El león Leonel y su manada depredadora

El pueblo, en su argot, usa de “metáforas” con connotaciones zoológicas,
para parangonar a los hombres con animales, cuando ve entre ellos algún
parentesco físico o de conducta, que sublimizada, ensalza, y satirizada,
ridiculiza al individuo objeto del ataque.
Así, han surgido expresiones com Johnny Ventura, “el caballo mayor”,
Luis Acosta Moreta, “el gallo”; fulano de tal, “el burro de Choy” o simplemente,
“el burro’, o “el mono”, “el perro”, “el lobo”, “la rata”, “el buitre”, “el
tiburón”, “el loro”, “el maco”, “el peje”, “el
pavo real”,… y así por el estilo, hasta el infinito; siempre teniendo en
cuenta la cualidad del animal, que percibamos como negativa o positiva, para
asociarla con el individuo a denostar o a enaltecer.

Esta caracterización, es tan profusa, que hasta en Hollywood es
recurrente su uso en sus millonarias producciones. Por esa vía nos ha llegado, “El Hombre
Araña”, “El Zorro”, “El Escorpión”, El
Vampiro”, “El hombre Lobo”, y otras tantas.
En el mundo de la literatura, el glosario de obras con esa temática, es
abrumador; Frank Kafka, solía convertir a sus protagonistas en enormes
insectos, y nuestros campesinos han ganado record con lo del galipote y el
chupacabras y hasta los literatos del Nuevo Testamento hablan de generaciones
de víboras.

En esta parodia, lógicamente, el mundo político no se excluye,
llamándole garrapatas y sanguijuelas a quienes se consideren, roban del erario
público, como chupándoselo. Por igual,
pueden llamarles burros a quienes dan notas de brutos, monos, a quienes tienen
apariencia de primates, patos, a quienes salidos o no del closet, dan muestras
de volar alto como bajito, gusanos, a quienes se consideren viven sin dignidad,
loros y cotorras, a quienes sirvan de voceros a espurios intereses…etc., etc.,
etc.

En esta representación de animales feroces y mansos, no puede faltar
nuestro León Leonel, quien acompañado de su manada, anda por todas partes
llorando e implorando (dice él, que rugiendo), para que lo devuelvan a la
Presidencia de la República. Este “león”
vive frustrado y amargado sin esa chambita.
Por volver a ese cargo, él es capaz de todo, incluyendo vender su alma
al diablo, tal como muchos aseguran, ya lo ha hecho. En ese tenor, ahora anda con una prédica como
si fuese ungido del Señor. En días
recientes, en una de esas andanzas misioneras, le dio por hablar de la
importancia del liderazgo del profeta Moisés.
En esa ocasión, este “elegido de Jehová”, pasó de lo sublime a lo
ridículo al querer hacernos percibir su liderazgo político, como semejante al
del gran líder Israelita.

“En ese magistral sermón”, que dicho sea de paso, no fue en una montaña,
sino en la ciudad de San Cristóbal; al león sólo le faltó, para hacerse más
patético, igualar la abertura del Mar Rojo hecha por Moisés para conducir al
pueblo de Israel a la libertad, con su “portentosa perversidad” de abrir un
hoyo fiscal en medio de las costillas del pueblo, de más de 200 mil millones de
pesos, con lo cual ha conducido a nuestra gente a un mundo de aflicciones
infinitas. En esta ocasión, para
completar el cuadro judeo-cristiano que pinta este espectáculo, hubo hasta
vientos huracanados, como los que suelen ocurrir en los desiertos de Israel,
los cuales, según Leonel, le mostraban como la suerte corre a su favor. Para hacer este surrealismo más dramático,
sólo faltó, que fruto de la ira popular, algún indignado, le arrojara un par de
zapatazos que fueran a parar a su anatomía, o que alguien le diera unos cuantos
cocotazos, o que fuera abucheado al más
estridente chiflar árabe.

En las masas dominicanas, donde una gran mayoría conoce de filosofía,
economía política, historia y otras ciencias, no más que cualquier cuadrúpedo,
es relativamente fácil a un predicador como Leonel, apuntalar una gran mentira
como una gran verdad. En la Mitología
Griega, se habla de la Hidra de siete cabezas, un monstruo marino que cuidaba
la entrada al inframundo situado debajo del lago Lerna, y que fue vencido por
Hércules en su segundo trabajo. En el
mundo de la parodia en que discurre este escrito, Leonel, en vez de ser un
León, tal como a él le gustan que lo perciban y nombren, más bien es una hidra
de 7 cabezas, las cuales se regodean con violar 5, de los 7 pecados capitales,
cuando no todos.

Estoy hablando del culto León Leonel, cuyos libros de cabecera son ‘El
Príncipe’ de Nicolás Maquiavelo, ‘El Arte de la Guerra’ de SunTzu, ‘Las 48
leyes del Poder’, ‘La Tercera Ola’, de Avin Toffler y por supuesto, ‘La Santa
Biblia’ y libros de filósofos como Platón y Aristóteles, entre otros de los que
ha leído por cientos.

