Fuera de moda

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EL AUTOR es escritor. reside en Santo Domingo.

Basta que una locura o extravagancia del gusto, adquiera su rebaño de seguidores, para que surja del hato de la fatuidad, una moda.

   Sabemos que la moda es circular, que cambia como cambia el viento, que regresa con el mismo ímpetu y delirio.

   Mientras existan personas sin criterio propio existirá la moda, puesto que la moda es inextinguible, como lo es la mediocridad.

   Los creadores de moda, deberían crear pantalones dotados de bolsillos gigantescos que contengan los juguetes cibernéticos de la comunicación diaria: los que nos aislan de nuestros semejantes y nos proveen la dosis de idiotez necesaria, para abandonarnos a sí mismos y para vivir en el letargode la comunicación estrafalaria.

   Como que todos los perros no pueden ser de raza y todas las mentalidades no pueden ser superiores.

   La moda es como la hemorragia de la repetición colectiva, una especie de enfermedad social, o síndrome del oscurantismo mediático.

   Resulta una lástima desde un punto de vista lógico y un acierto de los mercaderes de objetos fantásticos que se pasan de moda y debemos sustituir a la velocidad que nos exige la competencia.

   La moda es adversaria de la individualidad, la que nos convierte en diferentes como criaturas creadas con el sello del estilo.

   Vivir fuera de moda resulta un reto a la repetición. A veces la moda no acude al sentido común, como el ejemplo del rostro de esfera de las damas cuando llevan el cabello extremadamante corto.

   La moda de la lengua horadada de  donde pende una argolla. Modas como plagas de insectos nublando el meollo del raciocinio.

   Sin los peones del circo social, la moda no progresaría, la industria de ser igual o el parecido, fracasaría.

   El hombre de la caverna no copió de su invento del abrigo de pieles, sino sus seguidores. ¡Siempre estuvo fuera de moda! La necesidad de subsistencia lo convirtió en el creador de la moda del abrigo de los millonarios de hoy.

   La moda puede ser tan frívola y ambiciosa, que no repara en la extinción de las especies, ni en el esfuerzo común de recuperarlas.

   Así se comporta parte de la humanidad, bajo las reglas del mismo uniforme, auspiciada por la vanidad, extremadamente ofensiva en ocasiones e inexplicablemente tonta.

jpm

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