OPINION: El verdadero líder

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*El autor es presidente de la Juventud Peledeísta en Nueva York, donde reside.

Por IVAN CANALS

Históricamente se ha podido comprobar que las grandes conquistas se han logrado fruto del papel preponderante de individuos en diferentes luchas. Como resultado de su tesón y entrega junto a sus pueblos, logran encabezar y dirigir movimientos en los cuales alcanzan la condición de líder, entre los cuales podemos citar a Mahatma Gandhi, Juan Pablo Duarte, Nelson Mandela, Martin Luther King y Simón Bolívar.

Esos personajes asumieron un liderazgo apegado a las mejores causas de sus pueblos, siempre basado en el desprendimiento, desinterés y acciones en favor de esas luchas. Es por eso, que hoy los admiramos y los llamamos líderes, por el legado que dejaron plasmado en la historia, razón por la cual hoy influyen grandemente en nuestras vidas y son marcos de referencia.

Si buscamos el significado o definición de esta palabra, podemos decir que un líder es una persona capaz de incentivar y motivar al personal que conforma su equipo, con el propósito de trabajar por un bien común.

Pero ¿qué características debe tener una persona para llegar a la condición de verdadero líder? Desde nuestro humilde punto de vista, tiene que ser una persona innovadora, comunicativa, tanto a lo interno como a lo externo, participativa, con inteligencia emocional y, sobre todo, tener la capacidad de crear campeones mediante una dinámica inclusiva y participativa, pues el resultado de su equipo será el nivel del logro alcanzado por él también. Debe motivar a todo el conjunto a alcanzar las mejores de las calificaciones para lograr el éxito.

Un líder debe sentirse seguro de sí mismo y ser inspirador en todo su trayecto, pues, tal como dijo John Quincy Adams, expresidente de Estados Unidos, «si tus acciones inspiran a otros a soñar más, aprender más, hacer más y ser más, eres un líder».

El verdadero líder debe caracterizarse por la humildad, independientemente del logro alcanzado. Siempre debe primar la forma humana y sencilla hacia los demás, dando un matiz humano e interesado por las mejores causas del conjunto. Nunca puede un líder caer en el error de creerse superior o estar por encima de nadie, pues la humildad es el canal que lo une a su equipo.

Su grandeza está en la capacidad de aglutinar los mejores talentos dentro de un mismo equipo y obtener el máximo de cada uno de los integrantes, manteniendo siempre la unidad y logrando la victoria o meta proyectada. Bajo ninguna circunstancia puede dar paso a la división o fisura. Su rol, más bien, debe ser imparcial, donde predomine siempre el equilibrio dentro de un marco de paz y unión ante cualquier eventualidad que pueda presentarse, o sea, tener la suficiente capacidad de mediar los conflictos dentro de un marco justo, democrático y de paz.

El verdadero líder tiene que transmitir positivismo, seguridad y desinterés a sus seguidores, con un espíritu y deseo de dar lo mejor de sí mismo, pues de esta manera tendrá personas que siempre le seguirán de forma natural, ya que, en definitiva, son estos los componentes claves para ser un verdadero líder, más ahora, en un mundo moderno y globalizado, que necesita de líderes que representen sus colectivos, de la manera más firme, responsable y desinteresada.

 

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