Sigo hablando del mismo Leonel, que por culto, en tiempos pasados no
supo lo que era el pichirrí, ni el moñoñon, pero que sueña con cocodrilos
prehistóricos y con gallos y Leones gigantes, para seguir asociándose al mundo
judeo cristiano, que acepta los sueños como medios de mensajes
celestiales. Pero aquí, en República
Dominicana, esa tradición de ligar los sueños con premoniciones religiosas y políticas
no existe, sino, que los mismos se interpretan para jugar un palé, y fueron
tantos los dominicanos que jugaron y perdieron la combinación resultante de ese
sueño, que al León Leonel, le salió el tiro por la culata, pues en vez de ganar
más adeptos, perdió a los miles que no ganaron jugando el palé ligado con el
sueño.

En trabajos anteriores he dejado establecido, que a Leonel lo de
presidente le quedó grande. ¿Cómo pretende un presidente acabar la corrupción,
pagándole a un policía 5 mil pesos mensuales (125 dólares). ¿Cómo piensa un presidente
avanzar en la educación con maestros con pago de 225 dólares mensuales? ¿Cómo progresar con obreros ganando salarios,
que sólo dan para comer arroz con sal?
Pero además, ¿cómo se progresa, teniendo un pueblo, desprotegido,
hambriento, desnutrido, sin cuidados de salud, sin seguridad, sin justicia
social y sin el goce de los derechos humanos?

Este Leonel nos dejó una nación quebrada y endeudada más allá de sus
posibilidades y con su soberanía enajenada. Es mucho el territorio dominicano y
minas en posesión de extranjeros, y además, permitió que el país se llenara de
inmigrantes indeseables y de la peor calaña.
En sus gobiernos, este león aumentó dramáticamente la desigualdad
social, puesto que, la producción y aumento de las riquezas fueron mal distribuidas,
yendo a parar la mayoría, a manos de los ya ricos y potentados. Este expresidente, nos dejó la peor
educación, la más grande delincuencia y una corrupción pública y privada, nunca
antes vista. Este león nos dejó una
“justicia” injusta y sujeta a sus intereses, y a la gente más pobres e
infelices que antes. Leonel nos dejó sin
agua y luz y sin hospitales y escuelas que sirvan. El y su pandilla corrompieron la moral de su
partido y del país en general. En este
contexto, como ya han sentado muchos, Leonel y su grupo se han convertido en
una desgracia nacional. Atajarlos… impedir su permanencia y regreso al poder,
se ha convertido en un asunto de interés patrio, cívico y moral.

Mis criterios sobre este “León”, que en su estadio de presidente se
transformó como el Mundito del cuento de Balaguer, (si quieres saber quién es Mundito, dale un carguito), se
reafirman, no sólo con mi juicio, de que lo de presidente le quedó grande,
sino, que hasta la misma vida, le ha quedado grande. Ese amor enfermizo que él tiene por el poder,
no es de hombres con grandeza espiritual, sino de aquellos, que hacen de este
mundo su único reinado, por lo cual, sus protagonistas, en escala cósmica, no
llegan a leones, sino a lombrices, o a renacuajos.

Bien haría este “León” dejar de depredar y dedicarse a estudiar
astronomía, para que comprenda cuan pequeños e insignificantes somos en este
universo infinito, y muchos más, los que como él y su manada, se dedican a
buscar cosas, cuyos frutos son vanidad de vanidades, que no trascienden al
campo espiritual, que es la verdadera esencia del hombre.

León Leonel, cuando vos muera, y eso no está lejos, porque 15 ó 20 años
no es mucho tiempo, a vos, por el camino que va, no le corresponderá aquel
verso del poeta que dice: “hay muertos que van subiendo cuanto más su ataúd
baja”. Para vos será: “hay muertos que
bajan y bajan, mientras su ataúd baja, y bajarás más, porque ese fue siempre
vuestro destino y naturaleza, para encontrarte con vuestros iguales, es decir
con los miembros de vuestra manada, y con esos gallos y leones gigantes, y
cocodrilos prehistóricos.

Leonel, la promesa de salvación
de los evangelios, cuando hay arrepentimiento verdadero, implica entre otras
cosas, devolver todas las posesiones (propiedades, dinero y demás) obtenidos de manera no santa. Si es vuestro caso, aún estáis a tiempo para
conjurar el infernal futuro que os espera.

De vos, Señor león Leonel, queda
la decisión, y a nuestro pueblo y a Dios, de no enmendaros, ver que la justicia
divina y terrenal, haga su trabajo. ¿Qué
me dices León, cara o cruz? Vuestra
respuesta désela al pueblo y al Dios Creador del Universo. ¡Ah! y no olvidéis
de arrastrar con vos a vuestro amado Félix Bautista y a los demás miembros de
vuestra manada a este plan de salvación divina, ya que vos los iniciasteis, en
la vida de corrupción depravada, en que discurre la existencia de todos vosotros ¿Estamos?

Posdata:

Video con el discurso de Leonel con sus sueños con
animales

https://www.youtube.com/watch?v=Hzk35x52gJ0

Leonel Fernández
y el liderazgo de Moisés
5/3/2014

https://www.elnuevodiario.com.do/app/article.aspx?id=365922

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