El Nacional: recuerdos

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El autor es periodista.

La vida se desarrolla por etapas en cada una de las cuales se registran hechos diversos, unos buenos y otros malos, algunos de los cuales marcan durante toda la existencia.

En medio de la nostalgia de esta época, en la que priman muchos problemas globales, sale a flote en mi mente la etapa que viví a partir de 1978 cuando me conecté como periodista con el periódico El Nacional, cuyo nombre incluía la coletilla de Ahora, en alusión a la revista muy renombrada durante varios años.

Cayó en ese año el gobierno del Presidente Joaquín Balaguer, en cuya última etapa hice periodismo político en un ramal oficial, y me vi obligado a buscar trabajo en los medios del momento, que entonces eran muchos (periódicos, radio y televisión), aunque puestos eran contados en el tren oficial, periodísticamente hablando.

Logré espacio en El Nacional -entonces propiedad de Rafael Molina Morillo, su director- en ese momento el más vibrante de la tarde y pronto me incorporé al trabajo conducido en la Redacción por Ramón Reyes.

Bolivar Díaz Gómez.

Cuarenta y cuatro años después hurgo en mi mente y surgen los recuerdos más notorios: el ejercicio dinámico que se hacía, cubriendo lo más importante del día a día nacional; la apertura a todos los sectores; la cabida que se daba a las noticias de provincias y, en fin,  el peso que en la opinión pública tenía el periódico.

En la sala de redacción recuerdo a dos de los más completos periodistas que he conocido en los 57 años de mi ejercicio profesional: Félix Gómez y Bolivar Díaz Gómez, el primero subjefe de redacción y el segundo asistente (al momento de mi ingreso, aunque después se modificaron los cargos). Gómez, formado en El Caribe de El Conde, rápido tecleador en las viejas maquinillas mecánicas, olfato de primera, amistoso, con múltiples amigos en todos los ámbitos. Díaz Gómez, excelente redactor, de párrafos cortos y limpios, mesurado y con chispa.

Luis Ramón Cordero.

Pero también recuerdo a Leonel Concha, de quien nunca supe cómo y dónde se hizo buen redactor, lo que le valió para desempeñarse como corrector de estilo, labor que realizaba en medio de cuentos y anécdotas. Y tengo muy presente a Roberto Marcallé Abreu, buen escritor noticioso, culto y por demás poeta.

Leonel Concha.

Mención especial debo hacer del editorialista (peso pesado cuyo nombre nunca salía públicamente) nada más y nada menos que el sacerdote católico Oscar Robles Toledano, quien frecuentemente dictaba sus piezas editoriales por vía telefónica y me prefería a mi para tomarlas y escribirla a maquinilla, lo cual hacía con mucha destreza, lo que me permitió aprender de él muchos giros del lenguaje que me han servido en mi trabajo profesional.

No puedo dejar de mencionar al administrador de la empresa, Luis Ramón Cordero, siempre bien vestido, atildado y respetuoso.

Roberto Marcallé Abreu.

Fue en El Nacional donde me interesé en el periodismo más o menos de profundidad, aquel que va más allá de la simple información y procura ahondar en los orígenes y la historia de ciertos temas. Preferir elaborar reportajes en vez de noticias significó para mi en El Nacional una lucha constante en la que, si bien no triunfé, me abrió el camino para nuevos horizontes en el periodismo.

Mi estadía como redactor (y como corrector ocasional) fue corta, porque opté por irme al área gubernamental, pero establecí un acuerdo para producir a distancia reportajes diversos, muchos de salud, y una columna de turismo que me permitieron durante buen tiempo tener presencia pública.

Cuando pienso en El Nacional de esa etapa veo las diferencias y deficiencias que, por múltiples razones, registra el alicaído periodismo actual.

josepimentelmunoz@hotmail.com  

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Aniceto
Aniceto
2 Años hace

lo bueno de aquellos tiempos era,( pimentel habla de compañeros que vestían bien),que había que ser un bravo para sobresali en esos trabajos y destacarse entre las féminas,no existía el me too movement/ quejas deacoso sexual,los hombres éramos respetuosos,manda amos flores,chocolates y dedicabamos poemas y serenatas a las mujeres.fueron los mejores tiempos.

Marino
Marino
2 Años hace

recordar los tiempos vividos, es remontarse a una época que sintetiza los recuerdos. interesante recuento, hermano josé. en hora buena.

Pascual Ramirez
Pascual Ramirez
2 Años hace

recordar es vivir. excelente aporte a la cultura don jose.

Angel Perez
Angel Perez
2 Años hace

que linda semblanza amigo josé. al narrar tu trayectoria me hiciste revivir la dinámica que vivimos a nivel radial en los mejores noticieros que hacían: noticiario popular, radio mil informando y el de radio comercial. una época de talento en voz, pluma y pluralidad. felicidades por continuar tu labor y enseñarnos cada día con tu basta experiencia. saludos

Sócrates
Sócrates
2 Años hace

cosas del tiempo son, no solamente de las antiguas salas de redacción de los periódicos de los setentas.a nosotros para aquella época nos tocó trabajar en una institución financiera en aquella época,y recordamos a aquellos compañeros de trabajo,muchos que ya partieron,eran largas horas,pero se gozaba con las ocurrencia y chistes de aquellos camadas.