Aquellas voces periodísticas de la periferia política
No hay duda, Juan Bolívar Díaz y Andrés L. Mateo -entre otros periodistas-cronistas (políticos de “la secreta”)- hacen mucha falta, pues ya el país y el gobierno se perdió -por un cuatrienio (¡quién sabe!)-, vía un salvoconducto-decreto: de sus postulados ético-filosóficos, látigo crítico-oposicionista y sus temas de conjuro: corrupción -casi siempre pública-, impunidad, adecentamiento de la actividad política y del ejercicio del poder; pero, sobre todo, en el caso de Juan Bolívar Díaz y una franja de la “sociedad civil”, del siempre latente y neurálgico tema Haití y su defensa a ultranza.
Sin ellos, nuestra prensa o diarismo nacional luce huérfano (como sin brújula). Su “deontología” escasea y solo, con algunas excepciones, una gran cobertura de publicidad estatal copa los medios -periódicos, radio, TV, interactivos y bocinas-. Los pocos análisis periodísticos de coyuntura o de reportaje sobre la realidad nacional navegan en una narrativa periodística de enunciación descriptiva (no exenta de cuasi funcionarios o asesores “imparciales”), promoción política, de algún proyecto presidencial, disfrazada de “perspectiva” o “análisis político”; y aquellos temas de sus preferencias y látigos se golpean en olas difusas y suaves que, casi, peinan el diario discurrir de un país y de un vecino -Haití- al borde de un volcán que amenaza erupcionar; pero que, al mismo tiempo, delata: cortina de humos e indiferencia supina internacional. Haití, corrupción, impunidad, narcotráfico, “justicia independiente» y los papeles de Pandora, son noticias y amenazas, pero como que les falta el toque insistente e incisivo de aquellos periodistas-cronistas estelares de otros tiempos, de otros gobiernos -sobre todo, de factura peledeísta (¡Esos si eran malos!)-.
Si ellos -esos periodistas-cronistas- no estuvieran en modo avión, seguro, otro gallo cantaría. Me lo imagino activísimos y contrariando la posición-país sobre Haití, Venezuela y Nicaragua. Pero ahora, desde donde están -imagino-, escriben poesía, memorias y una que otra novela. Porque hay tiempo; además, el protocolo-evasión del oficio-decreto. ¡Nada nuevo!
Suerte que aun nos quedan algunos periodistas-cronistas de apego deontológico y otros embadurnadores que, aunque políticos y ciudadanos -como yo-, hacemos la tarea: unos, los primeros, desde su oficio de periodistas-cronistas (respetable); otros, desde una perspectiva más holística sin dejar de hacer critica o solo mirar la paja en el ojo ajeno obviando que se fue gobierno y que no hay -¡ni hubo!- un solo exento de luces y sombras.
Aunque no estoy ciego, pues miro entre la cortina de humo; tampoco puedo negar que el presidente Luis Abinader, al margen del juego político, ha sumado un valor agregado al ejercicio de gobernar: ha sido el único presidente, que tenga noción, que admite que se equivoca y da reversa. Otro -ya extinto-, agregó, “…el doblar en rojo…”.
jpm-am
lo mismo que sucedía en el gobierno del perverso sanjuanero. pero mucho más amplia pués aquélla era una asociación de malhechores mediáticos dañilistas. una pandilla sin parangón en el periodismo del país.julio pozo septico, euri cabra (el enano diabólico)dani alcantarilla, luisin mejia, oscar el gangoso mierdina y demás letrinas, cloacas, que vomitan heces fecales todavía como parte del albañal del danilato súper corrupto y mafioso.
esos ‘periodistas’ que menciona, parece que solo buscaban ésas embajadas asignadas como botín de guerra; pues tan pronto las recibieron, el ejercicio periodístico fue enganchado, como lo hacemos con un saco en el armario. son periodistas por encargo.