TURISMO: equilibrio entre sostenibilidad y exclusividad (OPINION)
El turismo de masas ha transformado la dinámica global de esta actividad, impulsada por el auge de las aerolíneas de bajo costo, la globalización y el fácil acceso a destinos icónicos. A medida que más personas disfrutan de la posibilidad de viajar, destinos populares como el Mediterráneo y el Caribe han visto un crecimiento exponencial de visitantes, consolidando este fenómeno.
Este crecimiento, sin embargo, ha traído consigo efectos negativos. La sobreexplotación de recursos naturales y la congestión urbana son algunas de las consecuencias más notorias, afectando tanto el entorno como las comunidades locales. Ejemplos como Venecia, Barcelona y Bali revelan las tensiones sociales y ambientales que el turismo masivo genera.
En destinos como las Islas Baleares, el turismo de masas ha generado una gran fuente de ingresos, fomentando el empleo y el crecimiento económico. No obstante, esta dependencia económica también ha creado vulnerabilidad, como se evidenció durante la pandemia de COVID-19, cuando la actividad turística se detuvo por completo, afectando gravemente a la economía local.
Además de los problemas económicos, la saturación de infraestructuras y el aumento del costo de vida han alterado la calidad de vida de los residentes, quienes sufren las consecuencias del alza en los precios inmobiliarios y la presión sobre servicios esenciales como el transporte y la sanidad.
Desafío urgente
Desde un punto de vista ambiental, la degradación de playas y áreas protegidas es un desafío urgente. Las islas, con recursos naturales limitados, enfrentan una sobrecarga que impacta su biodiversidad y sostenibilidad a largo plazo.
En respuesta a estos problemas, los destinos turísticos plantean manejar mejor y orientar su oferta a otros mercados en la generalidad de los casos. La imperiosa necesidad de comenzar a implementar estrategias más sostenibles. Las autoridades en destinos masificados, como Mallorca, Barcelona, entre otros, han adoptado medidas para limitar la afluencia de turistas y promover un turismo más responsable, equilibrando el desarrollo económico con la preservación del entorno.
Ante ese panorama aflora en el turismo de lujo como una alternativa frente al turismo masivo, caracterizado por la exclusividad y la sostenibilidad. Este sector apuesta por experiencias personalizadas y de alta calidad, enfocándose en la privacidad, donde el bienestar y la cultura local se colocan a otro nivel con un menor impacto ambiental.
En esa competencia la República Dominicana entra, afianzado su oferta. En el marco del evento TasteDRPleasures en Miami, por ejemplo fue una jugada correcta aprovechando la ocasión para mostrar su compromiso de consolidarse como un destino emergente de turismo de lujo, destacándose en el mercado global con la presencia de cadenas hoteleras exclusivas como Four Seasons y la promoción de experiencias de alta gama.
Fue durante esa actividad donde el ministro de Turismo, David Collado, resaltó el papel fundamental de más de 80 empresas, incluidas aerolíneas y agencias de viajes, que generan el 80% de la actividad turística y aportan el 10% al PIB dominicano. El respaldo de instituciones financieras dominicanas como el Banco Popular, el Banco BHD, el Banreservas y grupos como Puntacana han sido determinante para este crecimiento referencial.
Mientras tanto, el turismo de lujo no solo ofrece alta rentabilidad y exclusividad para el viajero, sino que también contribuye al desarrollo económico sostenible de las comunidades. Por ejemplo, los medios para incentivar la inversión en infraestructuras de alto nivel y fomentar la preservación de los recursos naturales y culturales constituyen una inversión para aprovechar mejor.
En tanto, el turismo de masas ha llegado a un punto crítico: si no se controla, la sobreexplotación y el deterioro ambiental podrían devastar los destinos más icónicos del mundo. La alternativa del turismo de lujo, aunque más exclusiva, también plantea el desafío de encontrar un equilibrio entre el desarrollo económico y la sostenibilidad.
La República Dominicana avanza con pasos firmes en este nicho, pero la verdadera pregunta es: ¿podrán los destinos adaptarse a tiempo antes de que la saturación turística cause daños irreversibles? La sostenibilidad ya no es una opción, es una necesidad urgente.
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