro de la muerte”, no solo pone riesgo la integridad física, sino también el derecho y la  fuerza cívica y  moral de ciudadanos que viven en una sociedad democrática que tiene que tomarlos en cuenta en la toma de las decisiones que impactan su diario vivir.

No fue motivado por las protestas que reacciono ante esta barbaridad del “Muro de la muerte”, fue por el impacto que,  sin pensar en nada más,  me produjo esta esperpéntica y tétrica franja de concreto gris que separa  y somete a un hermetismo forzado a dos espacios ciudadanos  que deben fluir  unidos  e integrados en su avance y desarrollo.  Reacciono ante este muro letal cuando en un momento en que buscaba solaz y esparcimiento tuve que desplazarme por varios kilómetros  en línea paralela  a una monótona incomoda muralla que lo que me generó fue miedo e indignación.

Tarde, y rogándoles a todos ustedes que me excusen, me uno a sus reclamos, como una voz más que se suma para decirle “No, al Muro de la Muerte”.

jpm-am

 

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ORTEGAS
ORTEGAS
1 Año hace

estan como el gato angorasi se lo eten gritan si se lo sacan lloran

Lucy
Lucy
1 Año hace

yo creo que fue por el arte de ahorrarse dinero y aumentar las ganancias de sus bolsillos

Hugo Gil
Hugo Gil
1 Año hace

sería interesante conocer el ángulo de los proponentes del muro. eso nos ayudaría a tener una visión más balanceada de esa construcción. que alguien explique cuáles fueron las razones que llevaron a construirlo. yo me resisto a creer que el muro fue construido por el “arte” de construir.

Daniel Luciano
Daniel Luciano
Responder a  Hugo Gil
1 Año hace

ese mal llamado muro no es mas que un detente al caos vehicular que se producia en la zona, lo que pasa es que la oposicion todo se lo encuentra mal si no le permiten robar y llevarse hasta los clavos como ha sido la costumbre del pld y su asociacion de malechores a la cual pertenece el que escribio ese disparate. zapatero a tus zapatos, no hable vacuencia e informese, no hable tanta pluma de burro, usted no es ingeniero.