La sucia y peligrosa jugada de Maduro
Nicolás Maduro ha sacado una sucia y peligrosa carta debajo de la manga, con el sorpresivo anuncio de que va a reformar la constitución creada por Hugo Chávez, llamando a conformar una asamblea nacional constituyente que acabaría definitivamente con los pocos signos que puedan quedar del precario estado de derecho prevaleciente en la desdichada Venezuela chavista, rebautizada con el sobre nombre de “República Bolivariana de Venezuela”, a todas luces un estado fallido.
Maduro sabe perfectamente que su precaria popularidad no le permite competir en elecciones regulares; es por eso que el Consejo Nacional Electoral (CNE) suspendió las elecciones para gobernadores a celebrarse al final del año pasado. Estas fueron programadas para supuestamente celebrarse a finales del primer semestre de 2017, por el tácito temor de sufrir otra humillante derrota, como la sufrida en diciembre de 2015, cuando perdieron la Asamblea Nacional.
De ahí que en base a esa certidumbre de derrota y en vista de la presión que ejerce la oposición con las multitudinarias movilizaciones desatadas tras el intento de el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de suplantar las atribuciones de la Asamblea Nacional, en manos de la oposición, Maduro haya planeado eliminar definitivamente el congreso y de paso todas las instituciones, con la conformación de una constituyente, que estaría compuesta por obreros, campesinos e indígenas designados a dedo, nombrando a Elías Jaua como el que la presidirá.
Con esta decisión considerada por la oposición y gran parte de la opinión mundial, como un segundo golpe de estado luego del primero contra la Asamblea Nacional, Nicolás Maduro pretende cambiar la constitución acomodándola a los propósitos totalitarios del chavismo, dándole con esto la estocada mortal a los últimos vestigios de democracia que puedan todavía quedar en la patria de Simón Bolívar y definitivamente descartar las elecciones presidenciales a celebrarse en 2018.
Aunque yo diría que este es el tercer golpe de estado a la constitución que ejecuta el madurismo, puesto que el primero de los tres fue cuando luego de perder la Asamblea Nacional, el régimen, de la mano del antiguo presidente de la asamblea, Diosdado Cabello, conformó improvisadamente un nuevo tribunal supremo, compuesto por acólitos de la dictadura, con el claro propósito de bloquear al nuevo congreso, lo que impunemente han concretado.
Definitivamente que el despótico régimen monitoreado desde la Habana está mostrando sus afiladas garras de gorila, con las que acabará despedazando a una nación digna de mejor suerte, ya que cuenta con suficiente riqueza natural para que sus ciudadanos puedan vivir holgadamente, si así se lo propusieran los propios venezolanos. Pero eso si, que tendrán que luchar fieramente para desterrar de una vez y para siempre esa corrupta e ineficiente narco dictadura que hoy los aplasta.
Ya que Nicolás Maduro por las buenas no va a ceder, la decisión de la oposición de llamar a la desobediencia civil debe ser indefinida y sin ceder en los nobles propósitos de reinstaurar la democracia y luego fortalecerla construyendo un sólido estado de derecho que garantice el disfrute de los derechos inalienables de todos los venezolanos.
Sin embargo, salir del chavismo y su narco dictadura cívico militar, será sumamente difícil y muy doloroso, pues esa no va a ser tarea fácil ya que los que gobiernan no están de ninguna manera, por perder sus privilegios cediendo el poder, cosa que nunca ha estado en su agenda.
Los marxistas no llegan al poder para luego entregarlo, eso no es lo que enseña el marxismo. Ellos siempre se han planteado destruir el “régimen burgués” para instaurar la “dictadura del proletariado” que aniquila todo vestigio de oposición, elimina la propiedad privada individual y sobre los medios de producción, y destruye todo el sistema productivo heredado del capitalismo, para instalar un sistema estatal centralizado, donde el estado totalitario es el nuevo patrón.
Pobre de las victimas de tal aberración.
JPM