La muerte del Deseado de las naciones

Jehová, Dios de Israel y de los cristianos, habló a las autoridades políticas y religiosas del pueblo de Judá, por medio del profeta Hageo, diciendo: «Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar, y la tierra seca; y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos» Hg. 2:6, 7.
 
El Deseado de todas las naciones, es Jesucristo, en quien está inherente el bienestar de todos los pueblos del mundo. No podrá haber felicidad total en el mundo, a menos que dicha felicidad provenga de Aquel que fue enviado del cielo. Tanto los judíos, como los restantes del mundo tienen un solo camino para el éxito: Jesucristo. Pues, en él están presentes todas las bendiciones de Dios para el hombre. El apóstol Pablo escribió: «Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo»  Ef. 1:3.
 
 Dios decidió escoger la muerte del Deseado, como la única manera de perdonar, salvar y bendecir a los hombres. Parece ser una contradicción que la muerte dé vida, sin embargo, esa era una forma de Dios utilizar el mismo medio que causaba el pecado ( pues «la paga del pecado es muerte») para destruir el efecto del pecado sobre el hombre. Pablo escribió: «Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» Rom. 5:8.
 
La muerte del Deseado de las naciones, se realizó por medio del mismo hombre, lo cual implica una contradicción del ser humano, el escritor de los Hebreos, escribió: «puesto los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra si mismo, para que vuestro ánimo no se canse» Heb. 12:2, 3.     
 
Ahora bien, mientras Dios llevaba a efecto su plan de salvación para la humanidad, el cual había prometido a Abraham, diciéndole: «En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz» Gén. 22:18. Los hombres contemporáneos a Jesús de Nazaret, no entendieron la obra maravillosa que Dios estaba haciendo en sus días. Por lo cual, fueron  judíos y gentiles quienes mataron a Jesucristo, como manifestación del pecado que había en ellos, sin embargo, ignorando que a la vez que era un plan de Dios para bendecirles.
 
Las autoridades religiosas, encabezadas por los sumos sacerdotes(Anás y Caifás), y los fariseos fueron quienes, por envidia decidieron deshacerse de Jesucristo. Por tanto, inventaron una farsa acusación, pues aunque en realidad él era Hijo de Dios, no andaba pregonando tal verdad, mas: «Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en él. Los judíos les respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios» Jn. 18:6, 7. 
 
Las autoridades religiosas y civiles instaron al pueblo para que pidiese que Jesucristo muriera. Estas autoridades se aprovecharon de la ignorancia que habían perpetuado en el pueblo, para ellos usarlo a su antojo. Y sin duda, que manipularon a Poncio Pilato, gobernador de Jerusalén, pues argumentaron que Jesús se hacía llamar rey de los judíos, por eso Pilato le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos? Jesús le respondió: ¿Dices tú esto por ti mismo, o te lo han dicho otros de mí? Jn. 18: 33b, 34. Ellos maliciosamente, usaron esa farsa acusación contra Jesús, para chantajear al Gobernador.
 
«procuraba Pilato soltarle; pero los judíos daban voces, diciendo: Si a éste sueltas, no eres amigo de César; todo el que se hace rey, a César se opone» Jn. 19: 12. «Pilato dijo  a los judíos: ¡He aquí vuestro rey! Pero ellos gritaron: ¿Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César» Jn. 19: 14b, 15. Pero Pilato dejó bien claro, que la causa de la muerte de Jesús, fue porque dijeron que él era rey, por eso escribió  el letrero sobre la cruz de Jesús: «JESUS NAZARENO, REY DE LOS JUDIOS» Jn. 19:19.
 
En realidad, Jesús era Hijo de Dios, y además Rey del nuevo pueblo que emergía, la iglesia de Cristo. Tanto los principales sacerdotes, el pueblo judío y las autoridades judías y romanas, ignoraban lo que Dios estaba haciendo a través de él. Lo penoso es, que miles de millones personas ignoran esta realidad, de que la muerte del Deseado lo constituyó como el único Salvador del mundo. El apóstol Pedro dijo: «Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos» Hc. 4:11, 12. 
 
 Los hombres manipulan las circunstancias, pero solamente Dios tiene control de la historia. Los hombres pasan, la historia permanece y ya  sea de una forma lineal, circular, o mixta, ella se mantiene y en ella Dios lleva su plan a favor de los hombres, a pesar de ser el hombre culpable ante Dios. El Deseado de las naciones vino al mundo, y llevó a efecto el plan de Dios. 
 
Ahora, el mundo tiene una esperanza de vida eterna, no causada por hombres, sino por aquel que se hizo hombre: Jesucristo. Puede alguien estar en contra de Jesús, creer, o no, pero Jesucristo murió para salvar del pecado, de la muerte y del infierno. Dios le bendiga.
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