La obra narrativa de Víctor Gómez Bergés

imagen
EL AUTOR es abogado. Reside en Santiago de los Caballeros.

 

 

Cualquiera puede hacer historia; pero sólo un gran hombre puede escribirlaOscar Wilde.

 

El doctor Víctor Gómez Bergés, escritor, político y magistrado honorable del Tribunal Constitucional, ha puesto al alcance de la presente y futuras generaciones una excelente obra que recoge sucesos, episodios, comentarios y hechos históricos, algunos de ellos de una frescura saludable por la primicia que estos le revelan al lector presuroso y otros ya conocidos, sin embargo, su estilo narrativo resulta agradable y sin ampulosidad escritural, de tal manera que el leyente entusiasta supone que está frente a acontecimientos desconocidos o no del todo conocidos.

 

El escritor y filósofo español, Miguel de Unamuno, dijo que, “El escritor solo puede interesar a la humanidad cuando en sus obras se interesa por la humanidad”. El autor de la obra en dos Tomos, Balaguer y yo: la historia, nos conduce en todo su trajinar historiográfico con la agudeza de un cirujano experto por todo el cuerpo de una crónica donde lo humano está  presente a lo largo de su laboriosa exploración.

 

En ningunos de los tramos del libro hay lugar para que el lector se marche de las paginas donde aparecen impresas las exposiciones que el doctor Gómez Bergés formula y de otras de las cuales hace observaciones sin estropear ni siquiera ligeramente la verdad que le dieron forma y razón de ser a los hechos contados y eescritos por el prestigioso narrador dominicano.

 

Después de haber leído este magnífico libro, me atrevo a decir sobre el mismo y de todo su sustancioso contenido, como expresara en una ocasión el poeta español, Gustavo Adolfo Bécquer: “El recuerdo que deja un libro es más importante que el libro mismo”.

 

¿Por qué me sumo a este concepto de Bécquer? porque ciertamente el lector de Balaguer y yo: la historia, se encontrará con episodios de la propia historia reciente que nos avivaran recuerdos y anécdotas que de alguna manera son conocidas pero que habíamos perdido su rastro por los zarandeos naturales a que nos expone la vida en nuestro diario vivir.

 

Por ejemplo en la pág. 48, aparece César Concepción Cohen, gran amigo mío de aquella ciudad de Moca inolvidable de los 1959 y 1960, fungiendo de secretario de las elecciones extraordinaria del 13 de noviembre de 1955. Hace bastantes años que no he sabido del paradero de César. A este amigo le sustituí como secretario delegado del Tribunal de Tierras de la ciudad de la Provincia Espaillat cuando  este decidió estudiar derecho en la capital, siendo el doctor Víctor Lulo Guzmán, Juez de dicho tribunal y luego el magistrado Lulo Guzmán  le reemplaza en estas funciones el Licenciado Humberto De Lima y Merino. Recuerdo que mi amigo, Artagnan Pérez Méndez era en ese entonces Fiscalizador de Moca.

 

A fines del año 1962 salí del país (República Dominicana) hacia los Estados Unidos donde estudié derecho y ejercí la profesión de abogado por algunos años y luego fui designado funcionario del Departamento de Transportación del Estado de Nueva York (Antiguo Obras Publicas) durante la gubernatura del prestigioso intelectual y abogado estadounidense, del Partido Demócrata, Mario Cuomo, padre del actual gobernador del Estado, Andrew Cuomo.

 

Recién egresado de la escuela de derecho en 1974 fui nombrado por recomendación de la propia dueña de la empresa marítima 3T Ships Agency que estuvo ubicada en la parte baja de la avenida Broadway de New York, por lo alrededores de la emblemática iglesia episcopal La Trinidad y al cabo de un corto tiempo la empresa me costeó los gastos para hacer una Maestría en Administración  de Puertos y Dársenas.

 

En esa prestigiosa empresa de armadores llegué a escalar en la posición de subdirector ejecutivo de  operaciones de la flota mercante propiedad de dicha empresa, bajo la experta dirección del capitán de puertos brasileño, Manuel Do Santo. En tales funciones viajé varias veces al puerto de  Karachi, Pakistán, asi como a los puertos de Alejandría, en Egipto a supervisar las operaciones de descarga de nuestros buques para tratar de corregir los robos y las averías que se presentaban en dicho puerto..

 

Después de esta breve digresión, regreso complacido como escritor para exponer, sin titubeos, que cuando el doctor Víctor Gómez Bergés decidió escribir esta obra, la que con suma facilidad debería considerarse un aporte maravilloso a la pedagogía debido a que ella consigna  datos e informa sobre circunstancias y acontecimientos históricos que los estudiantes dominicanos podrían examinar para comparar y precisar antecedentes y momentos. Cuando la escribió tengo la impresión  que lo hizo justamente como educador y es en tal sentido que este libro debe de ser valorado y bien calificado por la crítica intelectual ligada a la educación.

 

La obra que ha entregado el doctor Gómez Bergés a la sociedad dominicana tiene la magnitud del criterio emitido sobre el valor de la literatura por el escritor checoslovaco, Franz Kafka, es una «una expedición a la verdad«, como  fue la obra historiográfica de Juan  Bosch, la del caraqueño, Rufino Blanco Fambona y las del escritor y filósofo español, Florentino Pérez-Embid, de quien Menéndez Pelayo fue maestro  y orientador.

 

Hacía unos meses que deseaba escribir esta breve reseña sobre este magnífico libro del  doctor Gómez Bergés, sin embargo, la premura de hechos políticos recientes en el país han necesitado que empuñara mi pluma y me ciñera mi capa para defender con ella al presidente Danilo Medina y, sobre todo, la democracia de su gobierno, como aquel D’Artagnan de la novela famosa de Alejandro Dumas, Los tres mosqueteros; solo que esta vez me considero un mosquetero  solitario.

 

El doctor Gómez Bergés es un hombre de alma noble, con un amor y de una fe entrañable por su país, creo que por esas hermosas prendas y su patriotismo ha querido dejarle esta gran texto de su puño y letras para que el mismo contribuya a la formación y a la fortaleza espiritual de su pueblo y para que la historia no la escriban quienes por treinta piezas de plata por la que Judas Iscariote vendió a Jesús de Nazaret, según el Evangelio de Mateo.

 

Gracias doctor Víctor Gómez Bergés por su dedicación al acervo cultural de esta nación y por sus sacrificios tan generosos. Lo único que los escritores podemos legarle a nuestra patria, además de haber nacido en estas tierras ubérrimas, son un montón de páginas con nuestros pensamientos y, usted, particularmente, ha tenido la oportunidad especial de dejarle a la presente y futuras generaciones de dominicanos una labor pública fecunda que sus hijos sabrán corresponder con altruismo y con gran empeño patriótico para evitar que la democracia no perezca  en las manos temblorosa de los Judas de nuevo cuño.

escotto.escotto@gmail.com

jpm

Compártelo en tus redes:
ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
2 Comments
Nuevos
Viejos Mas votados
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios