Colapso energético en RD: crisis con raíces profundas

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El autor es escritor y periodista. Reside en Estados Unidos

En materia de electricidad, República Dominicana se perfila como uno de los países donde la carencia es cada vez más vulnerable, sin la esperanza de una posible solución a corto, mediano o largo plazo. Todo esto tiene ribetes compromisarios de los gobiernos de turno con sectores empresariales que durante décadas han hecho de dicho servicio un negocio lucrativo, recurrente y en desmedro de la sociedad dominicana.

Oportunamente, los gobiernos no vacilan en proferir discursos de campaña dirigidos a supuestamente mejorar los servicios básicos de la población, sin embargo, en contraposición a lo ante expuesto, es preciso destacar que la crisis energética en el país es un problema que afecta a la población por décadas, desplomando sigilosamente la economía, la salud y la calidad de vida.

Si nos remontamos al pasado, debemos colegir que la descomposición que presenta el país en relación con los servicios energéticos, se remonta a los años 80s, cuando este comenzó a depender fuertemente de combustibles fósiles importados, todo esto debido a la falta de planificación e inversión en fuentes de energía renovables y eficientes que lo ha llevado a una dependencia cada vez mayor de combustibles costosos y contaminantes.

El país (República Dominicana), adolece de “un gran colapso energético con raíces profundas” jamás visto en la historia, ya que en las últimas décadas la demanda de electricidad ha aumentado significativamente, mientras que la capacidad de generación no ha podido seguir su curso y los frecuentes apagones solo pueden ser enfrentados mediante la dependencia excesiva de plantas emergentes que sirven de sustento para enfrentar a mediano plazo la crisis que hoy día es mayor que en años anteriores.

Un país donde aproximadamente solo un 85% de la población dominicana tiene acceso a la electricidad, (datos del Banco Mundial) y más de 1,5 millones de usuarios no pueden asegurar el acceso a este servicio básico con eficiencia, además de la alta tarifa no es posible que logre estabilidad, sobre todo, una isla donde la temperatura diariamente supera los más de 90 grados y los ciudadanos tienen que buscar albergues en ríos y playas para poder enfrentar el calor.

Causas y consecuencias

Con engaños y mentiras, el gobierno promueve la moral mediante promesas que nunca podrás cumplir como acostumbran los políticos y candidatos cuando buscan postularse a cargos de presidente, senador, diputado, alcalde o regidor, visto que en el marco de sus postulados se olvidan de las promesas y sus discursos se convierten puras demagogias.

En su programa de gobierno, el presidente Luis Abinader, si mal no recuerdo, tenía como puntos prioritarios: La inmigración haitiana y la crisis energética, pues resulta que el país nuestro ahora es un Segundo Haití y la falta de electricidad ha generado problemas sociales graves, como la pérdida de empleos, cierre de negocios, inestabilidad en la educación y la salud, además de que la corrupción y la ineficiencia institucional han exacerbado la crisis.

El gobernante de una nación no puede ser gracioso con el sector capitalista por un simple interés particular, como está ocurriendo en el país con el poder aupado por el presidente de turno, mientras la falta de electricidad en los centros de salud pone en riesgo la vida de pacientes, especialmente en áreas rurales, debido a la pérdida de suministros médicos y la imposibilidad de realizar procedimientos quirúrgicos y otros servicios vitales para el paciente.

Proyectos y oportunismo político-empresarial

Aún embargado en la catapulta de la corrupción por la subvaluación en la construcción, el pueblo dominicano albergó la esperanza en una posible solución de la crisis mediante la ejecución de proyectos eléctricos construidos por gobiernos anteriores, como la central térmica de Punta Catalina. Este proyecto demostró ser ineficiente y costoso generando al país más problemas que soluciones.

 

¿Qué decir de la cúpula empresarial?, este poderoso sector de la economía dominicana durante décadas ha aprovechado la crisis energética para beneficiarse de la venta de combustibles y equipos generadores, creando un círculo vicioso de corrupción y dependencia y agobiando a la clase más vulnerable quienes se ven obligados a pagar altas tarifas por los apagones.

Ese sector que se endiosa en admitir que el país es estable económicamente debido a sus inversiones, es el culpable de la crisis energética que por décadas  afecta negativamente la economía dominicana con pérdidas estimadas en miles de millones de pesos. Ese sector es que durante años viene contribuyendo a que el país sea inestable en materia energética. Finalmente, ese sector empresarial, es el que disuade la inversión extranjera y afecta la competitividad.

Energía renovable

República Dominicana es un país con el más subliminal enclave de sustentabilidad y riqueza natural, entonces, ¿por qué los sectores industriales y empresariales no se embargan en este tipo de inversión de energías renovables. La energía solar y eólica podrían ser alternativas viables para reducir la dependencia de combustibles fósiles. ¡Ah no!. No les interesa invertir en este tipo de alternativas sustentables, porque las estrategias están dirigidas a joder la clase desposeida.

Si en verdad el gobierno quiere resolver el problema, es necesario que se embarque en la creación de estrategias y la implementación de políticas públicas que fomenten la inversión en energías renovables, es de la única manera que se podría mejorar la eficiencia energética y promover la transparencia, claro, dejando de lado su respuestas a los intereses espurios del país.

Cable submarino

Ese conglomerado compuesto por el empresariado también se destapa con la absurda propuesta de instalar un cable submarino para abastecer de electricidad a Puerto Rico, generando críticas y preguntas sobre las prioridades del gobierno dominicano, mientras el país se sumerge en una crisis energética crónica, con apagones frecuentes y una dependencia excesiva de combustibles fósiles, razón por la cual es contradictorio invertir recursos en un proyecto que beneficia a otro país.

No es un secreto que la capacidad de generación de República Dominicana es insuficiente para satisfacer su propia demanda, lo que plantea dudas sobre cómo se podría garantizar el suministro a Puerto Rico. Otra preocupación es el costo del proyecto, estimado en miles de millones de dólares, al menos que los sectores que hacen esta descabellada propuesta se embarguen en la construcción de plantas exclusivas para abastecer de energía a dicha isla.

La inversión en este proyecto podría ser dirigida hacia la mejora de la infraestructura energética nacional, la promoción de energías renovables y la reducción de la dependencia de combustibles fósiles. Además, la deuda pública dominicana ya es significativa, y este proyecto podría aumentar aún más la carga financiera del país.

El gran problema de los gobiernos es que no han pensado en la gente cuando se trata de responder a la solución de los problemas que afectan al país, ahí es que radica la crisis energética, tan compleja que requiere soluciones integrales y sostenibles, por ejemplo, que el gobierno y el sector privado trabajen juntos para abordar esta crisis a los fines de garantizar un futuro energético más seguro y sostenible para todos los dominicanos.

mbaezjj@gmail.com

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