Trump, progresismo y la vuelta por México
POR FELIX REYES
La palabra “progresista” ha sido utilizada para designar a un amplio espectro de corrientes políticas, desde moderadas hasta radicales, que se ubican a la izquierda del centro político.
En el pasado, este término tuvo connotaciones (mito del progreso) derivadas de su vinculación originaria con la filosofía racionalista del siglo XVIII y XIX. En el presente remite a corrientes políticas portadora de ideas, tales como equidad e inclusión, identificadas con lo que se hoy se denomina ideología “woke”, que promueve el cambio de actitudes e instituciones sociales y políticas.
En ese sentido, la identificación con posturas políticas progresistas implica, regularmente, asumir la defensa de grupos identificados como vulnerables, aquellos que resultan perjudicados por un orden que se pretende cambiar.
Uno de los grupos que en este tiempo es identificado como vulnerable es el de las personas migrantes; grupo cuya vulnerabilidad es causada, según estas corrientes progresistas, por un “injusto orden internacional capitalista” que impide a las naciones del denominado “Sur Global” poder desarrollarse y, en efecto, satisfacer las expectativas de sus ciudadanos de tener una vida digna.
Para este fin, se crea un relato con impronta “progresista” de que las oleadas migratorias masivas hacia países desarrollados (Estados Unidos y Europa) son justificadas, llegándose atribuir a la migración la categoría de derecho humano, lo cual implicaría, falazmente, que esos países tienen el deber de acoger a toda persona que ingrese a su territorio.
Como he indicado, las personas migrantes regularmente provienen de países del denominado “Sur Global”, el cual es un término político acuñado convenientemente, en sustitución de los términos “Tercer mundo” y “países no alineados”, para sustentar la narrativa promovida por países como China, Rusia, India, Irán, replicada por corrientes progresistas, acerca de la necesidad de crear un nuevo orden mundial, a pesar de que ideas políticas asociadas con el progresismo, como equidad e inclusión, están menos presentes en las políticas públicas de esos países.
Solo basta observar las restricciones a derechos fundamentales, tales como derechos a minorías religiosas en La India, minorías étnicas en China, minorías sexuales en Rusia, derechos de las mujeres en Irán.
No es mi propósito desmeritar los discursos que destacan los aportes positivos de la migración a los Estados Unidos. De hecho, en el caso de este país, existe consenso de que su gran desarrollo encuentra explicación en olas migratorias pasadas y que la solidez y resiliencia de los indicadores económicos del presente no serían posibles sin los aportes de recientes migraciones.
Debido a razones económicas y culturales, casi siempre los migrantes encuentran resistencia de la población no solo nativa, sino también de los migrantes ya con raíces, es decir, de aquellos que se han establecido por varias generaciones y se han integrado culturalmente.
La historia de Estados Unidos, en gran medida, ha sido la historia de ese conflicto entre los migrantes ya establecidos y los migrantes recién llegados, como bien describe el cineasta Martin Scorsese en la película “Pandillas de New York” (2002), al recrear los enfrentamientos entre nativistas (descendientes de ingleses) y los recién llegados migrantes irlandeses a mediados del siglo XIX.
Ya hacia finales de ese mismo siglo XIX y comienzos del XX, los descendientes de migrantes irlandeses se unían a descendientes de ingleses para rechazar a recién llegados migrantes italianos y judíos provenientes del antiguo imperio ruso y de Polonia, entre otros.
Es natural que las personas descendientes de migrantes tiendan a integrarse a la sociedad donde migraron sus antepasados. En ese tenor, un efecto del proceso de integración de los descendientes de migrantes latinoamericanos a la sociedad norteamericana es que ha creado el sentido de pertenencia a la comunidad que los ha acogido. El descendiente de migrantes se reconoce como parte de la sociedad norteamericana y no como parte de la sociedad de la que provienen sus padres.
Por ello es que tiende a desaparecer el sentido de solidaridad de muchos hispanos de varias generaciones con los nuevos migrantes, lo que explica la tendencia que revelan recientes encuestas electorales en Estados Unidos, que muestran un crecimiento significativo de la simpatía de la población hispana hacia un político que, como el eventual candidato republicano Donald Trump, ha dado muestra fehaciente de desprecio hacia las naciones de donde provienen sus padres.
Para una parte importante del electorado hispano, conformada mayoritariamente, no por migrantes, sino por sus descendientes, las recientes olas migratorias a través de la frontera mexicana tienden a ser percibidas de manera similar que la de otras etnias ya integradas y, en consecuencia, tienden a rechazarlas.
A esta actitud de rechazo por parte de una fracción significativa de la población hispana hacia recientes oleadas migratorias desde países de donde provienen sus antepasados, contribuyen la torpeza en el manejo del control migratorio por parte de la presente administración, la insensatez de sectores progresistas y las presiones de grupos pro-migratorios con influencia en el Partido Demócrata que procuran detener la implementación de todo tipo de control, así como la hábil línea política del Partido Republicano de aprovechar estas debilidades en el control migratorio, asociándolo con el tema de la seguridad pública y convertirlos exitosamente en su principal tema de campaña.
