TURISMO: La comida en Bogotá
Por HUMBERTO CONTRERAS VIDAL
En los últimos años, el número de turistas dominicanos y colombianos ha aumentado significativamente entre la República Dominicana y la República Colombia. Cada año millones de dominicanos y colombianos van y vienen por diferentes razones. Sobre todo, se están realizando viajes por razones turísticas.
Este incremento en el número de viajes se ha hecho posible gracias a la disponibilidad de un mayor número de vuelos desde y hacia diferentes ciudades. El costo se ha venido reduciendo, al punto, que es relativamente comparable viajar a Colombia que quedarse un fin de semana en un hotel de playa del éste de la República Dominicana.
Gracias a otras facilidades, y también, a que no es necesaria una visa para visitarla, se está convirtiendo en una moda viajar y conocer la República de Colombia.
Movido por la ola de que todos están conociendo Colombia, también me antojé y organizamos en familia, unas breves vacaciones de unos días en Bogotá.

Durante nuestra estancia se observó que las comidas en general tenían un bajo contenido en grasas y no recuerdo haber comido nada frito durante cuatro días. Aunque entré en un restaurante y pedí “Pollo Dorado”, pensé que iba a recibir una especie de pollo frito crocante. Para mi sorpresa, el pollo tenía el aspecto de frito, pero no estaba propiamente frito. Estaba dorado, pero, a todas luces, creo que estaba sancochado y luego lo doraron no sé de qué forma.
Al parecer, es costumbre que, sin importar el plato que pidas, viene por defecto una entrada tipo sopa, asopao, o “sancochito”, el plato que hayas pedido y un vaso de jugo natural. Puedo dar fe de que todo era verdaderamente natural. Al menos, era difícil darse cuenta de que habían utilizado condimentos industrializados. Esto es, había ausencia de sopitas y sazones completos de ningún tipo en la sopa o caldo de entrada ni el plato que se pida.
Asimismo, los jugos eran verdaderamente naturales. Se sirven en agua o en leche. Los más comunes son el jugo de arándanos, limón y lulo. Como es natural, cuando se viaja hay que conocer, por cuya razón pedí un jugo de lulo que resultó estar muy sabroso. El lulo es un cítrico parecido a una naranja.
Como químico, me llamó mucho la atención las informaciones en las etiquetas de productos comestibles industrializados que advierten de las sustancias químicas que están contenidas en exceso.
En RD
En la República Dominicana debemos seguir mejorando las informaciones que aparecen en las etiquetas de los productos industrializados. Hasta ahora las bebidas alcohólicas y los cigarrillos advierten en sus etiquetas que son perjudiciales a la salud. Sin embargo, los productos con altos contenidos en azúcares, grasas y sales aún no están debidamente identificados.
Recuérdese que, el consumo excesivo de estas sustancias, está asociado a diabetes, colesterol alto e hipertensión arterial.
Hay que incluir en las etiquetas de dulces, galletas y todo producto comestible dominicano…una advertencia en letras grandes que señale cuáles de estos productos contienen esas sustancias en exceso.
Sé que cada día una mayor cantidad de personas se fijan más en las etiquetas antes de comprar un producto. Buscan en las neveras un yogurt natural con o sin azúcar. En las góndolas de los supermercados se busca leche entera o descremada, con o sin lactosa.
Cada vez más, la gente común aprende sobre la composición química de los alimentos, se hace más exigente y eso es bueno para la salud pública dominicana.
La mayoría de los productos industrializados que contienen azúcar, la contienen en exceso en comparación con los productos comercializados en Europa y Estados Unidos. También ocurre con nuestros productos salados y grasosos.
Por tanto, copiemos lo bueno, y que sirva este texto para que las autoridades dominicanas correspondientes incluyan en las etiquetas avisos más claros de los ingredientes comunes que están asociadas a las principales enfermedades presentes en la salud pública dominicana.
jpm-am