Despenalización del acto médico: resultados a esperar

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EL AUTOR es médico y abogado. Reside en Santo Domingo

Como resultado de la despenalización del acto médico, lo primero a esperar es que se detenga el retiro prematuro de médicos valiosos que poseen amplia experiencia, sólidos conocimientos y habilidades quirúrgicas virtuosas. Seguros de no ver comprometida su libertad, ni tampoco tener que sufrir  los requerimientos judiciales en materia penal mezclados con imputados de verdadera alta peligrosidad para la sociedad, como son los delincuentes comunes, secuestradores, asesinos, ladrones, etc.

Otro efecto a esperar es la desaparición del temor de evitar el  tratamiento de pacientes con problemas médicos o quirúrgicos complejos,  así como la especialización en aéreas invasivas de la medicina, proclives a complicaciones frecuentes o graves, por el tipo de paciente que se manejan.

También desaparecería la actual desmotivación por estudiar medicina, ante el panorama sombrío creado por la judicialización del acto médico, donde se considera que en un ejercicio médico-quirúrgico de 15 años, se espera que el médico, en promedio, sea demandado en tres ocasiones. Además, claro está, del hecho de que siendo la carrera más larga, es una de las que se retribuye con salarios más bajos, a pesar de que el médico suele trabajar más de las 44 horas semanales que establece la ley.

Igualmente es de esperarse la desaparición del ejercicio, cada vez más común, de la llamada medicina defensiva, con sus gravísimas y devastadoras repercusiones económicas. Con este vocablo compuesto entendemos la aplicación de tratamientos, pruebas y procedimientos con el propósito principal del médico  defenderse de la crítica y evitar controversias.

En la actualidad, la casi totalidad de los médicos recurren a la medicina defensiva como escudo que los proteja de cualquier demanda, sobre todo en los casos de alto riesgo. Esto, obviamente, implica una elevación significativa del costo de la medicina para los pacientes, ya que el médico indicará cuantos estudios y análisis existan para protegerse de cualquier posibilidad de demanda.

Otra cosa muy importante a esperar es el restablecimiento de la confianza en las relaciones entre pacientes y médicos, que en la actualidad se ha perdido del todo, al punto que ya no se habla de pacientes, sino de clientes, y los médicos han pasado a ser simples prestadores de servicios de salud. Contrario a esto, hasta fines del siglo pasado al médico se le veía con respeto y casi veneración, era una especie de padre para la familia de sus pacientes.

Hoy en día, el médico ve en cada cliente un enemigo potencial que en cualquier momento puede demandarlo, por consiguiente no establece amistad con este, y tiende a limitarse a preguntarle únicamente las cosas estrictamente necesarias desde el punto de vista médico. He conocido casos de médicos que habitan en el mismo edificio en que vive un paciente sin que ni uno ni otro lo supiera. Antes era común la amistad y los compadrazgos entre médicos y pacientes, mientras que hoy predominan los recelos.

Todos estos buenos y deseables resultados se lograrían con solo ligeros cambios en nuestra legislación actual. Bastaría señalar que “estará exento de responsabilidad penal el médico que practica actos y/o procedimientos médicos, mediando un consentimiento informado, que incluya la explicación, a un paciente atento y mentalmente competente de la naturaleza de su enfermedad, así como, del balance entre los efectos de la misma y los riesgos y beneficios de los procedimientos terapéuticos recomendados”.

Por otro lado, en cuanto al acto médico, basta cambiar los artículos 319 y 320 del Código Penal para que digan: “Cuando por motivo de un acto médico se causen lesiones, cualquiera que sea su naturaleza, o la pérdida de la vida, no se impondrá pena privativa de libertad, sólo procederá la reparación del daño, siempre que el profesional no se hubiese encontrado en estado de ebriedad o bajo el influjo de estupefacientes, psicotrópicos o de cualquiera otra sustancia que produzca efectos similares”.

El efecto de esta despenalización manejada en sentido lato, produciría que  todos los actos médicos se instruyan en el ámbito civil o, bien, el administrativo, quitando la posibilidad de discusión en el recinto penal. Es decir, todo conflicto derivado del acto médico no admitiría el  calificativo de “doloso”  y  tendríamos que pugnar para que esta lucha se libre por la vía civil, donde solo se discutiría la reparación del daño económico a manera de indemnización, restituyendo en dinero lo que jamás podría volver al estado en el que se encontraba antes de ejecutarse el acto médico. 

La diferencia fundamental es muy clara: en el ámbito civil la resolución judicial en contra del médico se limita a reparación del daño desde el punto de vista económico, mientras que en el ámbito penal se pone en juego también la libertad y el ejercicio profesional derivado del reproche que la sociedad hace a los actos que se apartan de la normatividad.  

dpenanina@gmail.com

 jpm-am

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Samuel
Samuel
1 Año hace

el problema es que así como hay pacientes malintencionados, también existen médicos que se han deshumanizado, olvidándose del juramento hipocrático y tratando a los pacientes como simples números. la solución podría ser (tal vez), crear un documento explícito (en inglés se llama disclaimer), para evitar llegar a los tribunales ante cualquier eventualidad. mientras tanto… ¡que el señor nos****confesados!

ASURBANIPAL
ASURBANIPAL
Responder a  Samuel
1 Año hace

bajo el esquema de justicia que se tiene no hay documento que valga .un muerto un preso .el trato deshumanizado viene de las ars que convirtieron al paciente en cliente y quieren que el medico tenga altas prestaciones al mínimo costo posible lo que ha ralentizado la relación medico -paciente en perjuicio del paciente un buen ej. es como sucede en ee.uu donde el tiempo de consulta es muy limitado.