Desiderio Arias, extraño sobreviviente de la ocupación 1916-1924 (parte 1)

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EL AUTOR es historiador y comunicador. Reside en Nueva York.

La historiografía tradicional dominicana y en ciertos casos la extranjera señalan al general Desiderio Arias como responsable de darle el motivo al gobierno norteamericano para ordenar el desembarco de las tropas de ocupación en Mayo de 1916. Nuestro enfoque sobre el particular difiere un poco de ese planteamiento y nos basamos en el contenido de la correspondencia diplomática desde la Legación de Estados Unidos en la ciudad de Santo Domingo de aquellos días y el diario de campaña del coronel Joseph H. Pendleton, quien penetró por Montecristi y con un regimiento de marines partió a la conquista del Cibao dominando las ciudades de Santiago, San Francisco de Macorís y La Vega.

Nuestro criterio se sustenta además en el archivo personal del entonces Secretario de Estado Robert Lansing. Desconozco que dicha documentación haya sido usada por los estudiosos que se aventuran en responsabilizar al general Arias de ser el iniciador del conflicto. La percepción de algunos es que tras amotinarse debió enfrentar a los marines. También acusan de abandonar la Fortaleza Ozama en un acto de suprema cobardía.

La conducta del general Arias durante la ocupación genera muchos cuestionamientos, a pesar de que en ese periodo fue inspirado un merengue que le atribuye “actos de valentía y prendas de honestidad”. La crónica sobre la época ha sido expuesta con luces y oscuridades, quizás porque los cronistas se cuidaron de no tocar la sensibilidad del país que a partir de ese momento se erigió como el rector de la economía y la geopolítica mundial.

La expedición entró a la capital la madrugada del 4 de mayo de 1916 por la playa de Güibia y tomó el Fuerte San Gerónimo. La llegada de los marines fue en respuesta a una solicitud del Embajador de Estados Unidos, William W. Russell.

COMPLEJIDAD DE FACTORES

Una vez completado el desembarco, la Legación anunció que la presencia de soldados era para proteger el personal diplomático acreditado en el país, los ciudadanos norteamericanos residentes en República Dominicana y sus intereses económicos. Pero la realidad era que detrás del argumento del Embajador, había aspectos no revelados, o sea se ocultaba una complejidad de factores.

Embajador Russell aprovechó el impase surgido entre el Ministro de Guerra Desiderio Arias y el Presidente Juan Isidro Jimenes; el gobernante había ordenado el arresto de dos generales de la Guardia Republicana ligados a la tendencia del caudillo liniero. La reacción fue que Desiderio se amotinó el 15 de abril de 1916 en la Fortaleza Ozama para protestar por el arresto de los dos oficiales comprometidos con él dentro del partido de gobierno. Los generales Cesáreo y Mauricio Jiménez fueron confinados en una estancia de las afueras de la capital por órdenes del Presidente Jimenes.

La actitud que asumió el general Arias fue usada por la Embajada de Estados Unidos como pretexto para solicitar el envío de tropas al suelo dominicano. Ocho años más tarde, tras la desocupación, los cronistas tomaron la actitud del general Arias para crear una especie de fábula que aún mucha gente cree.

La exposición sobre los detalles de aquel motín fue manejada como el guion de una novela en la que se responsabilizó al caudillo jimenista de darle motivos a los norteamericanos para que ocuparan territorio dominicano e instalaran un gobierno de ocupación a partir del 29 de noviembre de 1916. Las fuerzas interventoras en principio fueron dirigidas por el vicealmirante William Caperton.

A mediados de Noviembre llegó a la ciudad de Santo Domingo el capitán de navío Harry S. Knapp y una vez informado de la situación anuló el gobierno, declaró la Ley Marcial, se proclamó gobernador militar y tomó el control de los asuntos públicos del país; la nación cayó en manos de soldados extranjeros por ocho años, pero, fuera de la acción rebelde de Arias, el desembarco tenía otros motivos que poco toman en cuenta los historiadores.

El paso del tiempo ha revelado que la ocupación respondió a un plan geopolítico, por encima de la deuda pública o los desacuerdos internos entre dominicanos. En lo que refiere a la orden de arresto de los dos generales dictada por el Presidente Jimenes, la reacción del general Arias fue amotinarse.

El diferendo tuvo su origen en la exigencia que hizo el embajador Russell al presidente Jimenes el 19 de noviembre de 1915, la cual pedía anular la Guardia Republicana. La Legación de Estados Unidos envió un despacho al presidente Jimenes exigiendo la disolución de la institución armada, para convertirla en una Guardia Civil, que ésta a su vez la debía dirigir un militar de Estados Unidos y que era el gobierno dominicano de pagarle los honorarios. Además, la nota establecía que los actos de dicho funcionario, sin importar la gravedad o naturaleza, no podrían ser dirimidos por la justicia dominicana.

El documento generó disgusto en los mandos de la Guardia Republicana y causó tensiones políticas. El Ministro de Guerra Desiderio Arias optó por refugiarse en la Torre del Homenaje. La disputa se agravó a partir del día 27 de abril de 1916, cuando el embajador Russell notificó por telegrama al Secretario de Estado en Washington, Robert Lansing y al Secretario de Guerra y Marina Josephus Daniel, que “la actitud del Ministro de Guerra Desiderio Arias, la del jefe de la Guardia Republicana Cesáreo Jimenes y la del comandante de armas en la provincia de Santo Domingo, Mauricio Jimenes, era hostil al Presidente Jimenes y veía conveniente la presencia de barcos de guerra con suficientes soldados frente a la capital, para el caso de un eventual enfrentamiento”.

En el fondo, los desacuerdos políticos en la cúpula del gobierno surgieron con las exigencias de la Legación de Estados Unidos para que disolviera la Guardia Republicana, en la cual sugería poner en retiro a sus principales comandantes y formar de un nuevo cuerpo armado dirigido por un oficial de Estados Unidos. La propuesta era la réplica de un experimento que Estados Unidos implementó en Cuba y Nicaragua que le permitió anular la resistencia en esas naciones.

La tendencia del general Arias dominaba en el Congreso dominicano, cuya mayoría eran de seguidores del Ministro de Guerra, los legisladores decidieron enjuiciar al presidente Jimenes. Los miembros de la Asamblea Nacional no midieron las consecuencias y el general Arias se sublevó, lo que era lo mismo, oponerse a la política exterior norteamericana, que buscaba dominar los mares del Caribe para proteger las operaciones del Canal de Panamá, que iniciaron el 15 de agosto de 1914.

AMERICO LUGO

En medio de la controversia, la percepción que la historia presenta es que el general Desiderio Arias había caído en desgracia con Estados Unidos, pero cien años después, y basado en la tesis de Américo Lugo, todo indica que no fue así. Lugo planteó: “hay que esperar la madurez de los hechos de la historia para evaluarlos, así evitamos que la pasión se interponga sobre la sensatez”.

La crónica sobre de la intervención de Estados Unidos de la República Dominicana en 1916 se apoya en el argumento sobre el “atraso en los pagos, el aumento de la deuda pública y la inhabilidad de las autoridades en controlar las revoluciones”, al menos esa fue la justificación que hizo pública el vicealmirante Harry S. Knapp en la proclama emitida el 29 de noviembre de 1916.

En la próxima entrega expondremos como a diferencia de otros combatientes de la resistencia que fueron asesinados, encarcelados o deportados, Desiderio Arias sobrevivió en libertad y sin necesidad de ir al exilio.

josecnovas@yahoo.com

jpm

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Mateo
Mateo
2 Años hace

Excelente redacción.