Se retiran tropas chilenas de Haití
CHILE.- El ministro de Defensa anunció que la Presidenta de la República tomó la decisión de poner fin a la misión de paz que tropas chilenas desarrollan en Haití, la cual se prolonga ya por más de 12 años.
El secretario de Estado indicó que el retiro se llevará a cabo en abril del próximo año, aunque el personal, según precisó, será redestinado a otras misiones de paz en el marco de la ONU.
La experiencia vivida en Haití debe ser aleccionadora de modo de orientar mejor este tipo de misiones, a las que el país no debe restarse cuando se trata de auténticas emergencias, pero tampoco prolongarlas indefinidamente, porque con ello arriesga desnaturalizar el sentido de las políticas humanitarias.
La Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (o Minustah) fue establecida en 2004, luego de la profunda crisis política en que cayó la isla tras el derrocamiento del presidente Jean-Bertrand Aristide. La fuerza desplegada está conformada principalmente por tropas de países provenientes de América Latina, donde al contingente chileno le ha cabido una muy destacada participación.
El despliegue de esta misión fue fundamental para comenzar a estabilizar al país, pero probablemente no estuvo en los cálculos iniciales que dicho despliegue se extendiera por más de una década.
El terremoto de 2010 en Haití tuvo efectos devastadores y probablemente obligó a prolongar aún más la estadía de dicha misión, pero aun así la mantención de tropas por más de una década muestra no sólo las complejidades que pueden tener misiones de esta naturaleza, sino también exige revisar si los mecanismos con los que opera la ONU pueden provocar desincentivos para que los países salgan por sí mismos de las crisis en el menor tiempo posible.
Las misiones de paz no deben perder su carácter de emergencia y han de quedar acotadas a plazos y objetivos precisos. El despliegue de tropas supone costos relevantes para los países, y por tratarse de zonas vulnerables también hay riesgos inherentes que deben ser ponderados; de hecho, en la misión haitiana falleció personal militar chileno. La experiencia en dicho territorio es ilustrativa en cuanto a la necesidad de que estos objetivos queden bien establecidos por la propia ONU.
Chile hace bien en seguir comprometiendo su presencia en este tipo de misiones, fiel a su vocación de amplia cooperación internacional y solidaridad, consistente además con el hecho de ser un miembro no permanente del Consejo de Seguridad, pero su participación debe quedar mejor acotada y sujeta al cumplimiento de objetivos.
Otra experiencia, como la misión de paz en Bosnia-Herzegovina, en la que también participa Chile, se ha prolongado por una década, lo que refuerza la noción de que estas misiones en los hechos pueden tornarse indefinidas.
El Senado ha aprobado por amplia mayoría a lo largo de los años la extensión de las misiones de paz en Haití. La última prórroga, sin embargo fue por once meses -no por un año, como solía ocurrir-, fijando como límite el 2017, como una forma de obligar a agilizar las decisiones.
El anuncio del gobierno es consistente con ese mandato de la Cámara Alta, pero dado que el país sigue en otras misiones e incluso pretende extenderlas a zonas de África, es indispensable que se precisen mejor las condiciones bajo las cuales se comprometen las tropas.
of-am