Un país de deslealtades

Aunque muchos dicen que la gente, sobre todo  políticos y “patriotas”, deben ser valorados en su existencia de acuerdo a cómo terminen sus días; somos dubitativos en ese criterio.  Mucha gente se precia y reputa como individuos de dignidad, pero lo difícil es ser coherente en la vida.
Se puede ser digno en el presente, luego de haber navegado en la vida por un mar de sinuosidades. Lo malo es  que no reconozcamos que alguna vez hemos flaqueado. Siempre es más fácil hablar de dignidad cuando ya tenemos una base económica que nos respaldará hasta el final de nuestros días. Lo difícil es vociferar a los cuatro vientos (En esta aldea nos conocemos todos), que siempre hemos sido coherentes y que la práctica no nos desmienta.
En otras palabras, para nosotros la dignidad cuya acepción puede pertenecer a una nomenclatura eclesial y hasta de reyes, debe ser relegada por los actos de coherencia. En otras palabras, no siempre está presente  el arrojo y la valentía del sostenimiento  de coherencias de nuestros primigenios principios.
Recientemente  hubo alboroto porque el ministro de Economía y Planeamiento, Temístocles Montás, presuntamente aseguró que para su repetida repostulación presidencial, el presidente Danilo Medina, no necesita de la ayuda proselitista del expresidente  Leonel Fernández Reyna.
Tras esas declaraciones, algunos entienden que Montás  es un traidor y desagradecido, porque es funcionario desde la pasadas gestiones gubernamentales que encabezó el también presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD),  Sería bueno preguntarse hasta dónde Temo debe ser agradecido con Fernández Reyna y, además, inquirir sobre cuál es la diferencia y, efectivamente, quién le debe a quién.
Como  dice el pueblo, a Montás le han caído los palitos, luego de esas declaraciones. Sobre todo cuando se ha revelado, para ripostarle contundentemente, que entre él su esposa e hijos, se llevan para su hogar 3.8  millones de pesos; es decir, la casi friolera de cuatro de los que sí sacan de apuros a cualquier mortal.
Pero entendemos que Montás si es traidor y mal agradecido, ha sido más sincero que muchos, porque por lo menos no se ha desdoblado y  ha tenido las agallas de decir lo que piensa. Otros, simplemente, con  esguinces y trapisondas contra Fernández Reyna y otros políticos, lo han disimulado muy bien.
Temístocles sólo ha mostrado lo que  todos sabemos: pertenecemos en un país de deslealtades, y en esto, naturalmente, hay que incluir a los peledeístas. La diferencia consiste, además, en que el funcionario, en los últimos tiempos, ha sido coherente con respecto a su posición sobre el accionar  político de Fernández Reyna. Como se dice últimamente en lo mediático: “se la ha jugado”.
También, los que estamos fuera de ditirambos de ciertos políticos; si bien reflexionamos, podríamos añadir que Fernández Reyna también es un traidor con relación al pueblo que en él confió.
Porque si no todos, la casi totalidad de los peledeístas que hoy están en las mieles del poder, han traicionado y abandonado los principios que sirvieron de  plataforma política del partido en el poder. En un país donde algunos, además de tránsfugas y arribistas, no quieren ni recordar sus raíces, y actúan como tartufos y gambusinos, realmente, no califican para hablar de deslealtades.
Y, seguimos entendiendo  que la coherencia tiene más peso que la dignidad vana a que apelan algunos. Simple, un asunto de apostar a que nadie conoce su accidentado camino de deslealtades.
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