El panorama electoral norteamericano aún no está despejado, pues todavía algunos factores pueden cambiar los resultados electorales en el mes de noviembre. Sin embargo, temo que el manejo del tema migratorio y el rol del voto hispano serán decisivos en esas elecciones. No estoy seguro si todavía hay tiempo de que el Partido Demócrata recupere el nivel de apoyo tradicional del electorado hispano.
jpm-am
Tradicionalmente siempre ha habido un rechazo a la inmigración especialmente si esos inmigrantes son diferentes, pero históricamente se ha demostrado del aporte positivo que los inmigrantes traen. Claro siempre aparecen unos cuantos que no representan a la mayoría de inmigrantes.
Lo que mucho se questiona en esta oportunidad es e nivel de asistencia que han recibido los inmigrantes en comparación con aquellos de varias décadas atrás.
TODO AQUEL QUE A VENIDO A VIVIR A LOS ESTADOS UNIDOS DE LA MENERA QUE FUERA SEA LEGAL O ILEGAL Y ESTA EN CONTRA DE AQUELLOS QUE QUIEREN HACER LO MISMO QUE ELLOS HICIERON EN UN MOMENTO DETERMINADO DE LA VIDA SON UNO HIPOCRITAS Y CON MUCHISIMA FALTA DE CRITIANISMO.TODOS LOS QUE HEMOS VENIDO A VIVIR A ESTA GRAN NACION LOS HEMOS HECHO BUSCANDO MEJOR VIDA PARA NOSOTROS Y NUESTRA FAMILIA,DE TAL FORMA VIENEN TODOS ESOS INMIGRANTE.
TODO AQUEL INMIGRANTE SEA LEGAL O ILEGAL QUE ESTA EN CONTRA DE TODOS ESOS INFELICES ESTA EN CONTRA DE LA PALABRA DEL SEñOR JESUS CRISTO QUIEN DICE DIA A DIA AYUDA AL MAS NECESITADO Y TAMBIEN DICE AYUDA AL POBRE.JESUS DICEN QUE SON UNOS HIPOCRITAS Y NO CONOCERAN EL REYNO DE DIOS TODO AQUEL QUE DE UNA FORMA U OTRA A NECESITADO DEL ALGUIEN PERO MAñANA LES NIEGA ESA NECESIDAD QUE EN ALGUN MOMENTO PADECIO.
TODOS LOS HISPANOS TENEMOS QUE MIRAR HACIA ATRAS Y VER PORQUE RAZON VINIMOS A VIVIR A ESTE PAIS,DEPUES QUE VEA LAS RAZONES POR LAS CUALES VINIMOS A ESTA GRAN NACION PODEMOS VER CON MEJOR CLARIDAD PORQUE TODOS ESAS PERSONAS QUIEREN VENIR A VIVIR AQUI.YO ESTOY A FAVOR DE LA INMIGRACION LEGAL PERO RECONOSCO QUE SI ESTOY EN CONTRA DE LA INMIGRACION ILEGAL ESTOY FALTANDO AL CRITIANISMO YA QUE JESUS CRISTO SIEMPRE DICE AYUDA AL MAS NECESITADO PORQUE TU NO SABES DE HOY PERO NO DE MAñANA.SI YO HAGO MIS ORACIONES TODOS LOS DIAS O VOY A UNA IGLESIA A REZAR… Leer mas »
SABEMOS DE HOY, PERO NO DEL MAÑANA.
Nada peor que un dominicano que emigró y que se asienta y comienza a ver con ojeriza a otros inmigrantes, la tienen cogida con los Venezolanos por que de decenas de miles de ellos que han llegado a USA unos cuantos han delinquido, lo que nadie se atreve a decir es que antes de que llegaran los venezolanos ya en NY estaban los dominicanos
Pero tomas como ejemplo el mejicano nacido o establecido por mucho tiempo en los estados de la frontera con Mexico no le gustan hablar español y solo hablan inglés y no le gustan a los que ingresan a USA
Preocúpense por lo que está pasando en Haití y dejen de estar hablando de la que pica el pollo
Vergüenza ajena estos locos viejos que creen que les va a ir bien con Trump, cuando le recorten los programas de cupones entonces los verá gritando mas que un chivo
A mi me encojona que estos dominicanos en NY estén “preocupados” por el avance de Trump cómo si ellos incidieran en las elecciones, los dominicanos no votan en su mayoría, por eso son lacras igual que los haitianos aqui
LA VUELTA POR MEJICO Y EL TEMA ECONOMICO, VAN A SACAR A LOS DEMOCRATAS DE LA CASA BLANCA. ANOTENLO..
No se diga mas. E’ pa’ fuera que van.
Muy interesante artículo, el autor tiene un dominio del tema impresionante
Si tiene la lágrima honda empiece a llorar temprano. El viejito Biden e’ pa’ fuera que va.
La inmigración ilegal por la fronteras,tienen su pro y su contra.A los que vienen a trabajar los aprovechan mucho,los ponen a trabajar la mayoría de las veces pagando les poco y regularmente haciendo los trabajos que nadie quiere y en condiciones de esclavos.El buen observador ve que contribuyen a la Economia,siempre hay muchos trabajos para ellos.Pero también es cierto que por la frontera llegan muchos personas malas,a hacer diabluras.